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La erótica del poder y el poder de la erótica

Hay que reconocer que en Sevilla el número de fantasmas por metro cuadrado es abundante.

 

Creo que fue Henry Kissinger el primero que, aludiendo a los amores de Jhonn F, Kennedy y Marylin Monroe, habló sobre la erótica del poder, la fuerza de atracción que los grandes líderes y lideresas tienen sobre personas del otro o del mismo sexo. Los ejemplos en la sociedad actual son numerosos y diversos. Reconocidos políticos, científicos, artistas, literatos, deportistas y gentes de amplio patrimonio suelen verse rodeados de señoras o señores de buen ver, de belleza sublime o de físico esplendoroso y, casi siempre, separados por una considerable diferencia de edad. Los ejemplos no hace falta que los enumere, están al cabo del día en las televisiones y las revistas del corazón y muchas veces nos hacemos la eterna pregunta: “¿Cómo es posible que esa pedazo de señora se haya enamorado del vejestorio en cuestión? O, al contrario, ¿cómo esa decrépita anciana ha conseguido ligarse al adonis de turno?”.  La cuestión parece clara, el atractivo físico en estos casos suele quedar supeditado al superior atractivo del poder, ya sea económico o intelectual.

 

Viene todo esto a cuento de lo que suele ocurrirme en estas fechas cuando acudo, casi siempre por obligación, a la Feria de Sevilla y a las multitudinarias recepciones que selen celebrarse bien el la caseta municipal, bien en las diversas instituciones o entidades que son capaces de atraer a las llamadas fuerzas vivas de la ciudad. Suelo poner el ejemplo de la anual recepción que la Cadena SER da los miércoles de Feria en su caseta, donde se acumulan cientos de políticos por metro cuadrado y, consiguientemente, miles de aduladores y cogecosas que los abrazan y los vitorean en busca del “qué hay de lo mío”.

 

La cosa no es baladí y tiene su pizca de gracia y de guasa.

 

Para observar bien el panorama, suelo quedarme en la puerta, a la sombra, y contemplar cómo empresarios y profesionales de la adulación esperan a pleno sol la llegada del nuevo presidente de la Junta, Juanma Moreno, y de sus consejeros, de la ex presidenta, Susana Díaz, del alcalde de Sevilla, Juan Espadas, del candidato popular Beltrán Pérez…y no te digo nada si, por un casual, como ha ocurrido en anteriores ferias, desembarca ese día en el Real de Los Remedios, una primera figura de la política nacional como Pedro Sánchez, Albert Rivera o Soraya Sáenz de Santamaría. Entonces el besahuevos de rigor se convierte en algo esperpéntico, en la bulla de la salida de la Macarena, en el salto de la reja del Rocío, en una especie de carrera a ver quien es mejor recibido y abrazado por el poderoso o poderosa de turno, Realmente penoso aunque bastante divertido. Hay que reconocer que en Sevilla el número de fantasmas por metro cuadrado es abundante. Sólo basta observar las páginas de fotos del ABC para darse cuenta de que siempre son los mismos en los distintos eventos. Aquí abundan mucho los “gregorios conejo” fotográficos, con mis disculpas al fallecido y genial relaciones públicas del Betis. Y no hace falta que sea Feria, los sueles ver en cualquier época del año en saraos, recepciones y comidas varias

 

Y resulta curioso observar cómo toda esta pléyade de aduladores cambia de chaqueta en cuanto cambia el poder de manos. No se me olvidará el año en que Rajoy ganó por primera vez las elecciones generales. Pese a que el presidente no vino a la Feria, en la caseta del PP, en la calle Pascual Márquez, no cabía un alfiler para saludar a Javier Arenas, a Teófila Martínez, a Antonio Sanz, a la ministra Fátima Báñez, a Soraya Sáenz de Santamaría y a todo aquel que ostentara un carguete en Madrid o Sevilla. Este éxito de crítica y público ha contrastado con otros años de “vacas flacas” en los que, tras haber perdido las elecciones generales (de las autonómicas, hasta este año mejor ni hablamos) y por lo tanto el poder, la caseta “popular” era una especie de desierto vacío y silencioso como si Sanidad hubiese declarado en su interior una epidemia de peste. Parecía sonar mejor el Requiem de Mozart que las sevillanas de Los Marismeños.

 

Con todo, prefiero esta saga sevillana de los enamorados y aduladores del poder que la que está pululando estos días por la capital de España que parece estar dedicada a la necrofilia.

 

A Sánchez y sus amigos de Podemos y del independentismo, le va mucho ese amor por los difuntos, santificando, se los merezcan o no, a los amigos de la cuerda, y estigmatizando a todos aquellos que no comulgan con sus progresistas ideas. Habría que poner algo de objetividad en las miradas y reconocer los méritos y los defectos de todos, vivos y muertos, para colocar a cada uno en su sitio. La erótica del poder, llevada a su extremo, es tan perjudicial como el poder de la erótica. Ya saben, cualquier exceso, y los de Sánchez son muchos y diversos, acaban pasándonos factura a todos, sobre todo, cuando estos excesos suelen pagarse con dinero público como son los Viernes Sociales o el Falcon del presidente. Y por ahora, me callo. En el próximo artículo les hablaré de la inminente cita electoral del día 26 que, curiosamente, coincide con mi cumpleaños. Veremos si alguien me hace un regalo a tono con las circunstancias, aunque reconozco que ando bastante escaso de erótica del poder.