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La cara de Susana

Pepe Fdez
Pepe Fernández*

Apareció a paso lento, como un espectro. El maquillaje no logró ocultar sus ojos hinchados, señal de que había llorado. Cuentan que rompió a llorar cuando colgó la llamada de felicitación que le hizo a Pedro Sánchez, a muy pocos metros de donde se encontraba el nuevo Secretario General del PSOE en la sede de Ferraz; elegido por el 50% de la militancia, con más de diez puntos sobre los votos obtenidos por ella. Una inesperada humillación en toda regla.

Evitó hasta donde pudo el contacto visual y corporal con Pedro Sánchez a quien ni siquiera nombró en su comparecencia de su casi asunción de derrota y despedida.

Sabíamos todos, porque Susana Díaz se ha encargado de machacarlo en esta campaña, que a ella le gusta ganar. Conforme pasaron los acontecimientos de la noche electoral supimos que a quien le gustaba ganar, en realidad no sabía perder. Ni su expresión facial o verbal, ni su gesticulación, ni sus crípticas referencias al partido o la socialdemocracia andaluza que ella encarna, invitaron a pensar que Susana tuviese intención de ponerse a trabajar de costurera junto a Pedro Sánchez y Patxi López para unir al partido, idea que vendieron hasta el último minuto de la campaña, a la orillita del Guadalquivir, donde «una dalia cuidaba Sevilla en el Parque de los Montpansier».

Visto lo visto se puede concluir, en este D + 1, que Susana tampoco fue sincera cuando adoptaba sus compromisos de ayudar a la unidad del partido. ¿Fue su falta de sinceridad, su discurso embaucador y prepotente, un factor determinante para el 50% de la militancia? Puede, pero no solo eso.

A Susana Díaz no le salía del alma la noche del domingo 21 ejercer como gusta de actriz melodramática sobre las tablas movedizas del castillo que creyó horas antes conquistaría entrando por la puerta principal y no por el garaje, por donde acabó saliendo y a toda velocidad. Ahí estuvo su gran asesor de comunicación, Miguel Ángel Vázquez, Portavoz de la Junta y Máximo Díaz Cano, ambos funcionarios de la Junta a tiempo parcial en estos meses, para afearle públicamente a Pedro Sánchez el que hubiese accedido a Ferraz por el garaje, no como Susana y Patxi, mezclándose con la militancia; arriesgando, añado, a que alguno le gritase “traidora” en plena calle.

 

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Si algo de novelesco tuvo la épica noche del 21 de mayo de los socialistas españoles fue que a los espectadores nos devolvió el desenlace final de la obra a la escena del crimen inicial. Allí, en la Sala Ramón Rubial, donde aún quedaban en la moqueta goterones de restos de sangre vertida el 1 de octubre, apareció el resucitado Sánchez al que el destino – no Pablo Iglesias- le brindaba una nueva oportunidad.

Lo primero que habría que dejar claro es la ejemplaridad democrática que la militancia del PSOE ha dado con este proceso interno de primarias. Eso es democracia real, que nadie lo ponga en duda. Ojalá y a la gente le quedara la mitad de claro lo que sucede en cónclaves de otras formaciones políticas a la manera que lo ha hecho el PSOE. Podemos puede ser el ejemplo críptico tras lo de Vistalegre 2, donde uno no acaba teniendo claro ni la independencia autonómica para los anticapi andaluces de Podemos ni la beatificación laica de un tal Bódalo.

Han tenido finalmente razón quienes venían sosteniendo que, a Susana, más arriba de Despeñaperros, no la querían ni en pintura porque no conectaba con el personal, “más allá de la calle Pureza en Triana no la jaman” exageraban algunos pedristas sevillanos.

Pero no creo que la cuestión sea tan simple, como tampoco creo – por haber crecido en Cataluña- que allí se despreciase a Susana Díaz por ser mujer y por ser andaluza, según el presidente ZP quien en este proceso ha perdido mucho pelo en la gatera y la oportunidad de preservar ls imagen respetada y respetable que debería merecer la figura de un ex Presidente del Gobierno.

