The news is by your side.

‘El susanazo’

Pepe Fdez
Pepe Fdez

Hay quien da por hecho, desde hace tiempo, que Susana Díaz está maniobrando para irse a Madrid y liderar la organización federal del PSOE, incluso ser candidata a la Moncloa si hubiese que repetir elecciones. Eso parece, pero no es.

Esta hipótesis de trabajo, a la que algunos ya denominan como el susanazo, es barajada con especial fruición desde los medios capitalinos y, sobre todo, por muchos colegas de la Villa y Corte que no conocen a fondo la realidad de la política andaluza y, en especial, el equilibrio interno existente en la organización socialista andaluza. O quizás sean simplemente víctimas de intoxicaciones interesadas del entorno más cercano de la presidenta, que por su lado sigue proclamando el mantra oficial multiusos de que su compromiso es con Andalucía y los andaluces.

En el PSOE-A no hay fisuras, cierto, pero reina la desazón, especialmente entre unos cuadros de segundo nivel que son expertos en otear el horizonte y situarse bajo el sol que más calienta ante un incierto futuro. Todo ello sin olvidar los muchos cabreados y descontentos por cómo ha ido lo suyo.

El personal está inquieto, sigue la partida con desconcierto, unas veces les parece que va ganando Susana y otras Pedro, aunque siempre va perdiendo el PSOE, hagan lo que hagan. «Fue menos duro lo de la Otan» me asegura un veterano militante que cree que hay gente que se está recolocando, «por lo que pueda pasar».

Por ejemplo,  ya sucedió  hace años cuando irrumpió Rodríguez Zapatero y, entonces, los andaluces nos enteramos que diputados socialistas, perfectos desconocidos del gran público, eran los nuevos hombres ( y alguna mujer) de ZP en el Sur.  Los Antonio Cuevas, Gutiérrez Limones, Mar Moreno, Torres Mora… se convirtieron, con mayor o menor fortuna, en estrellas emergentes del universo zapateril. Y todo porque habían compartido días de vino, rosas y Comisiones en su quehacer parlamentario con aquel joven diputado de León que acabaría llegando a Secretario General y Presidente del Gobierno. Al final los aparatos los acabaron poniendo a todos en sus respectivos lugares.

[blockquote style=»1″]El personal está inquieto, sigue la partida con desconcierto, unas veces les parece que va ganando Susana y otras Pedro, aunque siempre va perdiendo el PSOE, hagan lo que hagan.[/blockquote]

Ahora con Pedro Sánchez también se percibe ese comezón del personal con aspiraciones o inquietos por la deriva del partido, aunque bien es verdad que nadie dará un paso para señalarse públicamente. Pero los tiempos han cambiado y el control interno sobre las células no oficialistas se ha incrementado desde los aparatos del partido en Andalucía.

El objetivo no es otro que mantener unida a machamartillo a la poderosa organización sureña, esa que pierde votos elección tras elección, pero que el Sr. D’Hondt. le permite desde hace tiempo gobernar solos o acompañados por muletas parlamentarias.

Monteseirín y Ballesteros

En línea con el cuaresmal  “que no se mueva un varal” habrá que encuadrar el último movimiento de peones en el socialismo de Sevilla.  Al alcalde que más años ha permanecido en la Plaza Nueva de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, Susana le acaba de amnistiar de su exilio funcionarial madrileño y le ha colocado al frente de los servicios de Inspección Sanitarios de Andalucía. Un puesto a su medida, como médico y funcionario que es. En la misma tacada y con horas de diferencia, Fernando Rodríguez Villalobos, presidente de la diputación, nombraba asesor en Diputación a Blas Ballesteros. Puntal del equipo de Monteseirín, histórico enemigo de Susana en las agrupaciones de la capital, Ballesteros dejó la política, acabó su carrera de derecho y montó un despacho de abogado. Además, su “amiga” Dilma Rousseff, presidenta de Brasil, le nombró cónsul honorario en Sevilla.

