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Investidura

Las maquiavélicas conversaciones entre comunistas, separatistas y tragaldabas socialistas no deben dejar a nadie indiferente.

 

El nuevo año se ha estrenado con el señalamiento de la fecha para la investidura del Sr. Sánchez como nuevo presidente del Gobierno. Este anuncio es de esos que difícilmente despierta entusiasmo salvo entre los corresponsales de las cadenas adscritas al progresismo sanchistas. Las maquiavélicas conversaciones entre comunistas, separatistas y tragaldabas socialistas no deben dejar a nadie indiferente por muy hastiado que se esté de la política circense de los últimos años.  Los constantes ejercicios de contorsionismo, piruetas tridimensionales y trucos de magia con los que nos ha venido agasajando el presidente del Gobierno en funciones se verán ampliamente superados por los milagrosos resultados macroeconómicos augurados por los economistas “iluminatis” al servicio del régimen sanchopancista.

 

Según la hoja de ruta marcada por Iglesias siguiendo las teorías marxistas, el nuevo régimen socavará los pilares de la sociedad española tantos siglos subyugada bajo el peso de una jerarquía social estricta: Nobleza, Ejercito, Iglesia y Campesinado, donde los militares solo eran nobles de uniforme y las señorías eclesiásticas nobles a los que el escalafón no les llegaba para el generalato. Esta pirámide social tenía como base al pueblo sometido del que los otros estratos se nutrían para colmar sus necesidades básicas y sus ansias de dominación. Con la industrialización, aparecen la burguesía y el proletariado trastocando estos mimbres, dejando al   campesinado en franca regresión y, por tanto, a la nobleza, ejercito e iglesia sin fuente de financiación, siendo la clase trabajadora la que vino a sustituir a la gente del campo para abastecer a estas elites opresoras.

 

El nuevo régimen que se postula anima a los trabajadores a quitarse de la cabeza esa idea ingenua de que el empresario es honrado y benévolo y paga a sus empleados según sus capacidades. En palabras del Sr. Iglesias “el poder (los cielos) se alcanza al asalto”. Sólo la sangre podrá cambiar el color de la historia. El nuevo Estado democrático (totalitario) regulará el trabajo y su remuneración. El acceso a la vivienda y los precios de los alquileres. La sanidad y la educación quedarán en manos de funcionarios estatales y se impartirá según las necesidades de cada cual. Las bases serán consultadas sobre todos los temas de interés. Asambleas vecinales decidirán sobre la seguridad y la circulación con criterios racionales y de oportunidad. Un comité de expertos (comisarios políticos) supervisarán todas estas actividades y darán oportuna cuenta al Directorio que tomará las decisiones más justas y democráticas.

El ciudadano, ciudadana, activista y/o militante, base o cuadro medio será convenientemente ilustrado sobre lo irracional de la espiritualidad cognitiva y se erradicará cualquier atisbo de proselitismo por parte de entidades subversivas, sociales o religiosas que enturbien el libre discernimiento racional y proletario. <<La perfección moral de los individuos es el significado y finalidad de la vida para todo el pueblo>>.

 

Reeducar a los ciudadanos, destruir las instituciones, crear nacionalidades, salir del Europa, ignorar el mercado capitalista, enfrentarse y desafiar a EEUU, Alemania, Japón, y abrazar a las grandes democracias como Rusia, Cuba o Venezuela. Estos son los regalos de reyes de los coaligados. Y no hemos hecho más que empezar. El año se presenta preñado de noticias y novedades que los voceros de la corte (la comuna progresista) retransmitirán en tiempo real al tiempo que avanzan los grandes logros de la era sanchopancista:

Un sueldo digno, pensiones por encima del IPC (independientemente de cuanto se haya cotizado o cuanto se haya defraudado), sanidad pública y de calidad, educación pública y gratuita, fronteras abiertas, acogimiento indiscriminado de inmigrantes, carreteras, autovías, el AVE a todas las regiones de los territorios históricos (ya no existirá la palabra España) y todo pagado con la sangre (vía impositiva, entiéndase) de los ricos opresores.

 

Una nueva era ha llegado. Se colectivizarán los recursos, se crearán naciones de naciones y nacionalidades nacionales, nuevas banderas y nuevas consignas. Se expulsará a los aparatos represores del Estado y se sustituirán por gudaris autóctonos y adoctrinados en las nuevas reglas.

Hay que ahuyentar del ideario proletario la idea de país, de jefatura de Estado, de trabajo responsable, de solidaridad entre territorios. Se crearán cooperativas de inscritos e inscritas. La natalidad será una cuestión del grupo y la doctrina imperante será el colectivismo dentro de sociedades matriarcales, más capaces para estos menesteres que los decadentes machotes, todos violadores en potencia.

 

El nuevo orden está al llegar y sus normas serán aceptadas dócilmente por todos, sin la menor resistencia. Los ricos cederán graciosamente sus bienes a las nuevas autoridades y éstas las repartirán según lo que al interés comunal convenga. Las iglesias cerraran sus puertas y sus tesoros subastados y repartidos entre los más necesitados (si están inscritos), sus locales destinados a centros culturales para ocupas filósofos de la griffa. Los guardias civiles se convertirán en milicianos y serán desterrados a páramos desérticos para que allí purgan sus múltiples pecados. Los mercados internacionales aceptarán de buen grado y reconocerán el nuevo orden social instaurado en la gloriosa federación o confederación de territorios que antes se llamó España. El Sr. Trompeta (Trump para los bilingües) se postrará ante el líder supremo bicefálico                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                 (Sancheglesias) y eliminará cualquier tipo de sanción o arancel a las exportaciones de estos territorios asociados, o federados o arrebujados.

El advenimiento progresista nos elevará al séptimo cielo. Un nuevo tiempo ha llegado. ¡Alegraos infelices!

Joder, que susto, pensé que estábamos en 1905, durante la revolución de octubre en Rusia, pero no, todo ha sido un mal sueño. Estamos en 2020 y estas cosas es imposible que sucedan, ¿ o no?