The news is by your side.

La hora de los ‘don nadie’

Pablo Gea
Pablo Gea*

Hoy me estreno en este medio. Así que espero gozar de la suerte del principiante por mi parte y de la magnanimidad del veterano por la vuestra. Para mi carta de presentación había pensado hacer un repaso por mi pobre biografía y hablaros un poco de mi vida. Pero sería una pérdida de tiempo. A quién le importa la vida y las ilusiones de un don nadie. Así que asumo que será de mayor interés para ti, lector, que hable del aquí y del ahora. De lo que te interesa de verdad, en estos tiempos de cambio, en estos tiempos de ruptura.

Lo queremos todos. Seamos sinceros. Si algo bueno traen los tiempos que corren son los vientos del cambio, los vientos de la revolución. Que nadie se confunda. Que la cosa no va de agitar banderas rojas en pos de construir sociedades totalitarias y regímenes políticos asesinos y genocidas. La cosa va de tener muy claro cuál es el objetivo, y abandonar las monsergas conservadoras y sentimentales que se autocomplacen en la inacción y en una cobardía travestida de cinismo y realismo hipócrita. El reformismo es sólo para aquellos que no quieren aceptar la verdad: que el cuerpo jurídico y político de nuestro sistema está putrefacto, corrompido hasta sus mismas entrañas, que sólo es capaz de obsequiar con la imagen de un cadáver pestilente al que no cabe enterrar ya siquiera con la más mínima dignidad.

 

Lo queremos todos. Seamos sinceros. Si algo bueno traen los tiempos que corren son los vientos del cambio, los vientos de la revolución.

 

Y da igual la zona del país en la que estemos, la zona de la sociedad a la que vayamos. En el fondo, es todo lo mismo. En el juego feo de la política siempre hay ganadores y perdedores. Todos sabemos quiénes son cada cual. Sostener la las cadenas de una Dictadura de Partidos de lo Políticamente Correcto que no requiere ni de GESTAPO ni de NKVD para imponer su visión de las cosas no es noble. Es estúpido. El Poder no necesita de cañones y de fusiles cuando tiene en su mano el arma más mortífera que todo enemigo de la libertad sueña con aprovechar: la autocensura del ciudadano. El miedo. El terror. No en el Gulag o en Auschwitz. Sino en el trabajo, en la barra del bar, en nuestra propia casa. El miedo a decir lo que uno piensa de verdad, con razón o sin ella, no vaya a ser que los comisarios políticos y los censores a pie de calle vengan reprendernos duramente por no querer ser partícipes de la mentira del buenismo fundamentalista, que es ahora la religión del siglo XXI, que nada tiene que envidiarle al fundamentalismo islámico.

Estamos en la brecha histórica. Arranquémonos la venda de los ojos y sepamos ver al enemigo. Nuestro enemigo. Vuestro enemigo. El Régimen de lo Políticamente Correcto, el Régimen de Partidos, el Régimen del Populismo. Porque tan populista y anti-democrático es el PP como PODEMOS. Es el momento de ser valientes y de poner lo que queremos y deseamos, para nosotros, para nuestra familia, para nuestros amigos, para nuestra vida, en primer lugar. Ya basta de grandilocuencias absurdas y falsas sobre grandes ideales de la Humanidad. Ya basta de vivir la vida que otros quieren para nosotros. Ya basta de la esclavitud de la reglamentación. Ahora toca decir “Nosotros primero”. Ahora toca exigir a la Clase Política que abandone su trono custodiado con insoportable altanería y dé paso a gobernantes que hagan lo que sea mejor para nosotros, para nuestra vida diaria, para nuestro bienestar, para nuestra libertad.

 

 No hay talismanes mágicos, ni remedios milagrosos, ni grandes teorías. Se trata de abandonar todas las ataduras que siempre nos han impedido hacer lo que sabemos que hay que hacer.

 

Seamos francos de una vez.

Las proclamas vacías constituyen sólo el acto cruel de pasarte el caramelo por las narices y luego arrebatártelo. No sirven para nada. Sólo para calmar a los yonkis del autoengaño, que necesitan su chute diario de galvanización gratuita. Esto es una cuestión de Poder. Lisa y llanamente. Ahora lo tienen ellos. Tenemos que tenerlo nosotros. Y esto sólo se consigue con organización, con ideas claras y propósitos irrenunciables, con organización fuerte y tácticas implacables. No necesitamos de la violencia. Vamos a utilizar la misma legalidad que les sirve a ellos para ampararse con el objetivo de expulsarlos de donde están. A todos.

Me permito citar a Walter White, protagonista de la que es para mí -si nada lo remedia- la mejor serie de televisión hasta la fecha, Breaking Bad, cuando dice: “Me ha pasado toda la vida asustado… con miedo a lo que pudiera pasar. Quizá sí o quizá no. Cincuenta años de mi vida despertándome a las tres de la mañana. Pero sabes qué. Desde mi diagnóstico, duermo muy bien. He comprendido que el miedo es lo peor de todo, ese es el enemigo. Bien. Arriba. Sal al mundo real. Y dale a ese cabrón una patada tan fuerte como puedas.”

Y esto es todo. No hay talismanes mágicos, ni remedios milagrosos, ni grandes teorías. Se trata de abandonar todas las ataduras que siempre nos han impedido hacer lo que sabemos que hay que hacer. No quedarse en las palabras vacías ni en los lamentos. Y pasar a la acción. Organizarse. Luchar. Ganar. Es nuestro momento. Es vuestro momento. Ha llegado la hora de los don nadie.

 

*Pablo Gea Congosto es estudiante de Derecho y activista político.