El nombramiento de Carmen Crespo como portavoz del PP en el Parlamento de Andalucía va a servirle, sobre todo, para consolidar su liderazgo en Almería sin que nadie se atreva a disputarle la herencia política de Gabriel Amat. Ese es al menos el argumento que más circula en lo más cercano al presidente Bonilla, para justificar el nombramiento sólo en clave almeriense. Además, señalan las fuentes, “Juanma cree que, de esta forma, logrará que el PP de Almería sea más suyo que ahora, controlado por Javier Arenas a través de Gabriel”.
En efecto, según circula hace semanas en los foros populares de Almería, Amat está deseando jubilarse, alejarse del primer plano político, dedicarse a su familia y envejecer plácidamente. Está cansado y dicen que también algo asustado sobre los efectos colaterales que puedan presentarse una vez se visualice que ya no tiene todo el poder como ahora.
Hay quien incluso especula con que Amat estaría intentando despejar, mediante ingeniosos mecanismos de la medicina legal, su incómodo panorama judicial con la instrucción de la denominada Trama Amat.
Dicha causa, que seguramente sea declarada de especial complejidad, encierra un número importante de descubrimientos mercantiles de última hora – más de 150 sociedades desapercibidas hasta hoy– que habría que añadir a la extensa investigación realizada por la Udyco siguiendo instrucciones judiciales sobre un extensísimo entramado societario vinculado a la familia Amat.
[blockquote style=»1″]Crespo, por tanto, no es una recién llegada a la política y forma parte de la historia del PP en la provincia de Almería, tanto en lo bueno como en lo malo. [/blockquote]
De hecho está circulando en el PP el mismo argumento que cuando la nombraron Delegada del Gobierno en Andalucía – “Javier quiere potenciar a Mari Carmen” se escuchaba entonces– cargo que dejó obligatoriamente para liderar la lista autonómica por Almería. La sustituyó Antonio Sanz.
Crespo, por tanto, no es una recién llegada a la política y forma parte de la historia del PP en la provincia de Almería, tanto en lo bueno como en lo malo. Y su elección por el tandem Amat/Arenas no es más que una apuesta por el continuismo, colocándola como guardiana de las esencias del PP de Almería y los intereses políticos de ambos mentores. Y la colocan justo al lado de Moreno Bonilla en un papel tan destacado como el de portavoz parlamentaria. Y Bonilla en su infinita inocencia creyéndose que nombrandola para tan lucido cargo, estaba garantizándose el control de una de las provincias que orgánicamente no tiene.
En la biografía política de la Sra Crespo hay, sin embargo, una mancha que le puede causar problemas cuando suba a la tribuna como látigo portavoz del PP andaluz contra el gobierno socialista. Sobre todo cuando se discutan temas relacionados con la corrupción y la transparencia.
Es tan fácil como leerse el dictamen final de la Comisión de Investigación de los EREs y allí, negro sobre blanco, hallarán documentación abundante que demuestra cómo la Sra Crespo, siendo Delegada del Gobierno, se resistió como gata panza arriba para no entregar a la Comisión la documentación relativa a las ayudas sociolaborales del Ministerio de Trabajo a la faja pirítica de Huelva y Sevilla. Y lo hizo argumentando que la Comisión sólo podía investigar la autonomía, no los órganos del gobierno de la nación.
La falta de voluntad política demostrada por Crespo en esta fase de la investigación de los EREs, donde se intentaba depurar responsabilidades políticas en el caso, es el típico fantasma del pasado que suele regresar en el momento más inesperado de un debate.