La mano derecha de Gabriel Amat en el ayuntamiento de Roquetas durante años, Eloísa Cabrera, ha presentado su renuncia al escaño de diputada por Almería y centrarse nuevamente solo en el Ayuntamiento.

Estar noticia, conocida oficialmente hace unos días, era para muchos el desenlace a una incógnita política que venía circulando por Almería desde hace meses. Para diversos observadores esta decisión de Cabrera puede llevar aparejados sucesos inminentes que pongan patas arriba el más importante fortín electoral del PP en Andalucía, la provincia donde el PSOE no gana ni con Susana Díaz demoliendo El Algarrobico.

Se cree que doña Eloísa ha dado el paso, ahora, porque en el PP almeriense saben que la jubilación política de Gabriel Amat tiene fecha de caducidad en el calendario allá por la primavera… si todo va bien. Pero pende su tramo final en la política de un hilo judicial muy fino si es llamado a declarar en calidad de investigado por el contrato de las palmeras con GPS, concedido a la empresa Jarquíl Verde donde tenía intereses un yerno de Amat, también denunciado por el fiscal junto a un funcionario de máxima confianza del alcalde.

Algunos llegan a aventurar que para que doña Eloísa haya dado el paso que ha dado, seguro que el PP tiene información adversa desde el Juzgado de Roquetas que instruye la denuncia de Fiscalía y esa información solo puede ser una, que Gabriel resulte imputado, que acuda a declarar como investigado más exactamente.

Acotado el significado de la renuncia al escaño ( y todo lo que eso conlleva) parece claro para algunos que la salida de Amat de la alcaldía de Roquetas podría ser inminente de confirmarse su encausamiento judicial. Ya hay recambio y no excesivamente traumático. Cabrera es la que dirige el día a día municipal habitualmente; la contestación interna que tiene en su grupo la apagarían los galones de alcaldesa.

Pero las cosas no son tan sencillas y, por lo que parece, un movimiento de estas características provocaría serios movimientos tectónicos en el propio PP.

 

Roquetas y algo más

Gabriel Amat, con 72 primaveras, hace años que debería haber dado un paso atrás tal y como llegó a barajar hace una década;  lo cierto es que hacerlo ahora, a trompicones, afecta no solo a la alcaldía de Roquetas, se resiente la presidencia de la Diputacion y la presidencia del partido con la consiguiente pérdida de poder  almeriense a nivel regional y nacional, ya que los puestos orgánicos que ocupa Amat desde hace años, a su medida, difícilmente caerán en manos de otros del PP Almería. Amat preside desde hace décadas el Comité Electoral del PP andaluz y, además, es miembro de la comisión económica y financiera del partido a nivel estatal. Casi ná.

La figura política de Gabriel Amat está en entredicho hace veinte años, desde que comenzó lo que algunos defensores en su partido definen como una infame y constante cacería de acoso y derribo contra el edil roquetero. Primero fueron denuncias provenientes de las trincheras opositoras como el PSOE local, pero la dinámica política almeriense acabó amortiguando la beligerancia de los socialistas de Roquetas. Hasta su jefe de filas, Ortega Paniagua, acabó como socio del clan Amat en la vida mercantil. Muchos de los denunciantes del Caso Teatro Auditorio – coste de un 120% por encima de lo presupuestado, siete millones aprobados ilegalmente según el TSJA – hoy ya no militan en el PSOE o están arrumbados por el oficialismo del partido.

La eterna omertá PP-PSOE

Recuérdese que durante dos décadas largas el PSOE en Almería ha optado como estrategia el mirar para otro lado en todos los temas de corrupción que hayan podido salpicar a Gabriel Amat. Nunca tomó la iniciativa, lo poco que ha hecho ha sido forzado por la alarma social en cada momento o por iniciativas puntuales, aisladas y fuera de control del aparato provincial del PSOE. (En un cajón duerme una denuncia de más de quinientos folios, graves delitos, que nunca fue presentada contra la gestión del equipo de Luis Rogelio Rodríguez en el ayuntamiento de Almería)

Esa actitud de pasividad ha llegado a sorprender en las propias filas socialistas que nunca entendieron como  su partido ha permitido, sin respuesta, el linchamiento judicial del anterior equipo socialista de Diputación con el “Caso facturas”, denunciado por el PP.

Nadie nunca se paró a pensar en un pequeño detalle: la omertá reinante entre PP y PSOE en Almería solo contempla la no agresión en la cúpula y no jugar con las cosas de comer.

 

 

Pero los tiempos, como el país entero, han cambiado también en una provincia muy singular desde el punto de vista político; eternamente marginada, olvidada, engañada con promesas incumplidas e históricamente utilizada como circunscripción para aterrizajes de políticos de otras latitudes, vulgo cuneros o paracaidistas. Algo que ni siquiera Podemos ha obviado al colocar de cabeza de lista por Almería al ex JEME Julio Rodriguez, que no logró escaño y se fue.

