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Iglesias, Susana, Zoido y la libertad de expresión

Pepe Fdez
Pepe Fernández

Y de pronto, torquemadas de la política española, los que detentan o han detentado el poder en algún momento en estos años, han saltado como panteras por toda la geografía patria, en teoría, para defender el derecho a la libertad de expresión de los periodistas y el de información de los ciudadanos. Vivimos en España, no en Venezuela.

Y lo hacen al rebufo del impresentable comportamiento de Pablo Iglesias arremetiendo, con nombre y apellidos, contra un periodista de El Mundo en un acto abierto de la Complutense. Error, grave error que ya ha reconocido el propio Iglesias a toro pasado.

Miren por donde, los periodistas, al final vamos a tener que agradecerle al líder de Podemos que haya abierto un debate, eternamente aplazado, sobre el papel de los periodistas en este país y el comportamiento editorial de las empresas periodísticas que sobreviven al desastre general del sector. Generando todo ello una relación singular de los medios y periodistas con el poder político y económico.

No es la primera vez que Podemos se sitúa en el centro de esta polémica en base a un comportamiento de confrontación abierta contra quienes administramos el derecho de los ciudadanos a la información. Aquí en Andalucía ya hemos tenido un ejemplo en Cádiz donde cuentan que su alcalde, Kichi, tras haber sido agasajado por un grupo editorial en un almuerzo privado en su sede, salió de la reunión mosqueado y decidió someter a consulta a los círculos gaditanos de Podemos qué hacer ante lo que había tenido que oír en el encuentro: o pasta en publicidad como en tiempos de Teófila o leña al mono.

Pero ha sido la desabrida y desafortunada intervención de Iglesias la que ha posibilitado que el debate sobre el trabajo de los periodistas en este país se haya puesto sobre la mesa en todo su esplendor.

Que Kichi sometiese a los militantes de la izquierda radical en Cádiz un “referéndum” con ese planteamiento, daba por adelantado el resultado que obtendría. (Los referéndums en Podemos recuerdan mucho la endiablada pregunta del 28F) Cuentan que el resultado fue claro: Preferimos recibir leña a pagar lo que no se puede por propaganda o publicidad y menos con amenazas. Y parece que ahí estuvo el lío gaditano que acabó alcanzando a todos los periódicos en general, una operación que políticamente no ha beneficiado al partido morado. Error.

Pero ha sido la desabrida y desafortunada intervención de Iglesias la que ha posibilitado que el debate sobre el trabajo de los periodistas en este país se haya puesto sobre la mesa en todo su esplendor en momentos políticamente cruciales ante una campaña decisiva. Y de pronto todos defienden la libertad de prensa con tal de atacar a Iglesias y Podemos.

Repito, gracias a Iglesias que ha ido de frente, – otros  llevan la navaja albaceteña oculta en el cinto– habemus debate que, confío, deje pronto las tribunas políticas para concentrarse en el seno de la profesión, ya sea a través de las Asociaciones de la Prensa, ya los Colegios Profesionales de Periodistas, unas instituciones que, habrá que decirlo, están demostrando no estar a la altura de las circunstancias en que vive el oficio de informar a día de hoy. Demasiados silencios, demasiadas complicidades con el poder. Unos organismos figurones que, con lanzar un comunicado oficial, se quedan tan panchos mientras, por ejemplo, se anuncia el cierre de un periódico y el despido de toda su plantilla. La profesión está desmovilizada por completo.

Contra Iglesias y por la Libertad de los periodistas

Volviendo al debate abierto por la clase política a raíz del exabrupto de Pablo Iglesias, me ha parecido indignante y bastante vergonzoso leer a algunos políticos convirtiéndose en paladines de la libertad de expresión e información. La lista de superlistos desmemoriados es larga, pero a modo de ejemplo centrémonos en dos personajes cercanos de la política andaluza: Susana Díaz y Juan Ignacio Zoido.

La primera, atenta siempre por donde puede polemizar con Podemos y particularmente con Iglesias, ha dicho «Me preocupa, y seguro que a muchos ciudadanos también, cómo entiende el señor Iglesias la libertad de prensa”, y ha recordado también la existencia de un vídeo en el que Iglesias «manifestaba con claridad que le interesaba más un telediario de la televisión pública de Andalucía que todo el impacto de turismo de golf de nuestra tierra”.

Y lo dice una dirigente política que ha permitido que desde su partido, personas señaladas judicialmente por corrupción o comportamientos ética y políticamente reprobables, hayan influido en la RTVA  el verano pasado  imponiendo vetos a varios periodistas concretos e “incómodos”.  (Tengo el honor de ser uno de ellos, en mi caso por presiones del PSOE de Almería). Y se atreve a dar lecciones sobre libertad de expresión quien ha mantenido, bajo su mandato, la política  de alimentar lealtades editoriales gracias a la inversión de unos 600 millones de euros en campañas y medios desde que llegó a la Consejería de Presidencia con Pepe Griñán de presidente.  Pontifica, finalmente, quien hace unos días se retrataba en la feria con Luis Pineda y, después, se conocía la operación Ausbanc en Canal Sur . No, no parece que su selfie de la feria con claveles junto al sonriente Pineda, haya sido una casualidad de los tiempos y del escenario abrileño. Más bien parece que estamos ante una causalidad.

