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La foto de la tortilla (2ª parte)

Santiago Sanchez Traver
Santiago Sanchez Traver

Quererle poner puertas al campo informativo es bastante difícil. Y cerrar una historia también, más si es una historia como la de la “Foto de la Tortilla”, que se ha convertido en mito informativo, social y político desde hace 40 años. Siempre saldrán flecos, infrahistorias y derivaciones que vienen a abundar, complementar y desarrollar lo que, en principio no tenía más relevancia que ver juntos a los que entonces iniciaban el rumbo del cambio en España.

[blockquote style=»1″]La otra cuestión son los motivos por los que la hizo Del Valle y no Juliá.[/blockquote]

La primera cuestión que se plantea es si la autoría de la foto es del fotógrafo profesional, del poseedor de la cámara, del que aprieta el disparador tras ajustar el objetivo, o del que se hace con la propiedad del carrete y lo revela. Y me dicen que no está claro si la cámara era de Pablo Juliá, que siempre la llevaba como profesional que es, o de Manolo del Valle, que lo era aficionado. Lo que sí está claro es que el que enfocó y disparó fue Del Valle, y el que reveló y firmó –a veces sin que se le consultara- es Pablo Juliá.  Y en eso parece que no van a cambiar mucho las cosas, puesto que ya es inamovible la firma de tantos sitios en que figura la foto y ha adquirido carácter de autoría.

La otra cuestión son los motivos por los que la hizo Del Valle y no Juliá, que según el primero no se debió más que a su afición por la fotografía. Hecho que me confirman otros de los integrantes de la instantánea, pues a la altura de la “película” en que se plasmó ese negativo, primavera del 74, la mayor parte de los miembros de ese “consejo” socialista, incluido Del Valle, eran suficientemente conocidos por su labor de defensa laboralista. 

Bien es verdad que el propio Felipe González no tomó entidad pública como político hasta su elección en Suresnes y fue en las páginas de El Correo de Andalucía, firmada la información por Juan Holgado, y aún con el alias de “Isidoro”, lo que fue unos meses más tarde. Pero sí no eran conocidos públicamente, su despacho laboralista y su actividad sí que lo era por la policía. “Prácticamente, me dicen, teníamos vigilancia policial en Capitán Vigueras todos los días”.

Y dentro de esta actividad, en aquellos años de convulsión sociopolítica, fue Del Valle el que llevó algunos de los casos de defensa más conocidos de la época. El propio ex alcalde de Sevilla me confiesa, “era de sobras conocido en La Gavidia, donde me tocó negociar el status de sindicalistas retenidos con los inspectores más conocidos de la época, los Martín, Beltrán…”

Pero esto, lo del despacho laboralista socialista, su fundación, sus miembros, sus crisis y sus tareas, es otra historia, que algún día repasaremos en estas líneas.