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La caída del imperio europeo

El principio de acción/reacción está provocando el renacer de una altraderecha, neofascista, nacionalista y xenófoba, que todos creíamos acabada.

Afirma un clásico aforismo que la historia de la humanidad suele repetirse cíclicamente y que aquellos pueblos que la desconocen están condenados a repetirla. Dado el nivel cultural en el que nos movemos en España y el total desconocimiento de buena parte de la juventud no sólo sobre la historia clásica, sino incluso de la más reciente, mucho me temo que los españoles somos un pueblo reflejado fielmente en la frase y condenado a ir repitiendo nuestras más negras etapas históricas cada pocos años.

No sé si vieron hace poco a dos jóvenes que participaban en el conocido concurso televisivo de “Ahora caigo” en Antena 3. Tenian que identificar un hecho histórico basándose en pistas. Bueno, pues necesitaron nada menos que diez datos del tenor de “sucedió en el siglo XX”, “conflicto, nacional, político y bélico”, “la Pasionaria”, “inspiró el Guernika de Picasso”, “hubo un alzamiento”. “tuvo lugar en España”, “dio paso a una dictadura”, “nacionales y republicanos”, “se supendió la liga de fútbol”…para que, in extremis, uno de los concursantes acertara.

 

El asunto no es baladí. Pone en evidencia la escasa cultura general, e histórica también, de unas nuevas generaciones que, muy posiblemente, se conozcan al dedillo las alineaciones del Barcelona o el Real Madrid, la letra del último éxito de Maluma o la vida y obra de Belén Esteban o de los ninis de Gran Hermano, pero ignoren cualquier hecho relevante, ya sea histórico, social o cultural, que ha marcado nuestro pasado, presente y futuro.

 

Por ello no acabo de entender cómo la inmensa mayoría de los jóvenes españoles, nacidos despues de 1975, que ni conocieron a Franco ni su dictadura, se muestran radicalmente a favor de hechos como la exhumación de los restos de Franco del Valle de los Caídos, la recuperación del guerracivilismo de la denominada “memoria histórica” promovida de Zapatero y recuperada con entusiasmo por Pedro Sánchez, y el furor anticonstitucionalista y antimonárquico que ha prendido en las nuevas generaciones como si la tan costosa transición democrática de las últimas décadas del siglo XX, superando antiguos enfrentamientos y rencores, hubiese sido una de las etapas más negras de nuestra historia.

 

Bueno, mentira, sí lo entiendo aunque no lo comparto. Entiendo el poder manipulador de la política de izquierdas y sus medios afines que, como una costante gota de agua sobre una piedra, han conseguido lavar el cerebro de unas generaciones con nulo sentido crítico, incapaces de pensar por sí mismas y de tener opiniones que se salgan de lo políticamente correcto.

 

La incultura propiciada por una Educación fragmentada en diecisiete catetas y endogámicas políticas educativas, ha provocado que el analfabetismo estructural (más peligroso incluso que el que había en la España anterior a la Guerra Civil) se expanda como aceite sobre todo el territorio español. Los jóvenes andaluces, que podrán saber todo sobre la vida y obra de Blas Infante, desconocen por dónde pasa el Ebro o el Tajo, ignoran quién fue Jaime I o Don Pelayo, qué significó Covadonga o las Navas de Tolosa y quienes fueron Velázquez, Unamuno o Blasco Ibáñez . Otro tanto les pasará a catalanes, vascos, gallegos, extremeños, valencianos, aragoneses, canarios, castellanos, leoneses y al resto de ciudadanos de las distintas comunidades autónomas que conforman el Estado español, constreñidos cada vez más en sus propias fronteras geográficas y en los límites ideológicos impuestos por los gobiernos de turno que ejercen el poder en cada comunidad autónoma.

 

Y si todo esto pasa en España, en Europa está ocurriendo algo similar. El auge de los partidos de extrema derecha en buena parte de los paises de la Unión Europea es una especie de reedición de la caída del Imperio Romano, allá por el siglo V. El “buenismo” de lo “políticamente correcto” y la falta de una fuerza que impida el desmembramiento y la invasión, están dando lugar a sociedades inermes y facimente conquistables. Si los bárbaros acabaron en poco tiempo con la mayor civilización y el más poderoso imperio de la historia, Europa parece abocada a seguir sus pasos a manos de otras civilizaciones que se quedaron ancladas en el tiempo pero cuyo objetivo no es otro que imponer sus ideas por cualquier metodo, incluído el de la fuerza. Y el principio de acción/reacción está provocando el renacer de una altraderecha, neofascista, nacionalista y xenófoba, que todos creíamos acabada tras la Segunda Guerra Mundial. Nuestros dirigentes se asombran y se asustan, cuando han sido ellos mismos, con sus políticas económicas y sociales, quienes han propiciado estos peligrosos renacimientos ultraconservadores.

 

Muchos creen que el “PUEBLO”, así con mayúsculas, impedirá que estos nuevos movimientos se hagan con el poder, pero mucho me temo que ese mismo pueblo, manipulado durante décadas por los partidos mayoritarios de centroderecha y centroizquierda a favor de sus propios intereses, puede volver a gritar aquello tan español del “¡¡¡vivan las caenas!!!”, que acabó con el liberalismo de La Pepa y que nos devolvió al absolutismo de Fernando VII.

 

Permitanme mi pesimismo, pero me da la impresión que vamos directos hacia otra época oscura en una Europa que parecía haber conseguido con “sangre, sudor y lágrimas” superar viejos fantasmas. Espero equivocarme.