La cuestión es mucho más profunda y tiene que ver con el cambio rápido que está experimentando nuestra sociedad, particulamente sectores jovenes. La gente, la calle, va por alamedas bien distintas de las autopistas de peaje oficial por donde deambula la clase dirigente de este país, mezclados con los Señores del Dinero, vulgo Ibex 35 y los empresarios mediáticos como bien pagados mariachis.

Ha sido tan evidente, tan visible y tan escandalosa la manipulación a la que se ha pretendido someter a la opinión pública española en estos años, que hasta el ciudadano menos ilustrado se ha dado cuenta de los extraños manejos que, poco tiempo después, dejan de ser un misterio. Por ejemplo, los esfuerzos (mediáticos) del PP por promocionar a Podemos y así destrozar al PSOE por su flanco izquierdo, algo de lo que se habla poco. Será porque jugaron con fuego y al final se quemaron sus impulsores, la menina y el corsario del librero.

 

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Así pues, existe un factor social determinante de deseo de cambio, incluso de modelo de partido que solo un candidato, Pedro Sánchez, supo captar desde el principio. Enfrente Susana, dejándose querer cuando todos sabíamos que ella quería y mucho, dudando durante meses, que si en la cabeza o en la cola, “donde me ponga el partido”, y con el apoyo expreso de los más importantes grupos mediáticos de este país. ¿Lo han hecho gratis? Seguramente no. También los del Ibex 35 empujaban, como la Iglesia católica y sus medios, con el ex ministro de la patada en la puerta, José Luis Corcuera, como gran referente ideológico televisivo pidiendo el voto para la socialdemocracia susanista noche tras noche.

Es fácil imaginar al militante socialista de base, pensativo, preguntándose qué significaba que la derecha de este país apostase tan fuerte por una concreta candidata socialista a liderar su partido. He aquí otro factor determinante que ha ayudado a situar a Díaz en la derecha, lejos del espectro de la izquierda, de lo que ella llamaba PSOE cien por cien.

Necesariamente ese y otros muchos militantes socialistas tenían que rebobinar hasta lo sucedido el 1 de octubre con un cruento golpe de mano y, desde luego, los efectos políticos posteriores de aquel derrocamiento de Sánchez, absteniéndose el PSOE para que Rajoy fuese nuevamente presidente. El gran pecado original que Sánchez ha sabido explotar y airear con éxito, porque las bases cabreadas le han entendido desde el principio.

Tampoco le pasó desapercibido a la militancia socialista que fue Felipe González el que horas antes de la revolución interna de los claveles negros hizo sonar el Grándola Vila Morena en la radio de Prisa, siendo Alfonso Guerra quien apadrinará el último acto de cierre de la candidata Díaz en el muelle Delicias. Un fenomenal guion de regreso al pasado, bucle eterno del socialismo sureño.

Por todo ello, un inmenso olor de bolitas de alcanfor había rodeado a la candidata favorita y oficialista, algo que se evidenció palmariamente en el gran acto de su presentación en el Ifema de Madrid. De todos los presentes solo uno, Alfredo Pérez Rubalcaba, se había permitido decir con anterioridad algo así como que difícilmente puede aspirar a la Secretaría General alguien que haya matado a su predecesor en ese puesto. Las cosas de Alfredo, dijeron, el más astuto e inteligente de todos.

Aquel golpe de mano sangriento, esperpéntico y con tintes cuarteleros, nunca fue explicado por Susana Díaz a la que todos ubicaron en el puesto de mando de la operación, rodeada de barones, algunos que esta mañana tecleaban Wasaps a Sánchez, con algo así como que aquí estamos, a tus órdenes SG.

Su versión dulcificada, -ella pasaba por allí y la llamaron-, nunca fue aceptada ni creída por quienes en el partido han conocido las 32 gestoras que jalonan la biografía aparatista de Susana Díaz en el PSOE andaluz. Exactamente el modus operandi utilizado en Ferraz, lo-quiero-muerto-esta-tarde. Han sido tan torpes los asesores de Díaz que, con ocultar esa explicación que toda la militancia y electores demandaban, han permitido que se abriese paso como versión oficial la de Miguel Ángel Heredia a las JJSS como Secretario del GP Socialista en el Congreso. Otro gran error del susanismo en esta campaña, mantener a Heredia.

