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«Fidel nos trajo la libertad»

Jose Manuel Sanchez Fornet
José Manuel Sánchez Fornet

Este era el titular de una información en un medio digital español hace unos días, recogiendo la frase de una anónima ciudadana cubana que lamentaba la muerte de Fidel Castro. La existencia del régimen comunista cubano divide la opinión sobre el mismo dentro y fuera de Cuba. El Muro de Berlín cayó pero los muros mentales son más altos y resistentes que el material que dividió Alemania creando dos mundos, dos formas de entender la sociedad, dos maneras de organizarse y proveer de derechos, o no, a la ciudadanía.

Desde el mundo de las democracias capitalistas se denuncia una dictadura despiadada, la ausencia de libertad de pensamiento, la falta de libertad para salir de la isla, su persecución contra los gays, la falta de democracia, de partidos, de libertad de expresión, las detenciones arbitrarias y presos políticos, la miseria y pobreza social… De otra parte, desde partidos comunistas y socialistas de distintos países, se resalta que el pueblo está armado, los avances extraordinarios conseguidos en educación y sanidad, que nadie vive en la calle, la inexistencia de “sintechos”, que nadie pasa hambre, cero casos de desnutrición infantil y el reconocimiento de organismos internacionales como la UNESCO, en educación y atención infantil, o la OMS en materia de salud, a la vez que razonan las carencias existentes y la pobreza justificadas por 50 años de bloqueo norteamericano.

La humanidad ha vivido infinidad de conflictos bélicos y dos guerras mundiales el siglo pasado pero no parece que el bando vencedor, el capitalismo, sea la solución a los problemas de hambre, miseria, pobreza y carencia de derechos de la humanidad. Y menos desde que tras la caída del Muro de Berlín, a partir de noviembre de 1989, el estado de bienestar de las democracias occidentales capitalistas, que se había conformado en parte para hacer frente a los derechos sociales de los trabajadores en países del Este, no ha hecho más que recortarse.

 

¿Sería posible que la situación de la salud, la atención a los menores, la educación universal y sanidad que se aplican en  Cuba, reconocidas como mejor que la de otros muchos países con más libertades políticas y económicas, se mantuvieran abriendo ese espacio de libertades a la ciudadanía?

 

¿QUÉ ES LA LIBERTAD?

La clave del asunto y de la frase de esa mujer de “Fidel nos trajo la libertad” referido a Fidel Castro consiste en saber qué considera libertad cada uno de nosotros. Libertad es todo. Libertad es votar, es derechos civiles (a crear partidos políticos, organizar negocios y prosperar, a expresar las ideas propias…) pero también es libertad una vivienda y un trabajo con salario digno, porque viviendo debajo de un puente, de prestado, sin trabajo ni ayuda del Estado la libertad es una quimera, una farsa utilizada por los profesionales de la política que viven de eso de espaldas a las necesidades de la gente. Sin trabajo, sin poder pagar la luz, sin vivienda, lo de libertad y derechos es mentira, propaganda vacía de contenido y cada día más trabajadores del llamado mundo libre se preguntan si el derecho a votar, gritar y criticar al Gobierno significa ser más libre que disponer de trabajo, lumbre y casa. La democracia pierde sentido con miseria, hambre y frio.

¿Sería posible que la situación de la salud, la atención a los menores, la educación universal y sanidad que se aplican en  Cuba, reconocidas como mejor que la de otros muchos países con más libertades políticas y económicas, se mantuvieran abriendo ese espacio de libertades a la ciudadanía? ¿Es posible en democracia y con libertad económica y política mantener esos servicios?

El capitalismo ya tiene su experimento, y muy positivo desde su punto de vista, en China; dictadura política comunista pero explotación laboral de trabajadores, sin derechos, sindicatos ni posibilidades de defenderse. El capitalismo, impuesto ya en su forma más salvaje sobre el país más poblado, pronto primera potencia mundial y regido bajo una dictadura comunista haciendo compatible ambas ideologías, sigue avanzando en la desregulación del propio capitalismo negando ninguna participación al Estado en el reparto de la riqueza, ni en la garantía de mínimas condiciones de vida de la ciudadanía, camino del sistema salvaje de “tanto tienes tanto vales” donde un pobre no vale nada, ni tiene derecho a vivienda o comida si no la puede pagar, que es el estadio siguiente del capitalismo, el liberalismo conocido como neoliberalismo.

 

Las sociedades y sus dirigentes políticos deberían aprender de los errores del pasado y tomar la parte buena de la democracia, el capitalismo y el comunismo, que todos lo tienen, mezclarlos en una coctelera y obtener un nuevo modelo de sociedad.

