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Hartos ya de estar hartos

Fátima Báñez intentó además justificarlo todo enviándonos una carta denigrante y demagógica

Es el fondo, pero también son las formas, sobre todo las formas. A los gobiernos del PP les pierden las torpes maneras que tienen de comunicar sus decisiones. Nunca lo han sabido y me temo que nunca lo van a a aprender, dados los precedentes. Estamos ahora con el asunto de las pensiones que ha logrado indignar a millones de jubilados de toda España, entre los que me encuentro, sacándolos a la calle para protestar de una medida a todas luces injusta. Es evidente que en los últimos años, los diversos gobiernos, tanto del PP como del PSOE, que han dirigido los destinos de los españoles, se han cebado en recortar el gasto público en pensiones como única fórmula para evitar la quiebra del sistema. Zapatero no sólo no las subió durante sus mandatos, sino que las congeló, pero esa decisión, apoyada por la supuesta crisis económica, no trajo consigo, como ocurre en estos momentos, la protesta unánime de los millones de afectados. Tanto ahora como entonces los chivos expiatorios de la tan cacareada crisis somos los mismos, los sectores más débiles, aunque la repercusión mediática ha sido diferente posiblemente porque siempre es más fácil y políticamente correcto manifestarse contra la derecha que contra la izquierda. Las redes sociales, controladas por sectores que todos conocemos, han tenido muncho que ver en esto.

 Yo, como otros miles de jubilados en todas las capitales españolas, acudí a la concentración de protesta en la Plaza Nueva de Sevilla para mostrar mi indignación con la subida del 0,25 por ciento de mi pensión (menos de cinco euros al mes) y por el comunicado oficial que la ministra de ramo, la andaluza Fátima Báñez, intentó además justificarla enviándonos una carta denigrante y demagógica que nos ha tocado los cataplines a todos. Si el fondo ha sido malo, las formas han sido peores. Eso, mientras ella misma y sus colegas de Gabinete, junto a diputados, senadores y altos cargos de las Administraciones central y autonómicas se suben el sueldo de cuatro y cinco mil euros mensuales un siete por ciento. ¡Qué nivel, Maribel!

Lo cierto es que casi diez millones de españoles estamos viendo cómo los distintos gobiernos se están cachondeando del personal y negándoles la devolución de un dinero que todos hemos aportado durante toda nuestra vida laboral.

 No quiero, por lo tanto, justificar una medida gubernamental que, una vez más, vuelve a castigar a sectores que, en buena medida, han apoyado con sus votos al Gobierno de Mariano Rajoy y que vienen soportando sobre sus espaldas y sus bosillos los altos costes de la crisis. Sólo quiero llamar la atención sobre las distintas varas de medir que adopta la sociedad dependiendo de quién o quiénes sean los que dirijan las políticas sociales o económicas de cada momento. Porque lo que es robar con el asunto de la corrupción, aquí han robado todos, unos y otros. Y, hombre, que a estas alturas el PSOE y su líder, Pedro Sánchez, pidan una subida de impuestos y se quieran poner a la cabeza de las protestas cuando hace tan sólo un lustro ellos mismo votaron por la congelación de las pensiones, es para mear y no echar gota. A eso lo llamo yo tener bastante poca vergüenza.

 Lo cierto es que casi diez millones de españoles estamos viendo cómo los distintos gobiernos se están cachondeando del personal y negándoles la devolución de un dinero que todos hemos aportado durante toda nuestra vida laboral. No basta con el robo que supone lo que se lleva Hacienda cuando rescatamos el plan de pensiones que tanto trabajo nos costó ahorrar, sino que, además, nos cobran un IRPF del que deberíamos estar exentos ya que la pensión no es una renta del trabajo.

¿Qué hubiera pasado si Valtonyc, el rapero condenado por insultos a la Corona, hubiese sido de extrema derecha y cantara contra algún grupo de izquierdas…o contra el Islam?

De todas formas bien está que se produzcan estas masivas protestas actuales de los pensionistas para que los Gobiernos se den cuenta del descontento que va calando como lluvia fina en un sector que podría ser capaz de dar un vuelco a cualquier expectativa electoral. Eso lo vamos a comprobar a corto o medio plazo cuando se celebren las próximas elecciones generales y el PP se pegue el gran batacazo que auguran casi todas las encuestas. Y es que somos ya muchos los que estamos hartos de estar hartos de ser la oveja negra de esta sociedad en la que los viejos solemos pagar los platos rotos de todos los desaguisados, llámense estos corrupción política, desfalcos bancarios o despilfarro institucional.

 Y es que estamos viviendo unos tiempos bastante confusos en los que los insultos y amenazas públicas, aunque sean de muerte, se defienden en pro de una supuesta libertad de expresión, y donde unos presuntos delincuentes se empecinan en saltarse a la torera la ley queriendo imponer por la fuerza sus tesis por encima de la legalidad vigente. Yo me hago una pregunta, ¿qué hubiera pasado si Valtonyc, el rapero condenado por insultos a la Corona, hubiese sido de extrema derecha y cantara contra algún grupo de izquierdas…o contra el Islam? Ya me imagino como estarían de activos los sabuesos de las redes sociales pidiendo no su prisión, sino su muerte. Como dijo el poeta, Antonio Machado: “Nada es verdad ni mentira, todo es del color del cristal con que se mira”.