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Imane Fadil, Huri del Profeta

Estaba escribiendo un libro contando lo que habia pasado desde que salio de las tierras del Profeta, el Clemente, el Misericordioso.

C.G.JUNG, “Donde predomina el poder, ahí no hay ni amor, ni ternura”. Desde el 29 de enero hasta el 1 de marzo una tormentosa agonia ha llevado a la muerte a esta mujer marroquí, de 34 años, envenenada con sustancias radiactivas. Ojos negros, inteligentes, vivos, con una pizca de nostalgia y de temor. El rostro fino, la sonrisa discreta de la añoranza de lo que nunca será y siempre fue esperado. Declaró como testigo en el juicio contra Berlusconi y ha pagado por ello. Relató a los fiscales las fiestas y las menores que el político enriquecido y bendecido por unos y otros en la Italia de Salvini ahora, de cientos antes, de monseñores vacuos, las mujeres vejadas y traidas desde las tierras donde son sojuzgadas por legislaciones mediaevales para ser liberadas entre los muslos y los penes flacidos de dinosauros sostenidos por medicos pagados a peso en oro la copula lograda.

 

Era una darkhorse, una yegua de la que nadie esperaba que ganara una carrera.

 

De funcionarios y policias que saben cambiar un permiso, una fecha, una edad por un ascenso. Es un papel. No una mujer. Estaba escribiendo un libro contando lo que habia pasado desde que salio de las tierras del Profeta, el Clemente, el Misericordioso, bendito sea, hasta llegar a tierra de infieles adoradores de Madonnas y de Cristos pacientes. Era una darkhorse, una yegua de la que nadie esperaba que ganara una carrera. Un cantante italiano, olvidado y sin éxito, Sergio Endrigo ya se lo avisó hace medio siglo: Per uno che torna/e ti porta una rosa/mille si sono secordati di te. Disfruta del paraíso, hurí perdida. Inch Alá. Hoy, desde AlAndalus, ti porto un rosa.