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Entre farolillos y avales

Benito Fdez 2
Benito Fernández*

Acaba por fin la feria más larga y cansina de la historia que puede haber llenado las arcas de los hoteleros y los restauradores, pero, desde luego, ha vaciado muchos bolsillos de los sevillanos de clase media que han optado por recortar los días de estancia en el Real de Los Remedios para evitar que el desembarco masivo de los madrileños, ávidos de jamón y rebujito, dejen las carteras tiritando. Espero que el experimento de alargar la feria de Sevilla dos días sea algo circunstancial por la coincidencia del puente del 1 de mayo con el fin de semana previo al pescaito y que en los próximos años las aguas vuelvan a su cauce tradicional de lunes a domingo. La experiencia puede que haya sido positiva desde el punto de vista económico para la ciudad, pero ha podido también ser nefasta para muchos ciudadanos que son quienes, al fin y al cabo, mantienen viva el día a día de la capital de Andalucía.
Pero a lo que iba. Aunque no soy un entusiasta dela Feria, mi profesión me ha obligado estos años atrás a tener que acudir, mal que me pese, a las ya habituales y coñazo de las recepciones oficiales que partidos, sindicatos, medios de comunicación, organismos y empresas, suelen ofrecer estos días. Aunque en los últimos años la crisis ha obligado a muchas instituciones a recortar presupuesto. algunos aún mantienen esta antigua tradición. Entre ellos nunca me pierdo la copa que la Cadena SER suele dar el miércoles de Feria porque concita en su caseta a toda la «creme de la creme» tanto de la política como de la empresa y la ya larga lista de figurones que rodean a quienes ostentan algo de poder. Da la casualidad de que los directivos de la SER nunca me han enviado la invitación ni incluso cuando era subdirector del ABC de Sevilla. Ello no ha sido óbice  para que, año tras año, acudiese a eso de las dos y media de la tarde a la esquina entre Pascual Márquez y Pepe Luis Vázquez.

 

Aunque gane, y yo no tengo la menor duda que ganará pero no por mucha diferencia, es muy posible que Pedro Sánchez no dé su brazo a torcer y continúe dando por saco en su empeño por agrupar en torno al PSOE o en torno a Podemos, a la izquierda española.

 
Fiel a la tradición esta recepción agrupaba el mayor número de dirigentes socialistas por metro cuadrado. Nunca ha faltado el presidente de la Junta y casi la práctica totalidad del Ejecutivo andaluz junto con líderes sindicales y patronales, periodistas y algún que otro folkclorico adicto al régimen. Y este año no iba a ser menos. Tres veces entré y otras tantas tuve que salir ante la avalancha de cogecosas que copaban el recinto y atosigaban a los diligentes camareros en busca de una ansiada cerveza y un plato de jamón. Suele ser habitual que el presidente de la Junta se haga esperar, Y Susana se hizo esperar más de una hora. Decía una compañera que no había que preocuparse para verla porque la presidenta era como Moisés. «Cuando se vaya acercando a la caseta pasará como con las aguas del mar Rojo. Se irá abriendo un pasillo». Y Susana llegó en olor de multitudes, repartiendo besos a diestro y siniestro, saludando con una sonrisa que parecía verdadera, gastando bromas a los fotógrafos y periodistas y haciéndose selfies con todo aquel que se lo pedía. Por saludar, saludó hasta a la plana mayor del PP andaluz encabezada por Juanma Moreno y por el delegado del Gobierno, Antonio Sanz, quienes optaron por quitarse pronto de en medio ante el escaso interés que despertaban entre los medios de comunicación presentes.
Uno, que afortunadamente ya ve los toros desde la barrera, tenía la impresión de que la presidenta y candidata a la Secretaría General del PSOE estaba remedando en su tierra, su ciudad y su radio al Felipe González de los mejores tiempos, vamos que la batalla contra Pedro Sánchez era una especie de juego de niños que se iba a llevar de calle antes de que finalice el presente mes. Es posible, pero más de uno se ha llevado una desagradable sorpresa con el asunto de los avales. Casi todos apostaban que Susana doblaría los conseguidos por su rival. Y de momento las cosas no están tan claras por más que, me dicen, la Junta se ha empleado a fondo con alcaldes y presidentes de Diputación para conseguir  el mayor número posible de firmas de militantes en apoyo a la presidenta andaluza. Y la diferencia, en torno a seis mil avales, ha comenzado a sembrar la duda en algunas agrupaciones que pensaban que estos era coser y cantar.
Pase lo que pase a finales de mes me da la impresión de que a Susana le va a costar Dios y milagros levantar un socialismo que está herido de muerte. Aunque gane, y yo no tengo la menor duda que ganará pero no por mucha diferencia, es muy posible que Pedro Sánchez no dé su brazo a torcer y continúe dando por saco en su empeño por agrupar en torno al PSOE o en torno a Podemos, a la izquierda española. Sanchez puede morir matando y se puede llevar por delante a la histórica socialdemocracia epañola. Habrá que estar atentos.

 

 

*Benito Fernández es Periodista.

@maxurgavo