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La declaración de Roma

Pedro Pitarch
Pedro Pitarch*

Los dirigentes de los países miembros de la Unión Europea (UE), junto con los del Consejo Europeo, la Comisión y el Parlamento Europeo, se han reunido en la capital italiana para celebrar el 60º aniversario de los tratados de Roma, que constituyen el fundamento de lo que hoy conocemos como la UE.  Efectivamente, el 25 de marzo de 1957, seis países firmaron esos tratados: Alemania (Occidental), Francia, Italia, Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo. Sesenta años después han sido 27 los estados firmantes de la Declaración de Roma de 2017.  Tanto entonces como ahora, el Reino Unido ha estado ausente de esos dos colosales e históricos hitos europeos.

 

Sesenta años después han sido 27 los estados firmantes de la Declaración de Roma de 2017.

 

Orientada hacia un futuro común, la Declaración es toda una guía política para los europeos. Su mensaje más profundo se podría sintetizar en dos elementos: la unidad e indivisibilidad de los estados miembros (de contenido de especial aplicación en España, frente a descerebradas pretensiones independentistas de algunos), y la voluntad de seguir avanzando en el proyecto de integración europeo. Para ello, progresando en la misma dirección, se actuará conjuntamente, o a distintos ritmos y con distinta intensidad cuando sea necesario. Ahí está la clave y el mensaje omnidireccional de un verdadero relanzamiento de la Unión a 27, después de que el Reino Unido, con su Brexit, haya decidido marcar distancias definitivas y “dejar aislado” al continente europeo.

En la Declaración se identifican los grandes retos a los que nuestros dirigentes se comprometen a enfrentarse conjuntamente. Tales retos se concretan en conflictos regionales, terrorismo, presiones migratorias crecientes, proteccionismo, y desigualdades sociales y económicas. Se pone el acento en la unidad de acción, la solidaridad, la defensa de nuestros valores e intereses, la seguridad y protección, la vocación de desempeñar un papel fundamental en el mundo, el desarrollo cultural y social y el crecimiento económico. Por tanto, lejos de enrocarse, los 27 declaran la Unión abierta a otros países europeos que respeten los valores comunes.

 

El tercer gran objetivo pone su acento en lo social buscando una Unión que promueva la igualdad entre mujeres y hombres, así como los derechos y la igualdad de oportunidades para todos.

 

Los objetivos esenciales de la refundada UE se resumen en cuatro. El primero es la seguridad y protección de una Europa donde se asegure la libre circulación de los ciudadanos mediante la protección de las fronteras exteriores, la política migratoria, y la lucha contra el terrorismo y la delincuencia organizada.

El segundo mira hacia la prosperidad europea y su sostenibilidad contando como bases sustantivas, entre otras, con el mercado único y la moneda única.

El tercer gran objetivo pone su acento en lo social buscando una Unión que promueva la igualdad entre mujeres y hombres, así como los derechos y la igualdad de oportunidades para todos. Una Unión que luche contra el desempleo, la discriminación, la exclusión social y la pobreza y en la que los jóvenes reciban la mejor educación y formación, así como puedan estudiar y encontrar trabajo en todo el continente. Una Unión que asimismo conserve nuestro patrimonio cultural y promueva la diversidad cultural.

 

La Declaración de Roma, de 25 de marzo de 2017, supone una auténtica refundación de la UE.

 

Finalmente, el cuarto objetivo esencial se centra en promover una Europa más fuerte en la escena mundial. Una Europa factor de estabilidad y prosperidad tanto en su vecindad inmediata al este y al sur, como en Oriente Próximo, en África y en el mundo en general. Se pone especial énfasis en lograr una industria de defensa más competitiva e integrada, y en una Unión comprometida con el refuerzo de su seguridad y defensa comunes, sin olvidar la cooperación y complementariedad con la OTAN, a la vez que el papel activo en las Naciones Unidas. Una Unión, en síntesis, orgullosa de sus valores, protectora de sus gentes, y promotora del comercio libre y justo y una política climática mundial positiva.

En resumen, la Declaración de Roma, de 25 de marzo de 2017, supone una auténtica refundación de la UE. Una Unión que, como pedía en esta misma página hace dos semanas, esté “basada en la compartición de los valores europeos y presta a asumir los esfuerzos que sean necesarios para alcanzar una Europa fuerte, unida y abierta al mundo, capaz de enfrentarse a los desafíos y amenazas que la acechan, dotándose de un instrumento defensivo propio, común, autónomo y suficiente. Una Europa, en definitiva, capaz de desarrollar en el concierto mundial el rol de primera fila que por extensión, población, recursos e Historia le corresponden”.  Amén.

 

*Pedro Pitarch es Teniente General del Ejército (r).

@ppitarchb