 

Ese modelo de sociedad donde quien no puede pagar sanidad, educación, luz o comida, será analfabeto y morirá de enfermedad, frio y hambre. Sin haber llegado a esa situación, de momento, en la Unión Europea, sí cabría preguntarse: ¿es aceptable la situación de los trabajadores en países de Occidente? En España ¿los trabajadores, tras la última reforma laboral, pueden oponerse a jornadas infernales con salarios de esclavos? ¿Dónde está la libertad en esta situación? ¿Una familia desahuciada, o que viva con la pensión de los abuelos, en esta sociedad capitalista salvaje y mercantilizada, es libre? ¿Para qué sirve esta libertad y estos derechos pregonados por los políticos, esa bondad del sistema democrático si estas en paro, sin vivienda, con hijos y sin ayuda del Estado? Si estas en paro y sin vivienda y tienes que entregar a tus hijos a la administración para que los pueda escolarizar y garantizarles que no vivan en el frio invierno liados en una manta, bajo una vela y sin agua corriente ¿puedes estar orgulloso de la democracia y las libertades?

Si un militar herido en acto de servicio, después de cuatro años de pleitear tiene que echarse en huelga de hambre a la puerta del Ministerio de Defensa, hasta que varios días después un juez ordena su ingreso en un hospital, ¿Qué político o mando militar, sobrados de viandas y prebendas, puede hablar de sacrificio por la patria? Estos casos se han conocido esta semana en España y seguro que hay muchos otros tan injustos por incomparecencia del Estado que no han sido difundidos.

Más allá de la crítica política sobre la dictadura del régimen comunista que denuncian unos, con razón, o sobre el acoso brutal con el bloqueo tras una invasión de su territorio que denuncian otros como responsable de la cerrazón del régimen, con la misma razón, ¿pueden los políticos alcanzar el punto de encuentro para que la ciudadanía sea libre, con derechos, sin miseria y sin pobreza? ¿Puede encontrarse el modelo en el que se tenga libertad y derechos de verdad, no solo nominalmente, para que no tenga nadie que entregar a sus hijos al Estado por pobreza, ni declararte en huelga de hambre para que cumplan una sentencia, ni ser encarcelado por defender un modelo de sociedad distinto porque crees que es el mejor para ti y tu familia? Las sociedades y sus dirigentes políticos deberían aprender de los errores del pasado y tomar la parte buena de la democracia, el capitalismo y el comunismo, que todos lo tienen, mezclarlos en una coctelera y obtener un nuevo modelo de sociedad, ese ideal de liberté, égalité, Fraternité, que pregonan como lemas oficiales las repúblicas de Francia y Haití que ni ellas ni la humanidad han conseguido todavía.

 

LA ORGANIZACIÓN DE NACIONES UNIDAS, ONU

Tras la II Guerra Mundial se creó la Organización de Naciones Unidas, ONU, el 24 de octubre de 1945, y tres años después, el 10 de diciembre de 1948, se aprobó en la Asamblea General la Declaración Universal de los Derechos Humanos, por 48 votos a favor, ninguno en contra y 8 abstenciones, de la Unión Soviética y sus países de influencia.

Artículo 1

Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.

Francia, Estados Unidos y Gran Bretaña ponían el acento en los derechos civiles y políticos individuales de la ciudadanía, secundados por naciones amigas (España no estaba en la ONU), mientras la Unión Soviética y países socialistas defendían que la persona es intrínsecamente un ser sociable y que antes que los derechos civiles y políticos individuales están los de naturaleza social, económica y cultural que tutela el Estado. Y así llevan los seres humanos siglos y siglos, ahora por el modelo de sociedad, antes por conquistar territorios, antes por religión… matándonos unos a otros durante toda la historia de la humanidad y hasta hoy, en que existen numerosos conflictos en distintos territorios con cientos de miles de muertos, millones de desplazados, dictaduras y cientos de miles de personas que mueren de enfermedad y hambre. La creación de la ONU hizo albergar esperanzas de que en ese foro de debate el entendimiento de las naciones sería posible, pero hoy esa esperanza ha desaparecido, o está malherida y prisionera de los mismos planteamientos del siglo pasado y del anterior  y del anterior al anterior, como si el gran avance de los seres humanos experimentado en ciencia, tecnología, medicina, arquitectura, robótica… y otros tantos campos, no afectara a las neuronas cerebrales de la especie, tan obtusa como hace miles de años con sus guerras, odios, banderías, crueldad, egoísmo y autodestrucción.

Si en el mundo existieran verdaderos líderes políticos buscando el bienestar de sus pueblos, la muerte de Fidel Castro, más que una ocasión para la crítica o la alabanza según la opinión legítima de cada cual, debería ser una oportunidad para empezar el camino que lleve a la humanidad a un modelo de justicia social nunca antes alcanzado, donde se cumpla la vieja quimera de los lemas nacionales antes citados, y que reflejó magistralmente en su canción “Preguntitas sobre Dios” el cantautor, poeta y escritor argentino Atahualpa Yupanqui: “Hay un asunto en la tierra más importante que Dios. Y es que nadie escupa sangre pa que otro viva mejor”.

 

 

*José Manuel Sánchez Fornet es  Portavoz del Observatorio contra la Corrupción. (Policia y ex Secretario General del SUP)