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La madre de Andalucía

Javier_Menezo
Javier Menezo*

Desde su derrota en las primarias, Susana Díaz, pues a ella me refiero, suma aciertos. En la noche triste de su fracaso, recordó el refrán portugués, tristezas no pagan deudas. Ahí tomó la primera decisión acertada en dos años de lucha interna: Me convoco ahora mismo el Congreso andaluz. No se me venga este arriba y me lo vea en Sevilla. En la primera guerra del Golfo, cuando los iraquíes se retiraban, Bush padre pudo haberles seguido y tomar té en la mismísima casa de Sadam. Se detuvo a medio camino. Un error. Sin sus dudas, sin su creencia de que Sadam ya no sería un problema, la segunda Guerra del golfo y el desbarajuste posterior no hubieran existido. Ya dijo Maquiavelo: Sánchez, cuando se hace daño a otro es menester hacérselo de tal manera que le sea imposible vengarse.

La segunda decisión acertada, por mal que siente a los críticos habituales, fue irse de fiestecilla fraternal en la asfixiante noche del 39 Congreso. Mostró ese desprecio que solo es posible ejercer desde la cumbre; agrupó a los suyos con el mejor pegamento, el agravio y, además, tenía motivo de celebración. En la invasión francesa, con las bombas que tiraban los fanfarrones se hacían las gaditanas tirabuzones, ahora con las conclusiones del 39 Congreso se iba a hacer un cucurucho para fritura de pescado al estilo Cádiz. Cualquier norma debe empezar a leerse por atrás. Fue lo más útil que me dijeron en la Carrera. En el caso de los nuevos estatutos socialistas evitas, de paso, leer el 99% de texto. Hay una transitoria que permite convocar los congresos provinciales con los estatutos antiguos.

Los cimientos están reforzados y la casa segura, gracias a un Congreso regional tan cómodo como una reunión de empresa en Bahamas y unos futuros congresos provinciales pensados como paseo militar. Dentro de cuatro años habrá otras reglas. Un muy, muy lejano horizonte, para quien sabe que antes hay elecciones. Los que las superen dictarán las siguientes normas, con y sin estatutos del 39 Congreso.

 

Su mayor logro, ha sido convertir el discurso de pertenencia, la vinculación afectiva, en un torpedo al proyecto estrella de Sánchez: la realidad plurinacional. Por paradójico que parezca, lo logra, además desde el lenguaje y el campo del particularismo emocional. Logra que plurinacionalidad suene a discriminación de Andalucía.

 

El Congreso de los socialistas andaluces, buscaba reforzar su liderazgo, y su liderazgo refuerza. El argumento, simple pero eficaz, que pavimenta ese camino es el identitario. Tras la afirmación ritual de no ser nacionalista, todo se ha dirigido a reafirmar la identificación entre Andalucía, el PSOE-A y Susana Díaz. La identidad cultura es tan importante para la mayoría de las personas, que condiciona la identidad política. Quién la cuestione o la critique ataca a Andalucía. Pedro Sánchez ya sabe, por si alguna vez lo dudó, de que la guerra no ha terminado, solo ha cambiado de forma.

Para lograrlo eligió desde los colores, todo verde y blanco; a la exposición, 40 años de partido y gobierno, al discurso, con sus citas del 4D y 28F convertida esta fecha ya en día del Partido, al himno final. Si en el cierre del Congreso de un partido suena el himno de la Comunidad y no la Internacional ¿Se es más nación o más Partido? O, más bien ¿No se deduce que nación y partido son lo mismo? Sin olvidar, el recurso al agravio comparativo.

Su mayor logro, ha sido convertir el discurso de pertenencia, la vinculación afectiva, en un torpedo al proyecto estrella de Sánchez: la realidad plurinacional. Por paradójico que parezca, lo logra, además desde el lenguaje y el campo del particularismo emocional. Logra que plurinacionalidad suene a discriminación de Andalucía. Por si no se había entendido insistió en que Andalucía era una Comunidad de primera. Por tanto, existen las de segunda y alguien quiere llevarnos a ese vagón. Los escasos delegados sanchistas jugaron un papel inestimable para consolidar el argumento. Presentaron una propuesta condenada al fracaso desde antes de abrir la boca, para que se recogiera que España es una realidad plurinacional. Una vez rechazada, ya está claro. Plurinacional es marginar Andalucía, Sánchez es uno de esos que defiende la plurinacionalidad, luego Sánchez es malo para Andalucía. Te vas a enterar tú, pensaría ella para sí. Nada de lo que aquel diga a partir de ahora compensará el daño. Da igual si se trata de reconocer la igualdad dentro de la diversidad, o lo que Ud. quiera. Llora como mujer lo que no supiste defender como un hombre, dijo otra andaluza ilustre, la madre de Boabdil. Aclarado pues el campo, concluyo que hizo bien Sánchez en introducir una regla interna prohibiendo cesar a un Secretario General sin someterlo a consulta de la militancia. Aunque, quizás, la próxima vez no haga falta esa regla.

 

*Javier Menezo es Abogado. Letrado del SEPE (INEM). Militante de base del PSOE

@javimenezo