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Demasiados millones sin control para representaciones y fastos

Jose Manuel Sanchez Fornet
José Manuel Sánchez Fornet

En los últimos días han sido noticia en algunos medios de comunicación el destino a legaciones diplomáticas de policías de distintas escalas, en unos casos relacionándolos con los que se conocen como “policía política” y en otros con favores hechos a sindicatos a través de dirigentes liberados sindicales para condicionar su independencia.

El salario que se percibe en distintas embajadas o consulados es muy variable; puede oscilar entre 5.000 y 20.000€/mes, dependiendo de la embajada (hay unas en las que la dieta es mucho mayor que en otras, por ejemplo Rusia o Venezuela, que suelen ser las de dietas más altas), y de la categoría profesional del agente, que va desde policía a comisario, pasando por subinspector, inspector o inspector jefe. Esos puestos de trabajo no han existido siempre, hace dos décadas se crearon los primeros y después se han ido ampliando, y ya también se ha sumado a algunos de ellos la Guardia Civil.

EMBAJADAS Y EMBAJADORES.

En un país con el paro y la miseria que hay en España esos salarios son obscenos. Debería contratarse seguridad privada en esos países o fijarse unas tarifas salariales decentes, pero el problema para hacer esto no está en la Policía sino en el Ministerio de Asuntos Exteriores. España es un país trufado de prácticas corruptas y lo comprobamos a diario con las noticias que se conocen, que son la punta del iceberg de lo que acontece. En el caso de Exteriores el control presupuestario de las legaciones diplomáticas es nulo, los salarios de los embajadores y cónsules exagerados, y más porque el Estado abona su vivienda, servicio doméstico, luz, agua, desplazamientos, comida y cualquier otro gasto a costa del Estado. Como si deciden gastar 50.000€ al mes en fiestas de recepción, nadie se lo impide. España sigue gastando y aparentando en sus legaciones diplomáticas como si fuera el Imperio de hace tres siglos. La pomposidad y el lujo de los reyes y nobleza de hace unos siglos sigue vigente hoy adaptado al siglo XXI. Y ningún gobierno desde la democracia ha hecho nada por cambiar eso, por aplicar una mínima austeridad y rigor en esos gastos millonarios sin control con las que se maneja el personal diplomático español. ¿Sería el Gobierno capaz de decir cuánto cuesta mantener la embajada española en Reino Unido, cuánto cobra Trillo, el coste de mantener abierta la embajada, el gasto en representación, personal de servicio doméstico del embajador, funcionarios, gastos en logística, comidas, fiestas etc.? La gente corriente no lo creería. Han pasado 40 años de democracia con gobiernos de izquierda y derecha y las cosas siguen igual que hace tres siglos a estos efectos.

CASA REAL-JEFATURA DEL ESTADO.

Ocurre lo mismo cuando se facilitan los gastos de la Casa Real, que se computan solo los de bolsillo, el presupuesto para gastos personales de la familia real, pero el coste de la Guardia Real, los soldados, guardias civiles, policías, coches, medidas de seguridad, personal contratado para el servicio, mantenimiento de los edificios, teléfonos, aviones, comida, luz, agua, recepciones oficiales, viajes… eso se carga a una partida distinta de los presupuestos que no es la Casa Real, y luego se compara el coste del gasto de bolsillo (no incluye ni la comida de la familia real) con el gasto de otras monarquías donde está especificado hasta lo que se gastan en papel higiénico, para mentir diciendo que nuestra Monarquía es la más barata del mundo, o más barata que cualquier república donde se imputa al presupuesto de la jefatura del Estado hasta las bombillas que se compran. Lo mismo puede hacerse con la presidencia del Gobierno y su complejo de la Moncloa y con otros organismos públicos. Es una manipulación propia de un país donde mentir está tolerado por la ciudadanía y falsificar estadísticas, informes, camuflar gastos de una a otra partida no tiene ningún reproche. Han pasado 40 años de democracia con gobiernos de izquierda y derecha y nada ha cambiado.

MINISTERIOS, ONGS Y OTROS ORGANISMOS.

Si además de en el Ministerio de Exteriores buscamos en la adquisición de armas del Ministerio de Defensa, en los gastos superfluos en Fomento, con sus incrementos de precio sobre el conseguido para la adquisición de una obra (es más difícil conseguir que una obra pública se acabe sin sobreprecio considerable sobre el presupuesto inicial licitado y ofertado por una empresa a que te toque una millonaria primitiva), o sin llegar a tanto, controlar las subvenciones púbicas a las federaciones deportivas, comprobando cómo viven sus dirigentes y sus familias y cuánto se gastan en viajes a cargo del dinero de todos. Se podría hacer también en alguna ONG de esas con solera y cuya presidencia de honor ostenta alguna alta personalidad del Estado, donde hace ya más de 20 años algún empleado contaba, sin pruebas y sin que por ello se dirigiera a la fiscalía anticorrupción (aunque dio datos de sobra para hacerlo creíble a quienes lo escuchamos), que el presidente ejecutivo de la misma pasaba dos meses al año de vacaciones en paradisíacas islas con varios miembros de su familia, con todos los gastos pagados por esa ONG en teoría dedicada a ayudar a personas enfermas con graves adicciones y que recibe la mayoría de sus ingresos de subvenciones públicas, de dinero de todos. Por cierto, ese presidente ejecutivo compraba plumas estilográficas de oro para regalar a sus amistades, todas, claro, personas importantes del mundo político, financiero o empresarial. Y es posible que siga haciendo hoy lo mismo. Cuarenta años de democracia con izquierda y derecha no se han enterado de estas cosas, o no han querido.

RESETEAR LA DEMOCRACIA.

En este contexto, lo que ocurre en la Policía tiene una importancia relativa. O es muy importante por cuanto ocurre en las fuerzas de Seguridad del Estado, y porque existen sistemas de fijar mérito de baremo profesional y antigüedad, que permita conseguir el cargo a quien más objetivamente lo merezca, y también, incluso siendo el sistema de provisión de libre designación, ello no impide realizar antes esa misma comprobación de baremos de los aspirantes y designar al que obtenga mejor puntuación. La libre designación no debe ser síntoma de nombrar al más amigo salvo en un país como este, con esta cultura social donde quien tiene un amigo tiene un tesoro, si es obediente más y si es de tu ideología ya reúne el perfil idóneo para ocupar un cargo o puesto de trabajo para el que nunca superaría una mínima prueba de capacidad.

Hay que resetear la democracia, empezar por la educación para la ciudadanía, la formación, crear parámetros de funcionamiento nuevos y una Comisión de la Verdad, o varias, por áreas de actividad, para erradicar las prácticas corruptas que han esquilmado la poca riqueza de este país entregándola a unos cuantos personajes sin escrúpulos, algunos de los cuales heredó sus bienes obtenidos ilícitamente de sus padres y se dispone a traspasarlos con la misma falta de legitimidad a sus hijos. Han pasado 40 años de democracia con gobiernos de derecha e izquierda y la vida sigue igual.