Zoido y la libertad

Por su parte, Juan Ignacio Zoido, expresidente regional del PP y exalcalde de Sevilla, ha salido a hablar también de apoyo a los periodistas a raíz de la crisis de cierre de El Mundo de Andalucía. Y tras leer su tuit solidario muchos hemos sido los que nos preguntamos si el Sr Zoido está, moral y políticamente, legitimado para hablar del trabajo y de la la libertad de expresión de los periodistas.

Como alcalde de Sevilla con aplastante mayoría le avala, desde luego, una ejecutoria que deja mucho que desear en este sentido. El Sr Zoido pasará a la historia de Sevilla como el político que más grande escabechina de periodistas ha realizado; un político débil, obsesionado con la crítica, que exigía una vomitiva sumisión a los periodistas ( y medios) y si esta no se producía tocaba las alturas empresariales y el periodista era arrinconado o despedido. Claro que estos cortes de cabeza los lograba en medios absolutamente entregados al PP reinante. Ahí quedó el caso del Jefe Regional de Informativos de la Cope, Eusebio Pérez, al que ni siquiera su amigo el obispo Asenjo pudo salvar ante la persuasiva andanada de Zoido y su entonces amigo Javier Arenas en las alturas de la cadena. En todos los casos la moneda de cambio serán promesas de inversión publicitaria extra, por cierto cosa que finalmente no cumpliría.

Por no contarles lo de Onda Cero donde, tras comprobar Zoido y su polémico jefe de prensa que se funcionaba solo con criterios profesionales de neutralidad y pluralismo, decidieron el asalto vía Madrid con la billetera (pública) aparentemente repleta.

Alcanzó hasta para el alquiler municipal de la casi inaccesible Casa Fabiola, en pleno barrio de Santa Cruz de Sevilla. Un caro capricho del viejo Lara para sede de la Fundación que se convirtió en una losa económica para los dueños de Planeta, poniéndola en venta o alquiler durante años. Hasta que llegó Zoido queriendo editar los informativos de la radio y ordenar a su antojo la redacción de Onda Cero.

Ante tan suculentas contraofertas, y gracias a los oficios del presidente de La Razón, Mauricio Casal –gran compinche de Arenas y dicen que asesor de Soraya– Zoido y el PP se hicieron casi con el control editorial de la red de emisoras de Planeta en Andalucía, logrando el cese de la Jefa regional de Informativos, imponiendo quien debía sustituirla e, incluso, sugiriendo nuevos fichajes en las áreas de redacción y contenidos.

Hace unos años en la Sevilla de Monteseirín la cabeza de un director de periódico estuvo tasada en medio millón de euros y la de un columnista incómodo en los 150 mil.

A tanto el kilo de periodista

Podríamos seguir con la lista de casos de atropellos de periodistas por políticos en Andalucía. Hace unos años en la Sevilla de Monteseirín la cabeza de un director de periódico estuvo tasada en medio millón de euros y la de un columnista incómodo en los 150 mil. El director murió profesionalmente en la batalla acabando en el paro, el columnista no y en este caso obviamente no hubo dinero para el medio que se negó al chantaje.

Como también se podría contar y no parar sobre la millonada pública que, unos y otros, han destinado al indecente manejo de medios de comunicación en estos años en nuestra comunidad. Siempre con la complicidad bien remunerada de periodistas en el papel de eficaces comisarios políticos. El PP, por ejemplo, llegó a crear un canal regional de Tv uniendo las emisoras municipales de ayuntamientos con alcaldes del partido. Una ruina tutelada por el entorno de Teófila Martínez que de nada sirvió a la ciudadanía que pagaba el juguete, ni a ellos como partido.

El PSOE con Griñán harían lo mismo más tarde pero contando con el concurso de empresarios privados pero muy cercanos. Así se creó una nueva cadena regional, apadrinada en su primera emisión por Joaquín Durán, Director General en funciones de RTVA desde hace años, engarzada con concesiones comarcales de toda la región, a donde no acabó llegando la inversión publicitaria pública prometida desde la Junta. 8Tv Andalucía acabó naufragando hace unos meses, con su plantilla abandonando voluntariamente la empresa. No obstante, tras asumir el control del proyecto el gaditano Grupo Información bajo la marca Onda Luz, presidido por José Antonio Mallou, se constata que la línea editorial no ha cambiado en la programación política. Manuel Jiménez Barrios, chiclanero, vicepresidente de la Junta y titular de Presidencia, está siendo el gran muñidor de las actuaciones que en materia de comunicación está desarrollando el ejecutivo de Susana Díaz en estos meses.

Es bueno que se abra el debate sobre los periodistas y la información, el periodismo juega un papel fundamental en nuestra sociedad en unos tiempos donde la comunicación es inmediata y abundante la oferta. Y cuando se comprueba a diario como la contaminación está afectando gravemente a un derecho fundamental como es el de recibir una información veraz. También en este oficio, como está sucediendo en otros sectores de la sociedad, hace falta una catarsis interna, diagnosticar la situación real, analizar las causas de la gangrena y plantear vías de solución si es que existen y estamos a tiempo para salvar algunos muebles de Villa Libertad de Expresión.