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En España cada día hay más pobres

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Ramón Triviño*

Dicen los gurús de las políticas económicas que la crisis en España ha amainado. En estos días se han hecho públicos diversos informes de situación, a nivel europeo, nacional y regional, que en alguna medida avalan la afirmación anterior, pero que ponen de manifiesto un problema mucho más grave que la propia crisis. En España, cada día que pasa, hay más pobres.

El referente elegido por Eurostat para calcular la pobreza se basa en la tasa de riesgo de pobreza o de exclusión social. Esta estadística contabiliza las personas que cumplen al menos una de estas tres condiciones, tener ingresos bajos, vivir en hogares donde escasea el empleo, o sufrir privaciones materiales severas.

La primera condición, es una forma de pobreza relativa, que incluye a personas con ingresos familiares por debajo del 60 por ciento de la mediana de la población. La segunda señala a los hogares donde falta empleo, porque sus miembros que están en edad de trabajar pasan temporadas desempleadas, o con media jornada.

Y la tercera condición, la más grave, es la que incorpora a las personas que, con independencia de sus ingresos, sufren privaciones como no tener electrodomésticos básicos, no poder comprar carne, o tener dificultades para pagar los recibos mensuales, o el alquiler de su vivienda.

 

En estos días se han hecho públicos diversos informes de situación, a nivel europeo, nacional y regional, que en alguna medida avalan la afirmación anterior, pero que ponen de manifiesto un problema mucho más grave que la propia crisis.

 

Estos parámetros arrojan unos datos que se pueden considerar demoledores. En total un 29 por ciento, más de la cuarta parte de los ciudadanos en España, están en riesgo de pobreza o exclusión social. Un 22 por ciento tiene ingresos bajos, un 12 por ciento poco trabajo y un 6,5 por ciento sufre privaciones.

En el informe presentado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) esta pasada semana se puede leer que “España disfruta de una sólida recuperación económica”. Pero en la misma página también dice que “el desempleo sigue situándose en niveles muy altos”. Y prosigue señalando que,  “la pobreza también ha aumentado, debido principalmente a la falta de empleo de calidad que proporcione suficientes horas de trabajo y unos ingresos adecuados”. Para remediarlo, la organización europea reclama medidas contra la pobreza y esfuerzos para subir la productividad.

En el Informe sobre el Estado Social de la Nación 2017, elaborado por la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales, se advierte de una «extensión y persistencia» de la pobreza, precariedad, exclusión e incremento de desigualdades en la sociedad española. Como respuesta se propone derogar la Reforma Laboral para acabar con la precariedad; una renta mínima; atender a las 340.000 personas dependientes que no reciben atención, y el rescate de los parados de más de dos años.

En este mismo estudio se resalta que la pobreza se ha instalado en la sociedad española, afectando a personas y familias que cada vez ven más difícil salir de su situación, al tiempo que alerta de la dificultad de las nuevas generaciones que nacen en un ámbito empobrecido de salir de esta situación a lo largo de su vida.

Hay datos escalofriantes. Casi 700.000 hogares, es decir,  1,3 millones de personas, no tienen ahora mismo ningún ingreso en España. El coordinador y redactor del citado informe, Gustavo García Herrero, mantiene que el precio de la recuperación es que ha «dejado sin futuro a la inmensa mayoría de la población española» que tiene que conformarse con «sobrevivir» y no puede hacer proyectos vitales. Un auténtico drama.

 

En el Informe sobre el Estado Social de la Nación 2017, elaborado por la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales, se advierte de una «extensión y persistencia» de la pobreza, precariedad, exclusión e incremento de desigualdades.

 

Los estudiosos se empeñan en deslindar la situación de exclusión social, de la pobreza. Una separación tan sutil, que permite afirmar que en estos momentos hay más de 8 millones de trabajadores que viven bajo el umbral de la pobreza, pero que no están excluidos. Aunque aquí, habría que introducir un nuevo factor a tener en cuenta, la soledad, como la nueva forma de exclusión social, que lleva a muchas personas mayores a vivir en situaciones de auténtico drama.

Todo esto, además, con el riesgo palpable de caer en un proceso de espiral acelerada hacia la exclusión en los próximos años si no se toman medidas para evitarlo. La exclusión y la situación de los jóvenes sin futuro se pueden convertir en una bomba de relojería. Los datos de Eurostat avalan las tesis de la OCDE. España, es el tercer país de la UE en el que más subió la pobreza en la crisis, sólo por detrás de Lituania y Rumanía y delante de Estonia.

No quiero terminar de hacer esta dramática radiografía de la situación de la pobreza sin anotar los datos ofrecidos por el informe de la Red de Atención a las Personas Sin Hogar de Barcelonaque concluye que los nuevos ‘sin techo’, tienen trabajo pero no tienen hogar. Por lo que trabajar ya no supone salir de la pobreza, ni de la más extrema. La pobreza ya es crónica y se extiende por la sociedad española.

 

*Ramón Triviño es Periodista

@RamonTrivino