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Evocaciones navideñas

Ramon Ramos2
Ramón Ramos

Mientras las calles de Andalucía -y las del resto de las regiones de España- quedaban desiertas estas noches atrás, después de las apresuradas carreras de los ciudadanos, todos ellos acuciados por el estrés de llegar a tiempo ante la pantalla del televisor y contemplar-escuchar el mensaje de Navidad de su respectivo presidente autonómico, estaba yo evocando en estos días propicios a la evocación otros tiempos, otras tensiones, otros pactos…

Entonces el locutor dijo que Javier Arenas se retira de Andalucía, que se va a dedicar al Senado… Y ya hay quien le ve en la presidencia de esa segunda Cámara prescindible, cuyo sentido casi nadie entiende y si alguna vez lo tuvo o debió tenerlo –el de representación autonómica- ya se encargaron los aparatos de los partidos de no caer en la tentación de dárselo, que hay que dejar puestos libres donde amortizar a presidentes o alcaldes caídos en las urnas o cualquier otro personaje que acomodar en esa especie de antesala del ‘panteón de los hombres ilustres’.

Navidad, tiempo de evocación, decía… En estos días en los que el pacto y sus variables está en el primer plano de la política nacional de cara a la investidura del presidente y la formación de gobierno hay una primera cita que marcará tendencias: la constitución de las cámaras y la elección de sus respectivos presidentes y mesas. Y ahí va la evocación: eran los tiempos de la ‘pinza’, entre 1994 y 1996, cuya expresión primera y más gráfica fue la elección de Diego Valderas, de IU, como presidente del Parlamento andaluz, gracias al acuerdo que alcanzaron la coalición de izquierdas y el PP que dirigía con omnipotencia Javier Arenas.

Que de aquella ‘pinza’, de aquella ‘unidad de acción’ PP-IU, quienes recogían los mejores réditos eran los populares era una cuestión palpable para todos, salvo para el principal artífice por el lado de la izquierda y algún otro dirigente de la coalición. “Tenemos encuestas en el partido que os ponen ya por 25 diputados”, dicen que se oyó en confidencia entre dirigentes en los pasillos de las Cinco Llagas. IU se quedó en la mitad de veinte, que son los diputados que tuvo entre el 94 y el 96, y el PP, contra todo pronóstico, no ganó esas elecciones autonómicas de 1996 “porque fuimos de ‘sobraos’…”, me dijo un día Isidro Cuberos evocando aquellos tiempos en que hasta los socialistas habían apalabrado el capitoné para la mudanza de San Telmo.   

[blockquote style=»1″]Y fue en esos tiempos cuando Javier Arenas lanzó una de sus propuestas para el día en que el PP gobernase Andalucía: la presidencia del Parlamento autonómico la ejercerá un socialista.[/blockquote]

   

Estaba claro que tanto PP como IU, en plena vigencia de la ‘pinza’, estaban satisfechos con la estrategia, aunque el primero tuviese más motivos que el segundo para estarlo. Y fue en esos tiempos cuando Javier Arenas lanzó una de sus propuestas para el día en que el PP gobernase Andalucía: la presidencia del Parlamento autonómico la ejercerá un socialista. Dando por sentado, como auguraban los sondeos, que el PSOE pasaría a ser la segunda fuerza y, en todo caso, presentando la propuesta como la intención del PP en el poder de remarcar la función de control de la oposición al gobierno en una cámara parlamentaria. 

Los ‘Idus’ andaluces de marzo inesperadamente fueron adversos al PP en aquel año 1996, frente a la primera victoria de Aznar en las generales. Nos quedamos así sin saber si Arenas iba de boquilla en aquella propuesta suya de ceder con los votos del PP la presidencia del Parlamento autonómico a un representante de la oposición. Como tampoco hemos podido saber si realmente hubiese aplicado aquella dispersión de consejerías –Agricultura, en Almería; Cultura, en Granada; Turismo, en Málaga…- que también figuró en los primeros tiempos en el discurso de Arenas para una Andalucía gobernada por el PP.

Pero visto que los días que faltan para la constitución de las mesas en las Cortes Generales van a ser de negociación intensa en el intento del PP por conservar la presidencia del Congreso, tal vez sería el momento de saber si el otrora omnipotente y omnipresente presidente popular andaluz sigue pensando los mismo que en 1996…