Pero volviendo sobre la figura de Gabriel Amat creo que pecan de optimismo quienes están vendiendo con antelación la muy curtida piel de este gran oso de la derecha política andaluza. Desde luego, lo que sí parece seguro es que Amat es el político en activo más rico de Andalucia y no por herencia familiar. Incluso los que argumentan que la caída en desgracia (política) de Javier Arenas le debilita y perjudica, demuestran desconocer que Don Grabié, como se le llama popularmente en Almería, para el PP como organización es algo más que “el hermano mayor de Arenas”. Sus servicios durante décadas al partido solo los conocen al detalle y de verdad el propio Amat, Javier Arenas, Juanjo Matarí, Luis Bárcenas y  seguramente Mariano Rajoy, en tanto ha tenido responsabilidades orgánicas determinantes en la historia reciente del PP.

Un ex dirigente del PP almeriense sostiene que el alcalde de Roquetas ha tenido “mayor consideración, poder e influencia periférica en Genova 13 que sus coetáneos Fabra de Castellón o Baltar de Ourense juntos”. La gran virtud de este abuelo alpujarreño es la prudencia y la discreción.

El PP no dejará caer a Amat

Diversas fuentes del PP andaluz insisten en que ven “muy difícil, por no decir imposible” que el partido deje caer, así como así, al amigo Gabriel de Roquetas de Mar. Don Gabriel tiene baraka y parece que vuelve a estar en cobertura.

Es más, tras lo sucedido con Rita Barberá, añaden, se van a cuidar muy mucho los jóvenes turcos del partido, si imputasen a Amat, de reaccionar de la misma forma que lo hicieron los Casado, Maíllo, Cifuentes, Hernando, etc, cuando el caso Taula estalló en Valencia y se llevó por delante a la senadora desaparecida la pasada semana.

Rafal Catalá, ministro de Justicia, uno de los amigos que Amat sigue teniendo en el gobierno, ha dado el primer paso al proclamar que las elecciones limpian la responsabilidad política. Amat sigue ganando elecciones, cierto e indiscutible. Pero su gestión está bajo sospecha judicial. Un discurso que no es nuevo en España, ya se escuchó hace años en Marbella, cuando Jesús Gil ganaba elecciones con mayorías absolutas como alcalde antes de acabar procesado y en la cárcel.

Este posicionamiento del ministro de Justicia se complementa con un intento de echar agua al vino del pacto anticorrupción firmado por el PP con Ciudadanos, apuntando Rafael Hernando (paracaidista veterano y gran amigo de Amat) que eso de dimitir tras una imputación judicial habría que revisarlo, dado que afecta al derecho a la presunción de inocencia.

Un planteamiento digno de análisis y consideración, sin duda, pero que llega tarde a la vista de la infinidad de heridos y cadáveres políticos, cada día más, que nos encontramos en las cunetas de supuestos casos de corrupción que luego no lo fueron para la Justicia.

Todo apunta a que el objetivo consiste en lograr una especia de ley de punto final e intentar partir de cero.  Borrón y cuenta nueva. Y lo más llamativo es que quienes parecen defender esta tesis ahora, con un cadáver recién incinerado en Valencia, lo hacen una vez más por razones de Estado, por España, cerrando heridas de un pasado vergonzoso y vergonzante para la inmensa mayoría de los ciudadanos/as de este país. (Para ellos parece que no) Todo por no desestabilizar nuevamente España y siempre bajo la amenaza de una convocatoria electoral donde la derecha ganará con la gorra, según la tendencia que marcan los sondeos.

 

 

Tras la muerte de Rita…

No resulta pues gratuito afirmar que las circunstancias políticas en un país o en una provincia cambian muchas veces la ecuación final en un plis plas, por azares del destino o por la suerte providencial, la baraka. Las circunstancias políticas y judiciales que han rodeado la muerte de Rita Barberá, aportan un primer mensaje evidente al caso de Roquetas. Rafael Hernando ha tranquilizado a Gabriel Amat, dando por sentado que el PP no es partidario de dimisiones por un simple formulismo judicial tras ser declarado investigado en un juzgado de pueblo, como dijo Susana Díaz cuando empezó lo de Albox.

No parece, por tanto, que la rumoreada crisis almeriense del PP vaya a circular por sonoras dimisiones o abandonos. En el peor de los escenarios para el PP, podrían convencer a Amat para que dejase la alcaldía de Roquetas en manos de Eloísa Cabrera, pero mantendría el puesto de presidente de la Diputación, bajo el argumento que lo de Jarquil Verde es un asunto municipal, no provincial. Una lampedusiana fórmula que nunca falla, especialmente con la extraña complacencia de los dueños de la llave de Roquetas y Almeria, Ciudadanos. Los del partido naranja andan diciendo que pedirán dimisión en cuanto imputen al alcalde, no antes. Nadie les cree dada la trayectoria de sus líderes en Almeria, suspensos en credibilidad; de momento ya se han puesto de acuerdo para aprobarle los presupuestos del año que viene a Amat.

Por lo demás, la dirección regional del PP,  su líder Juanma Moreno Bonilla, no está interviniendo en esta partida de ajedrez donde se trata, una vez más, de salvar desde Génova 13 al bueno de Gabriel, el amigo de Roquetas.

 

*Pepe Fernández es Periodista. Editor y Director de CONFIDENCIAL ANDALUZ

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