The news is by your side.

La Defensa se pone de moda

Pedro Pitarch
Pedro Pitarch*

Renunciando a entrar en la guerra de las cifras, lo cierto es que los gastos de defensa están poniéndose de moda en todas partes, ya sea en Rusia, China, Japón, las dos Coreas, Arabia Saudita, Irán, el Sudeste asiático y cualquier otro sitio donde uno mire; y, sobre todo, en EE UU. La nueva administración norteamericana está ejerciendo una fuerte presión al alza de los gastos de defensa, tanto los propios como los del resto de los países de la OTAN. En el primer caso, el presidente Trump ha manifestado su intención de incrementar en un 9,25% (51.000 millones de euros) el presupuesto de defensa de 2018. Con respecto a los aliados, también les ha urgido a subir, en el plazo de un año, hasta al menos el 2% del respectivo PIB, sin esperar al 2024 que es la fecha límite acordada, para tal nivel de gasto, en la cumbre atlántica de Gales de 2014. Desde el 11-S no se conocía una voracidad presupuestaria semejante.

 

La nueva administración norteamericana está ejerciendo una fuerte presión al alza de los gastos de defensa, tanto los propios como los del resto de los países de la OTAN.

 

Asimismo están en marcha las operaciones para el despliegue de cuatro batallones multinacionales aliados, en los respectivos territorios de cuatro antiguos miembros del Pacto de Varsovia: Polonia y los tres países bálticos. Una controvertida decisión salida de la cumbre atlántica de Varsovia, de julio de 2016. Una expansión que, vista desde Moscú (y no solo desde allí) significa un adelantamiento geográfico del despliegue militar de la OTAN. Algo difícilmente encajable tanto en el texto como en el espíritu del Acta Fundacional OTAN-Rusia de 1997, firmada por Solana y Primakov, y que entonces de valoró extensivamente como el finiquito de la Guerra Fría.

España no es ajena a todo ese guiso. Ante la previsión de un incremento sustancial en los presupuestos de defensa, nuestro viscoso lobby armamentista (industriales, comisionistas y “fauna agregada”) se está frotando las manos. Nuestro país contribuye directamente a las más novedosas iniciativas aliadas. Están ya avanzados los preparativos para enviar, dentro de un par de meses, una unidad mecanizada/acorazada y elementos logísticos (alrededor de 350 efectivos en total) que se integrará en el batallón multinacional que, liderado por Canadá, desplegará en Letonia. Es un nuevo “plus” que se suma a la importante contribución española al esfuerzo defensivo aliado y de EE UU materializado en el apoyo a la nutrida presencia militar norteamericana en la comarca militar Morón-Rota. Igualmente sucede con el albergue en la base de Rota de cuatro fragatas portamisiles del escudo antimisiles. Se podría así decir así, con todo fundamento, que Andalucía constituye el centro de gravedad del despliegue norteamericano en el sudoeste de Europa.

 

España no es ajena a todo ese guiso. Ante la previsión de un incremento sustancial en los presupuestos de defensa, nuestro viscoso lobby armamentista (industriales, comisionistas y “fauna agregada”) se está frotando las manos.

 

En el discurso internacional norteamericano, también los arsenales nucleares vuelven a aparecer frecuentemente. No es una sorpresa. En Twitter —el medio de expresión personal favorito de Trump—, el entonces presidente electo escribía el 22 de diciembre de 2016: “Los EE UU deben fortalecer y expandir grandemente su capacidad nuclear”. Era toda una declaración de intenciones así como una llamada a la proliferación. Pero esos planes confrontan y ponen en cuestión el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas, START III. Éste, de duración inicial de 10 años y prorrogable, fue firmado en abril de 2010 por Obama y Medvedev, y suponía la reducción de los arsenales de ambos, EE UU y Rusia, hasta un máximo de 800 vectores estratégicos y 1.550 ojivas. O, en otros términos, significaba reducir la nómina nuclear hasta los inventarios de comienzos de los 50 del siglo pasado. Eso está ahora en almoneda.

En ese contexto de nuevos fenómenos defensivos y, como ejemplo práctico y significativo, encontramos el caso de Suecia, país de referencia en Europa. Socio de la UE y considerado neutral desde 1814, Suecia contempla, en su Directiva de Política de Defensa 2016-2020, un incremento presupuestario superior al 15%. Además, acaba de decidir recuperar paulatinamente, a partir de 2018, el servicio militar obligatorio que abandonó en 2010. Retorna así al resto del grupo escandinavo (Finlandia, Noruega y Dinamarca) en lo que se refiere a mantener la conscripción. No me resisto a la tentación de expresar que lo de volver a la “mili” es todo un “aviso a navegantes” propios y extraños. En todo caso, prueba que la tensión en el Norte de Europa también es creciente.

 

Y así, el escenario de la seguridad va transformándose inadvertida y paulatinamente. A peor. No solo por los hechos concretos, sino especialmente por las tendencias que marcan.

 

En estos pagos, nos distraemos con las sentencias del caso Nóos y de las tarjetas black. También con las encendidas soflamas de Pedro Sánchez y los apagados titubeos de Susana Díaz (¿quién dijo miedo, Susana?). Mientras tanto, disuasión, guerra, carrera armamentista, presupuestos de defensa expansivos, destrucción mutua asegurada o despliegue adelantado vuelven a ser, entre otros, recurrentes términos de moda en el discurso internacional. Y así, el escenario de la seguridad va transformándose inadvertida y paulatinamente. A peor. No solo por los hechos concretos, sino especialmente por las tendencias que marcan. ¿Estamos tal vez desandando el camino por el que nos habíamos alejado de la Guerra Fría?

El regreso y la ebullición de tantas coordenadas defensivas que ayer parecían obsoletas es intranquilizador. Como me precio de conocer a mis clásicos, y como entiendo que defensa no es sinónimo de seguridad, no descarto que, quizás, estuviéramos en los prolegómenos de algún tipo de crisis de mediana intensidad en el medio plazo. Estaríamos pues moviéndonos hacia el pasado que queda por suceder.

 

*Pedro Pitarch es Teniente General del Ejército (r).

@ppitarchb