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Fiebre 0.0

En el año que acaba de finalizar, el número de dispositivos conectados mundialmente ha crecido más de un 30%, superando los 8.500millones.

No es ficción, son los alarmantes datos que nos proporcionan el Presidente del ramo, el Secretario de Estado para el gigante, y el sequito del fenómeno: hay más líneas móviles que seres humanos en todo el planeta. No es comparable con la fiebre del oro, pero podría parecérsele en su vertiente de western americano, todo por la pasta.

En el año que acaba de finalizar, el número de dispositivos conectados mundialmente ha crecido más de un 30%, superando los 8.500millones.Y lo sorprendente es que España, con uno de los mayores índices de paro, sea líder en el despliegue de fibra óptica hasta el hogar, con más clientes que Alemania, Reino Unido, Francia e Italia juntos. Sospechoso es que con las cifras de riesgo de pobreza en casi un 30%, se situé en la parrilla de salida para ser a cualquier precio, parte de la cuarta Revolución Industrial, atragantándose con las tecnologías que llevarán, a la Sociedad de la Inteligencia Artificial, y a la Industria 4.0, paquete adulterado donde no se contempla la incorporación de la llamada rezagada ciudadanía, ni se rectifica la llamativa brecha digital.

 

Frente a este tsunami orquestado, quieren que el profesorado ponga un parte al alumnado que saque el móvil en clase, que los padres prohíban el uso a los hijos, o que las abuelas no mal críen a las nietas con el artefacto.

 

El descarado Informe Digital, nos señala como: el comercio electrónico en España creció un 20% respecto al año anterior (cierre de un 40% del pequeño) y como se disparó el fenómeno basado en videojuegos (indicándonos el final de la era de los juguetes).Y según el M. Web Index, este 2018 el 50% por ciento de los jóvenes serán Mobile First, consumirán prácticamente el cien por cien de su tiempo en la red sobre una pantalla móvil. Amén de que 86% poseen ya un Smartphone, y lo usan solos consigo mismo, como dispositivo de referencia para mensajería instantánea, redes sociales y consumo de música y vídeos en streaming.

El renglón torcido de la adaptación a este paradigma, no puede hacerse a costa de subidas tramposas de luz y otros para el bolsillo de los más vulnerables, y sin las suficientes garantías para no provocar una mayor fractura social, desarticulando las estructuras de convivencia y comunicación (el yoismo de las personas está en marcha). Es la apuesta descarada por la individualidad, el aislamiento, instalando a niñas, jóvenes y mayores en la engañosa realidad virtual.

Frente a este tsunami orquestado, quieren que el profesorado ponga un parte al alumnado que saque el móvil en clase, que los padres prohíban el uso a los hijos, o que las abuelas no mal críen a las nietas con el artefacto. Y nosotras las personas de andar por casa…culpabilizadas. Perversa reedición de la historia bíblica de David y Goliat.