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Harto de que los americanos nos la cuelen

Benito Fdez 2
Benito Fernández*

Sepan de antemano que no soy un ortodoxo ni un talibán de mi país, mi cultura, mis costumbres o mi idioma aunque haga lo posible y todo lo que esté en mi mano por defender estas singularidades que nos diferencian del resto de los mortales. Sé también que en este mundo globalizado y dominado por las redes, en el que las fronteras van desapareciendo y en el que, sólo las quieren mantener cuatro nacionalistas extemporáneos, ridículos, supremacistas, incultos y cerriles que se creen el ombligo del mundo como algunos de  nuestros paisanos catalanes o vascos, defendernos de cualquier invasión cultural que venga del exterior es harto complicado por no decir imposible.

 

Después de la Segunda Guerra Mundial, los americanos se hicieron con el control del planeta llamado libre y se repartieron la tarta mundial con los rusos imponiendo cada uno sus directrices y sus intereses en sus distintas áreas de influencia. Hasta ahí nada que objetar. España, perdido su imperio desde 1898 y olvidada su anterior hegemonía en esos dominios en los que nunca se ponía el sol, ha ido cediendo protagonismo cultural a los paises anglosajones que han copado, gracias al enorme y global impacto de las nuevas tecnologías, todos los espacios culturales y, poco a poco, han ido imponiendo sus propios modelos.

 

Los cursos ya no son cursos, sino que son “masters”, los profesores no son maestros, sino que son “coachs”, los éxitos literarios ahora son “best sellers” o los mejores ya no son los mejores sino los “top ten”…

 

Dicen los que saben de ésto que, después del chino mandarín, el español es el segundo idioma más hablado del mundo, por delante del inglés. Mas de cuatrocientos millones de personas nos entendemos en la lengua del Cervantes, cincuenta millones más que el idioma de Shakespeare aunque bien es verdad que el inglés nos supera en hablantes si unimos lengua vernácula y segundo idioma.. Ello quiere decir que no hemos sabido vendernos en el exterior y que ese importante instrumento que nos permite comunicarnos no sólo lo hemos utilizado mal sino que nos hemos dejado comer el terreno por los anglosajones.

 

La evidencia no hay más que verla cuando abres un periódico, oyes la radio, ves la televisión o te enfrascas en una conversación con amigos o conocidos. Raro es que no surja un vocablo inglés trufado entre nuestro cada vez más deteriorado castellano. Los cursos ya no son cursos, sino que son “masters”, los profesores no son maestros, sino que son “coachs”, los éxitos literarios ahora son “best sellers” o los mejores ya no son los mejores sino los “top ten”, por poner solo unos pocos ejemplos de palabras inglesas que utilizamos diariamente en nuestras conversaciones habituales.

 

En la publicidad ocurre algo igual. Por ejemplo, los anuncios de perfumes parecen hechos para un público inglés o francés.Y no digamos si se habla de las nuevas tecnologías donde no existe ni una palabra en castellano, desdeel propio internet hasta los mensajes de texto llamados ahora emails pasando por el whatsapp, los bloggers, los tredding topic, el office, el share, los hackers, los selfies, el facebook o el twitter, son miles los vocablos anglosajones que han inundado una comunicación cada día más poderosa que amenaza con deteriorar aún más un idioma, el castellano, que se encuentra en franco retroceso.

 

A lo que iba. Que esto del black friday con el que nos bombardean estos días me tiene ya hasta la mismísima coronilla.

 

Claro que la culpa la tenemos nosotros, los hispanohablantes, que por comodidad o por pura apatía, optamos por subirnos a la ola de los anglicismos cuando existen palabras en nuestra lengua que podríamos utilizar con el mismo significado. Es como ese empeño de utilizar en los telediarios españoles nombres catalanes, vascos o gallegos. ¿Por qué hablan de Yirona, de Lleida, de A Coruña, de Hondarribia en lugar de decir Gerona, Lérida, La Coruña o Fuenterrabía si cuando citan ciudades extranjeras como London, New York o Torino españolizan el nombre como Londres, Nueva York o Turín?

 

A lo que iba. Que esto del black friday con el que nos bombardean estos días me tiene ya hasta la mismísima coronilla. Primero fue Papa Noel como sustitutivo de nuestros tradicionales Reyes Magos, después  lo de la pamplina de Halloween que practicanente ha acabado con la festividad de Tosantos y los Difuntos, y ahora lo del Black Friday. Un viernes negro meramente comercial y consumista exportado por los americanos como unas rebajas tempranas en vísperas de su Dia de Acción de Gracias y que aquí les hemos comprado con la naturalidad con que solemos adquirir sus costumbres. Ya solo nos falta que también adelantemos a finales de noviembre la cena del pavo navideño para imitar a los inquilinos de la Casa Blanca. Así nos va.

 

*Benito Fernández es Periodista.

@maxurgavo