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Imágenes para después del brote de listeria

La gestión política de la crisis, lo reconoce casi todo el mundo, no está a la altura de lo que se esperaba.

 

Sin ánimo de exagerar, la crisis sanitaria abierta tras el brote de listeria en una nave de un polígono sevillano dedicada a la manipulación de carne de cerdo para el consumo, ha sido la más grave que ha sufrido Andalucía desde que es comunidad autónoma.

De todas las alertas sanitarias que se recuerdan, esta es la que peores efectos está teniendo entre la población, con tres personas fallecidas de momento y otras muchas hospitalizadas, entre ellas casi treinta mujeres embarazadas.

De nada han servido los intentos del gobierno andaluz, gestor de las competencias en materia de Seguridad Alimentaria, por amortiguar informativamente el alcance del envenenamiento masivo al que se ha sometido a casi dos centenares de personas, casi todas en Andalucía. Por lo que se ve nadie en la consejería supo dimensionar en un primer momento el posible alcance y gravedad del contagio de listeria.

Si se repasa el discurso informativo oficial de estos días, se ha llegado a tener la impresión de que hasta se ha intentado medio justificar las muertes habidas. Los fallecidos, todos, tenían según remachan las comunicaciones oficiales casi todas las papeletas para morir en un hospital tras haber digerido una tapa de mechá infectada con listeria. Todos estaban dentro de un grupo de riesgo porque tenían un delicado historial clínico, cierto, pero la realidad es que si no hubiesen comido el alimento contaminado hoy estarían, delicados de salud como siempre, pero con sus respectivas familias. También, y esta es una sensación posiblemente subjetiva, hemos llegado a percibir que se valoraban más los muertos adultos que los no natos o recién nacidos. Repito, es solo una impresión y todo ello nos conduce a pensar en una respuesta de las autoridades a la desesperada, desbordados e improvisando sus actuaciones. De momento el ejecutivo ha reconocido que la respuesta podría haber sido manifiestamente mejorable. Algo es algo, mientras Bonilla afirma que haremos historia desde Andalucia en la lucha contra las bacterias malignas.

La gestión política de la crisis, lo reconoce casi todo el mundo, no ha estado a la altura de lo que se esperaba. Fíjense si lo estarán haciendo mal que, por vez primera, el PP logra revitalizar políticamente a Susana Díaz quien está manteniendo un discurso impecable en esta crisis, entre otras cosas porque por vez primera el gobierno no le puede echar en cara como gestionó ella una alerta sanitaria de estas características, entre otras razones porque nunca la tuvo. Susana, con olfato y habilidad, ha encontrado su discurso y, como no, se ha situado a pie de barrio y dice las mismas cosas que se oyen en las esperas de la plaza del mercado. Es tal el rosario de errores cometidos en el desarrollo de esta alerta, que la mayoría afectan directamente a los intereses de la salud de los ciudadanos, como la circulación de una marca sin nombre elaborada también por Magrudis S.L. (Tranquilos, dice el consejero que solo se distribuyó a bares y restaurantes)

Las autoridades sanitarias – tras «soltar dos lagrímones» según Jesús Aguirre- anuncian que remitirá la situación, lentamente, pero se irá reduciendo conforme pasen las semanas. Ojalá y pronto los afectados puedan volver a sus casas sin mayores consecuencias, pero mientras eso sucede la crisis nos habrá dejado dos imágenes distintas y distantes, dos instantáneas sobre las que vale la pena realizar algunas valoraciones.

El dueño y gerente de Magrudis, José Antonio Marín, sale de la fábrica, cigarrillo en mano, para atender a un reportero de Tv.

La primera foto corresponde a un fotograma extraído de un video realizado ante la puerta de la fábrica de Magrudis. (Por cierto, el aspecto de su fachada no invita a pensar que allí dentro se fabrica lo que se fabrica) El reportero llama a la puerta y es José Antonio Marín Ponce quien le abre y, oh sorpresa, aparece desde dentro soltando abundante humo por la boca y con un cigarrillo entre los dedos de su mano izquierda. Algo que, evidentemente, echa para atrás y hace dudar a quien lo ve sobre el respeto y la pulcritud de las medidas higiénico sanitarias de quien aparece como responsable de la fábrica contaminada. Pero el Sr Marín Ponce, que se ampara en todas las Iso´s habidas y por haber para defender la higiene y calidad de su negocio, que días después del estallido de la crisis no se acuerda de cuándo fue la última inspección sanitaria a la que sometió su empresa, ese señor formalmente es gerente, pero en realidad es el dueño del negocio. Según desveló ABC es un hijo suyo, estudiante, el que oficialmente aparece como dueño, un testaferro según el periódico. El historial profesional del Sr Marín, parece que es poco ejemplar como empresario y cuenta, además, con episodios con la Agencia Tributaria por no pagar impuestos.

Tuit publicado por El Faro de Vigo con la única foto que se conoce de las naciones de Moreno Bonilla en Galicia junto a Alberto Núñez Feijóo.

La segunda imagen que nos deja la crisis fue tomada en Vigo. Es una foto ‘robada’ en el argot de la prensa de sociedad y en ella se ve al presidente de la Junta, Juanma Moreno, almorzando con el presidente de Galicia Alberto Núñez Feijóo que no aparece en la imagen. La publicó El Faro de Vigo y vio la luz justo cuando la alerta sanitaria andaluza estaba en todo lo alto, ya se había cobrado vidas y los atascos en las urgencias se hacían insoportables para los servicios del SAS en muchos hospitales, fundamentalmente de Sevilla y Huelva.

El presidente se tomó dos días y medio de vacaciones y se fue a Galicia, algo que en circunstancias normales no tendría la mayor importancia – Albert Rivera se ha tirado un mes- pero que dados los acontecimientos que se suceden en Andalucía adquiere esta escapada de fin de semana una relevancia política que al final se le ha vuelto en contra al propio Moreno Bonilla. ‘Mira, en Andalucía muriendo por comer carne mechada y el presidente dando fe del buen marisco gallego’, ha venido a ser el resumen de un viaje privado pero inoportuno y políticamente incorrecto.

La verdad es que Bonilla podría haber hecho en su despacho de Sevilla lo mismo que pudo hacer en Vigo a la hora de ejercer su papel de seguimiento de la crisis, pero aquí lo que discuten desde la oposición es si este presidente es capaz de estar presente al pie del cañón ‘para lo bueno y para lo malo’ , en palabras de la propia Susana Díaz.