Visto lo ocurrido en las urnas también puede concluirse que la candidata andaluza, una vez más, no ha sabido rodearse de los mejores para que la ayudaran en su escalada a Madrid. Una vez más se rodeó de leales cuya capacidad intelectual como estrategas ha quedado más que en evidencia. En algún caso concreto, como el de Díaz Cano, con reiteración ya que también dirigió la campaña que perdió Carme Chacón.

La expresión y el discurso de Susana Díaz la noche de la humillación de Pedro Sánchez, no obstante, vaticinaba claramente que la guerra no había terminado, que quedan batallas por librar y muy importantes para la supervivencia política de Susana Díaz Pacheco al frente del socialismo andaluz.

Además de mostrar un bajo estado de ánimo y cara de pocos amigos, Susana sacó fuerzas de lo más hondo para dejar entrever que la cosa no se iba a quedar así. Dicho y hecho.

 

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Efectivamente, a las pocas horas se nos hacía saber desde el PSOE-A que adelantaban la fecha del congreso regional a dos de los peores días que puedan existir en el año. De septiembre se pasaba al 29 y 30 de julio, justo con los españoles moviéndose a o de vacaciones. De esta forma se adelanta Susana a posibles movimientos del sanchismo cuyo principal dirigente en Andalucía, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, ya había hablado hace tiempo de la posibilidad de presentar candidatura alternativa frente a Susana en unas primarias andaluzas.

Con más del 35% de la militancia socialista andaluza en contra, bastante radicalizada por cierto, Susana Díaz sabe que ya nada volverá a ser igual en el socialismo andaluz y que se le acabó el poder absoluto sobre la vida del partido. Sabe también que ella y su equipo de campaña han hecho un pan como unas tortas, como intuye perfectamente que algunos de sus valedores de estos meses le exigirán explicaciones de lo que ha pasado, porque ella no ha cumplido su parte del trato, así de claro.

De ahí el movimiento a la desesperada para adelantar el congreso regional de la única comunidad donde no ha ganado Pedro Sánchez y donde ella piensa atrincherarse hasta que se estrelle nuevamente el SG, algo de lo que dicen que está convencida. Por utilizar el símil empleado por la Sra. Díaz, la militancia del PSOE la ha colocado “en la cola”, o sea en Andalucía.

Convoca el congreso en unas fechas muy complicadas, pero donde tiene garantizada escasa audiencia de la ciudadanía por lo que pueda pasar, que parece que pasará. ¿Autorizará la Gestora este adelanto? ¿Consultará con Pedro Sánchez? Veremos.

Por cierto, en el entorno de la lideresa andaluza se comentaba esta mañana que estaba desconcertada particularmente con una cosa concreta. El hecho de haber obtenido menos votos que avales en Andalucía. Dice Susana que no lo entiende. Es tanto como decir que no conoce el partido que dirige y los métodos empleados por sus subalternos orgánicos para gobernarlo. A todo esto, los andaluces llevamos más de ocho meses con una presidenta a tiempo parcial, con un gobierno burócrata que solo tramita, no gobierna, encefalograma de gobierno plano y obviamente no aplica soluciones a los problemas de Andalucía. ¿La oposición? pues con asiento de platea viendo el espectáculo socialista, a ver si se marchaba Susana, lo único que interesaba saber.

A todo esto, no se lo pierdan, dos políticos de la oposición de Susana en Andalucía también deben de estar tristes por la derrota de Díaz, ya que significa que no se marchará de Andalucía. El más afectado es Juanma Bonilla, el líder del PP que ya se veía como presidente de la Junta del brazo de los de Ciudadanos. La otra es Teresa Rodríguez porque si el tsunami del sanchismo llega a Andalucía ya se pueden ir despidiendo Podemos de unos cuantos escaños en las próximas autonómicas.

 

*Pepe Fernández es Periodista. Director de Confidencial Andaluz

@Pepe_Fdez