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La cara de Imbroda

Desconozco el grado de dureza de la cara de Javier Imbroda, pero parece que muchos están en desacuerdo con sus ‘interesados’ planteamientos.

No está ni está ni medio bonito citarse a uno mismo, pero esta vez lo haré para poner al lector en antecedentes. Hace ahora poco más de un año escribía que Javier Imbroda, por ahora consejero de Educación del Gobierno andaluz era el mandarín de un auténtico imperio de enseñanza privada, el Grupo MEDAC, con sedes en Málaga, Granada, Almería y Córdoba y añadía que el probable nuevo consejero sería el responsable de dar las licencias y permisos para la apertura de este tipo de centros de enseñanza.
También informaba de que constaba que Javier Imbroda se deshizo de su participación en el instituto MEDAC, días antes de concurrir a las elecciones autonómicas del 2-D como cabeza de lista de Ciudadanos por Málaga. Además, añadía que existía información sobre la participación de Imbroda en la creación de un proyecto de universidad privada en la ciudad autónoma de Melilla, casualmente gobernada entonces por Juan José Imbroda.
El tiempo ha terminado por darme la razón y la coalición de centro-derecha, más los ultramontanos de Vox han comenzado a enseñar la patita en materia educativa. Hace pocas fechas se aprobaba el decreto con el que la Consejería de Educación regula los criterios y el procedimiento de admisión del alumnado en los centros docentes públicos y privados concertados, que de hecho lo que hace es postergar a la educación pública en las prioridades de la gestión de Imbroda.
Lo expicaba muy bien en la cadena 7TV, mi colega Curro Troya, “el verdadero debate va a ser cuánto dinero público tiene que ir a manos de privados y cómo van a justificar que ellos mismos no son capaces de mejorar la educación pública mientras desvían los fondos de las arcas públicas para que la que progrese y se desarrolle sea la privada”.
Más claro, el agua. Pero Javier Imbroda y su mariachi, no se esconden. El consejero de Educación firmaba esta misma semana sendas ordenes, publicadas en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía por las que autorizaba la apertura y funcionamiento de dos centros privados de Formación Profesional en Sevilla, pura casualidad, propiedad de una de las empresas de las que él mismo fue administrador.
Pero Imbroda trata de hacerse el loco, o mirar para otro lado, conocedor de que está incumpliendo la Ley de Incompatibilidades de Andalucía, que obliga a los altos cargos a “inhibirse del conocimiento de los asuntos en cuyo despacho hubieran intervenido o que interesen a empresas, entidades o sociedades en cuya dirección, asesoramiento o administración hubiesen tenido alguna parte”. La referida legislación no especifica ninguna fecha. El departamento de Imbroda niega la mayor y la presunta incompatibilidad.
Desconozco el grado de dureza de la cara de Javier Imbroda, pero parece que muchos están en desacuerdo con sus ‘interesados’ planteamientos. Lo veremos en la capacidad de convocatoria de la huelga del sector planteada para el próximo miércoles 4 de marzo en el conjunto de Andalucía.