Considerado un conspirador nato, habilidoso, componedor y con mucho recorrido en política, no sorprende que en las actuales circunstancias políticas se haya querido tener cerca y contento al peligroso Blas. Todo ello podría conducirnos a pensar que, en la agrupación de Sevilla se empiezan a detectar movimientos telúricos que conviene al menos intentar controlar. Verónica Pérez, la mujer que Susana tiene al frente de Sevilla, empieza a estar más agobiada que el fontanero del Titanic, cuentan en su agrupación. Amnistiar al monteseirinismo con los dos últimos exiliados que quedaban, creen que puede garantizar la quietud que la oficialidad exige en una agrupación clave como la de Sevilla.Esa es la clave del verdadero poder interno de Susana Díaz en estos momentos a nivel federal, la unidad oficial del partido en Andalucía.

[blockquote style=»1″]Amnistiar al ‘monteseirinismo’ con los dos últimos exiliados que quedaban, creen que puede garantizar la quietud que la oficialidad exige en una agrupación clave como la de Sevilla.[/blockquote]

Pero los medios de Madrid y la comidilla política que rodea a la derecha en la capital insisten en propagar como “hecha” la operación que, creen y aseguran, desembocará en “el susanazo”.

Soy de los que viene sosteniendo hace tiempo que esa posible huida a Madrid de Susana Díaz no se producirá a corto plazo. Hasta el propio Felipe González lo cree y se lo desaconseja públicamente. La respuesta de Díaz ha sido jugar con la ambigüedad, seguir dejándose querer. Mantener en alto las espadas.

En su fuero interno sabe que son muchos más los riesgos que correría su liderazgo que los beneficios que le reportaría tanto a ella, como a su partido el abonarse permanentemente al AVE.

Como bien apuntó Felipe González, Susana es joven y tiene capacidad para llegar a donde quiera y tenga que llegar, pero no ahora.

Más contras que pros

Ni la militancia ni el electorado socialista entendería que, una vez más, el PSOE-A quedase descabezado e inestable de un liderazgo que, con sus luces y sombras, existe actualmente con la figura de la Presidenta. Para muchos socialistas eso podría conducir al PSOE a una situación similar a la que padece el PP andaluz con su debilitado liderazgo.

La dirección política del PSOE creada en esta etapa de Susana Díaz en Andalucía, tanto en la ejecutiva regional como al frente de las agrupaciones provinciales, está integrada fundamentalmente por personas complacientes con el mando, cuadros acostumbrados a obedecer porque si no lo hacen, el indiscutible poder orgánico de Susana les condenará al ostracismo. Además, toda la militancia tomó buena nota el día que Susana condenó a Pepe Griñán y a Manolo Chaves a dejar sus actas de diputados, habiéndose sentado ambos en el sillón que ocupó el histórico don Ramón Rubial en la presidencia federal del PSOE.

También cabe preguntarse quién sería el número dos, la persona que en realidad asumiera el mando orgánico socialista e institucional en Andalucía ante la rumoreada ida de Susana a Madrid. El nombre de Manuel Jiménez Barrios figura en todas las quinielas y su perfil podría encajar perfectamente al frente de la Junta de Andalucía. Sin embargo nadie le ve al frente del partido. Volver a la bicefalia, desde luego, no parece la mejor solución dadas las experiencias del inmediato pasado entre Chaves y Griñán. Habría que buscar un mirlo blanco, preferentemente mujer.

No conviene olvidar que el PSOE no dispone de mayoría parlamentaria y que necesita de Ciudadanos para gobernar en la Junta. Albert Rivera ya anunció hace tiempo que en caso de que Susana se marchase a Madrid, daba por roto el pacto andaluz de su partido con el PSOE. Que habría que empezar de cero. Una situación que, de producirse, provocaría una inestabilidad política en Andalucía que podría acabar conduciendo a otro adelanto electoral.

Finalmente y no menos importante es el panorama político al que se enfrentaría la Sra Díaz en caso de ocupar Ferraz. Empezando por la brecha guerracivilista abierta en el propio partido a cuenta de los efectos colaterales por el, llegado el caso,  fracaso de Sánchez en la negociación de los pactos de gobierno.

Por esta razones y también otras de carácter personal, Susana Díaz no dejará las aguas del Guadalquivir por las del Manzanares. Seguirá instalada en la ambigüedad, hablando para iniciados, quieta y a la espera. Otra cosa es que un terremoto de gran intensidad – que nada es descartable– la obligue a asumir el papel de salvadora del socialismo. A lo que seguro que estaría dispuesta, pero con una condición: por unanimidad y por aclamación de todos. Así lo logró en Andalucía y parece que, a día de hoy, no le va del todo mal.