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Escaños vacíos

Daniel Gutierrez Marin
Daniel Gutiérrez Marín

Las noticias de esta semana han dejado a dos expresidentes con el banquillo bajo sus posaderas. Dos prohombres del socialismo que llegaron a presidentes del partido. También el rastro de la corrupción ha puesto a la presidenta frente a una comisión que pretende aclarar a dónde van a parar los dineros de los andaluces que se emplean en la formación de los parados. Andalucía se ha convertido en lugar desagradable para la política.

Lo que otrora fuese terreno fértil del socialismo español, ahora se parece al cajón de mierda de un partido en vías de descomposición. No es para estar orgullosos. Porque no hay nada peor que la malversación de caudales públicos: cuando alguien confía en ti, la traición es el peor de los pecados. Sin embargo, los andaluces parecen haber perdonado esas faltas y han dejado sus escaños vacíos para llevar a hombros hasta San Telmo a los herederos del virreinato. Nadie hace preguntas, todos se encogen de hombros en esta extraña omertá donde el que se mueve no sale en la foto. Literalmente.

Chaves y Griñán en el disparadero. Qué sorpresa. Susana desviando la atención con su marido, el «tieso». La corrupción en Almería, Medel y sus tretas en Unicaja. Pulido, el rey mago de Cajasol. Los Clinton de Cádiz y la descomposición del PP sevillano.

No hay quién alce la voz ni muchedumbres que sitien el palacio. No hay antorchas en las calles ni barricadas en las avenidas. A pesar del saqueo y del agobierno, no ocurre nada. Los españoles, en esta hora donde la política solo se ejerce en funciones, han mostrado su cara más ácrata y continúan caminando bajo el mismo sol como si sus pasos no dejasen huella en el desierto. Las dictaduras dan paz y orden, decía Rivera, y preocupa pensar que en estos momentos España y Andalucía se asemejan, más que nunca, a aquellos regímenes donde los escaños están vacíos. Como ahora, curiosamente. No hay ciudadano que vaya hasta el ciento diez a alzar su voz ni hay partidos en la Carrera de San Jerónimo. La España oficial está vacía mientras el Gobierno gestiona a base de decretos.

Chaves y Griñán en el disparadero. Qué sorpresa. Susana desviando la atención con su marido, el «tieso». La corrupción en Almería, Medel y sus tretas en Unicaja. Pulido, el rey mago de Cajasol. Los Clinton de Cádiz y la descomposición del PP sevillano. La tragicomedia andaluza da para escribir una novela negra, de esas con cientos de páginas que no cuentan nada, que no tienen más argumento que el de historias entrelazadas por la conexión de la podredumbre de sus protagonistas. Novela negra de lado oscuro con John Williams poniéndole marcha imperial al virreinato que se desmorona. Y mientras, el escaño ciento diez vacío. Huérfano de retórica, sin escudero ni filósofo que lo proteja. Ciudadanos apáticos que viven atravesados por las flechas de la incertidumbre y sometidos al yugo de los jerarcas. De régimen a régimen y tiro porque me toca.