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Esperando a Godot

Javier_Menezo
Javier Menezo

Como saben, la obra de Beckett, subtitulada Tragicomedia en dos actos, pertenece al llamado teatro del absurdo. El público nunca llega saber quién es Godot y la trama es altamente repetitiva, simbolizando el tedio y la carencia de significado. No me negaran que es la obra más adecuada para representar en el salón de actos de Ferraz, sede socialista, con asistencia de los principales barones.

Los que esperan no son solo los militantes de ese partido, cuya tradicional infinita paciencia con sus cuadros dirigentes se diluye a un ritmo acelerado. Es todo un país. El PSOE debe resolver su crisis para que sus diputados recuperen la calma. Andan enfrentados entre ellos y desorientados sobre su futuro, lo que les lleva a estar sobreactuados.

 

El público nunca llega saber quién es Godot y la trama es altamente repetitiva, simbolizando el tedio y la carencia de significado.

 

Todo sea por hacerse perdonar la abstención y demostrar al futuro Secretario General -ya no se atreven a decirlo en femenino, por si acaso- que pueden crujir al PP, por usar la hiperbólica expresión del diputado Madina. Inasequibles al desaliento presentan proposición tras proposición a la que a veces, al contarlo, le quitan la frase “no de ley”. Una proposición no de ley y nada todo es nada. El Congreso podría aprobar una favorable a colonizar Marte y tendría el mismo recorrido que las formuladas sobre cobertura por desempleo o reforma laboral. Necesitan serenidad. Menos mal que en enero hay vacaciones. Cuando vuelvan y si apareciera Godot podrán olvidarse de él y dedicarse a la labor menos vistosa, pero más eficaz, de trabajar el contenido de las normas. En definitiva, dejar la labor publicitaria y centrarse en el trabajo.

La tragicomedia en dos actos que vive el PSOE desarrolla ahora el segundo. El primero fue, la larga marcha para conseguir que Sánchez entendiera las indirectas que le lanzaban y se fuera. Esta segunda gira en torno al momento en que Susana Díaz ocupe el puesto que por derecho le corresponde. El que los dioses del socialismo y la política le asignaron, por utilizar la expresión de Lambán. A mí me gusta el presidente de Aragón, ya se lo digo. Admiro profundamente a quien puede decir frases así.

En la trama no pasa nada, como en Godot, y todo se vuelve confuso. El tiempo, el otro dios al que se entregaron no está resultando como creían. Enfría las pretensiones de Sánchez, pero calienta las de los demás. Políticos socialistas de primera fila y alguno de primer nivel -que no es lo mismo- han lanzado su prestigio por la borda y se preguntan para qué. Desde la Máxima Autoridad a Micaela Navarro; de Ramón Jáuregui a Felipe González, aunque este practica desde hace mucho el melasudismo.

 

El que los dioses del socialismo y la política le asignaron, por utilizar la expresión de Lambán. A mí me gusta el presidente de Aragón, ya se lo digo. Admiro profundamente a quien puede decir frases así.

 

En el PSOE surgen plataformas exigiendo acabar ya con este despropósito, como hongos tras la lluvia. Y otra piraña en el acuario, pensará Susana Díaz: En Andalucía no tenía ni rival ni contestación. Si vemos el ejemplo de Almería, las discrepancias entre grupos daban igual porque todos pretendían ganarse el favor de Susana Díaz. Como el objetivo era demostrar unidad en el partido de Andalucía, y presentarlo de aval para sus pretensiones en toda España, no se veía obligada a mirar a Almería. En esta provincia su Secretario General tendrá muchas virtudes, pero las de ilusionar a sus afiliados y unirles en un proyecto común no están entre ellas. Recientemente se presentó la plataforma a favor de la primarias y Congreso extraordinario ya, que reunió a la práctica totalidad de los que -digámoslo así- no tiene un cargo dependiente de la Comunidad Autónoma.

Para sumar desgracias, la posibilidad de ser presidenta de la Comunidad y Secretaria General del partido empieza a cuestionarse y no sólo por la parlamentaria de Podemos, Teresa Rodríguez, que lo cuestiona todo. Leí aquí, no hace mucho, al periodista Pepe Fernández plantear las dificultades prácticas de esa confusión de funciones. No sirve el ejemplo de María Dolores de Cospedal cuando fue presidenta de Castilla y León y secretaria general de su partido.

Ese puesto traducido al partido socialista es el de secretario de Organización, no el máximo dirigente. Si se debatiera la capitalidad cultural europea entre Málaga y Salamanca Susana Díaz, presidenta andaluza, ¿defendería Málaga? y Susana Díaz, Secretaria General, ¿a ninguna? Igual molestaba a los votantes y no se llega a Presidente del Gobierno por aclamación.

 

El PSOE, por el contrario, parece decidido a carecer de liderazgo, de ideas, de programas. Tienen que esperar a que se decida Godot. Pero quizás acaben como la propia obra. Sin nada.

 

Por si las cosas no estaban suficientemente embrolladas en esta trama altamente repetitiva, reaparece Rubalcaba. Díaz teme, y con razón, que esté detrás -o al lado, o al frente- de la campaña Ni Su ni Sa. A Rubalcaba podría aplicársele la sentencia que dijo Churchill: acercarse a él es como cortejar a un cocodrilo. Nunca sabes si cuando abre la boca es porque te sonríe o porque quiere devorarte.

Y así vamos, con una Susana Díaz reactiva, es decir, por detrás de los acontecimientos, en lugar de dirigirlos. Probablemente arrepintiéndose de convocar un acto en Jaén con Zapatero, que al final será en un hotel -escribo esto cuando aún no se ha realizado- y confiando en que llueva para justificarlo. Ser reactivo en lugar de dirigente, provoca que tus actos se comparen con aquello que quieres reaccionar ¿Por qué Jaén? Porque en las demás provincias hay constituidas plataformas de militantes ¿Por qué al sur de Despeñaperros si lo que aspiras es a la Secretaria General federal?

El PSOE sigue, pues, paralizado. En febrero, los demás partidos renovarán sus estructuras. Podrán, entones, dejar de mirar hacia su interior, los ciudadanos pondrán cara a sus liderazgos y conocerán sus propuestas, ya sin la provisionalidad del debate interno. El PSOE, por el contrario, parece decidido a carecer de liderazgo, de ideas, de programas. Tienen que esperar a que se decida Godot. Pero quizás acaben como la propia obra. Sin nada. El celebérrimo final es así “Vladimir: ¡Qué! ¿Nos vamos? Estragón: Sí, vámonos. No se mueven”. Como el PSOE.

 

*Javier Menezo es Abogado y Funcionario