The news is by your side.

Granada de Festival

Pepe Torrente
Pepe Torrente*

En esta Granada a menudo apesadumbrada por sus carencias y rémoras, esclava y rehén de quienes no la ven con la misma grandeza que merece su propia esencia, esta tierra donde el ruido es más vistoso y sonoro para el error y la pena que para el gozo de lo bueno, viene bien de vez en cuando usar el espacio donde a uno le permiten escribir para pública lectura, y ensalzar lo bueno, hermoso y bonito que luce cuando quiere, puede o la dejan esta reina nazarí del alma mía.

 

El Festival Internacional de Música y Danza de Granada está en plena efervescencia. Son 66 ediciones ya poniendo a hervir su cultura e histórica monumentalidad, poniendo en primer plano su oferta artística durante casi todo el mes de junio. Ha sido toda una heroicidad poder mantener el listón de su calidad, tanto en la oferta musical como en la de danza clásica o flamenca. En los tiempos en los que los recortes presupuestarios de las instituciones que patrocinan el Festival (Ministerio de Cultura, Junta de Andalucía –a través de la Consejería De Cultura y el Patronato de la Alhambra y Generalife-, Ayuntamiento de Granada, Diputación provincial y Universidad de Granada) han ido mermando las posibilidades en la contratación de los mejores artistas posibles, ha renacido la imaginación y la mejor eficacia en la gestión de un magnífico equipo gestor, así como la colaboración privada, empresarial y de los amigos del Festival, para poder disfrutar en Granada de las mejores orquestas o ballets, dirigidos por los mejores directores con la interpretación de los mejores solistas.

 

Que Granada sea luz y guía de la cultura andaluza y española en este mes es un motivo de orgullo para todos.

 

 

Por allí han pasado Artur Rubinstein, Victoria de los Ángeles, o Andrés Segovia en los más bellos patios árabes de la Alhambra; Carl Schuricht, Herbert von Karajan, Sergiu Celibidache, Ataúlfo Argenta o Zubin Mehta, dirigiendo en el Palacio de Carlos V. Margot Fonteyn o Rudolf Nureyev bailando en los Jardines del Generalife, por citar sólo algunos destacados ejemplos. Pero también puede presumir el Festival de haber acogido muy temprano a figuras como Teresa Berganza, Lorin Maazel, Marta Argerich, Antonio el bailarín, Vladimir Ashkenazy, Jessye Norman, Monstserrat Caballé o Joaquín Achúcarro. El entorno de la Alhambra y el Generalife ha posibilitado un muy acertado e inigualable escenario para que la monumentalidad concurra a la par de la valía artística, si acaso para engrandecerla y hacerla mucho más espectacular de lo que por sí sola podría serlo.

 

Este año echamos de menos la voz y la presencia del gran comunicador de RNE José Luis Pérez de Arteaga, fallecido hace unos meses, por esas cosas que la vida impone como ley a quienes la habitamos sin saber cuánto tiempo nos permitirá gozar de su ventura. Desprenderse del magisterio musical de José Luis es un hueco que difícilmente se podrá sustituir.

 

Que Granada sea luz y guía de la cultura andaluza y española en este mes es un motivo de orgullo para todos. Y para completar la fiesta, fíjense, cosa inaudita, hasta incluso el Festival ha merecido la atención, por fin, de Andalucía TV. La televisión pública andaluza, aun no celebrándose en Sevilla el espectáculo; sin que la copla ni el cante le discutan el lugar propio; sin que los fandangos de Paco Candela resten luz ni queja al brillo de la música clásica que nos aporta el mejor Beethoven dirigido por el inigualable maestro Zubin Mehta, retransmitió el concierto inaugural del Festival, desde el palacio de Carlos V para toda España.

 

Esta edición es la última que coordina Diego Martínez como director del Festival, y a fe que ni los más mal pensados podrían atisbar una calidad tan alta viendo los escasos recursos económicos públicos y privados con los que ha contado, para un evento de esta categoría internacional.  Una gestión ejemplar la del magnífico gestor ubetense, que deja el listón de la comparación en su cota más alta. Desde la lealtad a su tierra andaluza, desde la profesionalidad que le da su experiencia como músico y gestor cultural avezado, y desde la más estricta austeridad en los gastos suntuarios o prescindibles, Diego Martínez ha sabido poner en el Festival las gotas de calidad, oportunidad y eficacia, como para que el balance sea un compendio de orgullo y satisfacción por el trabajo bien hecho.

 

Granada es ese lugar donde los principales instrumentos culturales o musicales se gobiernan desde fuera.

 

 

Ahora el Festival cambia de director y comienza nueva etapa con Pablo Heras Casado al mando. Podremos comprobar qué lugar de su ocupadísima agenda (ver su web en internet) podrá quedar libre para dedicarle a la gestión del Festival toda la atención que Granada merece. Esperemos que la estrella de su nombre no sea sólo un titular de relumbrón con el que los políticos se hacen el selfi de costumbre, ese bienqueda pueril, y que la gestión no sea más un trabajo de su propia agencia de espectáculos que la del propio director-gestor en particular, quien se supone que deberá de poner, quizá más desde Madrid o Londres que desde el Corral del Carbón, a disposición del Festival toda su experiencia e influencia para mejorar lo que tenemos, o tuvimos, en los años recientes.

 

Granada es ese lugar donde los principales instrumentos culturales o musicales se gobiernan desde fuera. El director artístico de la Orquesta Ciudad de Granada, Andrea Marcon, pasa la mayor parte del tiempo de rutas y conciertos por Europa. Ahora coincidirá en esa casuística con el nuevo director del Festival de Música y Danza, quien tiene repleta las horas con las que nos obsequian los días del mes y de los próximos años, ensayando con orquestas o dirigiéndolas en conciertos por el mundo. Es su sino como director, de lo cual nos sentimos muy orgullosos todos. Habrá que comprobar cómo de compatible es esa faceta artística con la organización de un Festival de la calidad y categoría que requiere el de Granada, la promoción del mismo, la presentación de campañas divulgativas, los cursos anexos al Festival Manuel de Falla, el FEX y su extensión por la provincia, etc.

 

Sería muy lamentable que tuviésemos que ver a Pablo Heras Casado a través del plasma, tal y como vimos hace unos días hizo al director  artístico de la OCG Andrea Marcon, quien presentó para una rueda de prensa convocada al efecto, ¡a través de un vídeo grabado anteriormente!, la nueva programación del próximo año, por encontrarse, as usual, fuera de España. Casi como durante todo el año.  Sería bueno que Pablo Heras Casado tuviera más tiempo a disposición de lograr el mejor festival posible para Granada, que, sin dudar de su capacidad artística (más bien al contrario), no nos prive de la misma eficacia con la que venía encarrilándose hasta ahora este acontecimiento. La gestión cultural es una cosa bien distinta, mucho más pegada a la contabilidad y a la continua resolución de problemas de producción que nada tienen que ver con la experiencia y la habilidad del gran director de orquesta granadino al frente de una orquesta sinfónica.

 

El Festival de Granada merece atención propia y exclusiva de su dirección, para que su rumbo no escampe respecto del emprendido en los últimos años. Esperemos que el tiempo no nos acabe dando la razón. Ojalá que el Festival pueda escalar más aún de lo que ya lo ha hecho con esta renovación en la dirección. Todo sea por la cultura, por Granada y por las emociones pendientes, que siempre serán las mejores.

 

 

*Pepe Torrente es Funcionario. Militante del PP  y colaborador habitual en diversos medios.

@torrentepep