En los últimos días, no hace tanto de las elecciones los dos grandes partidos españoles han incurrido en importantes afrentas a sus votantes
Tienen mucha razón aquellos militantes y cuadros socialistas que dicen no entender la cesión de senadores socialistas a nacionalistas, independentistas y republicanos catalanes para que puedan tener sus propios grupos en el Senado. Ojo, y todo lo que conlleva poder formarlo, con las prebendas políticas y económicas que lleva aparejado tener grupo propio en la Cámara Alta.
De todo el argumentario que se escucha en el PSOE contra determinadas decisiones de Pedro Sánchez, sin duda esa “cesión” –todo muy a la catalana– es el movimiento táctico más torpe que el secretario general del PSOE ha protagonizado desde que lidera el partido.
Aunque oficialmente el pedrismo ha salido a defenderse diciendo que ceder cuatro senadores no significa apoyar la independencia de Cataluña –faltaría más– el hecho puede ser considerado como una traición en toda regla a los votantes socialistas del pasado 20D. Pero hay algo más. Para muchos, Pedro Sánchez, con su torpe jugada, está sentando las bases para conformar una compleja coalición de apoyos que le conduzca a la Moncloa y, por lo que se ve, no va a hacer ascos al apoyo de quienes quieren ciscarse en la Constitución del 78, esa que hay que reformar, pero no triturar como pretenden.
Ahora y no antes es cuando mucha gente quisiera escuchar lo que opina de este mangoneo de la democracia parlamentaria la lideresa andaluza del PSOE, Susana Díaz, a la que cuentan que el asunto le ha sentado a cuerno quemado. Pero ahí está, instalada en su recién estrenado silencio tras autorizar a Sánchez para que explore posibilidades de un gobierno de progreso. O sea, contando con el apoyo de quienes defienden la llamada desconexión de Cataluña.
[blockquote style=»1″]Pero si los socialistas, con su arrope a los independentistas, han hecho gala de una memorable falta de respeto a sus votantes, por otros motivos distintos el PP andaluz también ha dado la nota. [/blockquote]
Pero si los socialistas, con su arrope a los independentistas, han hecho gala de una memorable falta de respeto a sus votantes, por otros motivos distintos el PP andaluz también ha dado la nota.
Y lo ha hecho anunciando Juanma Bonilla que la alcaldesa de Valverde del Camino en Huelva, Loles López, reelegida hace unos meses tan solo, dejará el ayuntamiento para ser senadora por la comunidad en representación del Parlamento de Andalucía.
Que un partido o un dirigente político tenga necesidad de hacer malabarismos y equilibrios internos es comprensible. Lo que no es de recibo es la falta de respeto que decisiones como esta y la anterior, llevan implícita, especialmente a la hora de explicárselo a la opinión pública. Y lo hacen con argumentos tan poco convincentes que casi nadie les cree. Algo que ayuda y mucho a un insoportable deterioro de la democracia española.
Y, para colmo, en este punto ha sido el propio Bonilla quien ha anunciado que, cuando pase el tiempo y el PP reorganice su régimen interno de incompatibilidades de sus cargos públicos, los alcaldes que sean parlamentarios deberán dejar el puesto porque esos cargos necesitan una «dedicación exclusivísima”. Eso, por cierto, con carácter retroactivo… ¡Que falta de respeto, señoras y señores!