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La niña y la bandera

Los fanáticos independentistas solo quieren hablar de cómo, cuándo y en qué condiciones favorables rompen el Estado/nación que es España.

 

Una niña española de 10 años escolarizada en su comunidad autónoma, Cataluña, dibuja una bandera de su país. La profesora, en una reacción visceral de odio, le da un empellón por la espalda y la hace caer al suelo. Una falta leve para la agresora, una puerta llena de dibujos con colores de la bandera de España colocados por otros niños y sus padres una mañana, y a otra cosa. Ha sido una demostración, una más, de odio fanático a cualquier ejercicio de libertad y creencia en los símbolos del Estado/nación que es España. ¿Cuántos años llevamos viendo incidentes de este tipo, quema de imágenes de jueces o del jefe del Estado, pintadas en locales de familias de políticos que no son independentistas, fregados con lejía de la calle o plaza donde un político español ha estado en un mitin… ¿Desde cuándo la administración del Estado español en Cataluña está siendo usada contra todos los que no acepten el yugo nacionalista contra España dentro de Cataluña?

 

Los fanáticos independentistas solo quieren hablar de cómo, cuándo y en qué condiciones favorables rompen el Estado/nación que es España.

 

Torra, presidente de la Generalitat, considera que los españoles “son bestias carroñeras, víboras, hienas con una tara en el ADN”. Una situación que afecta a libertades civiles y políticas de la ciudadanía que el Estado no solo no defiende sino que protege desde su administración catalana. Ampara la discriminación y ataques a quienes son y quieren seguir siendo españoles en Cataluña. No es tiempo de pedir perdón por creer en España. Es tiempo de recuperar libertades y derechos, normalizar el uso de la lengua y símbolos del Estado/nación en Cataluña. Una ofensiva político/social que llegue a cualquier lugar de España donde exista odio y no sea posible pasear por la calle con los colores de la bandera sin ser insultado o llamado fascista.

 

Es una tarea de políticos de Estado, que no tenemos.

 

Quizás en un momento de sensatez dirigentes de  PSOE, PP, Cs, CC, UPN y otros, decidan modificar la Constitución y hacer una España para personas  libres e iguales, por ejemplo, acabando con el privilegio del cupo vasco o aplicando la misma fórmula para todos los territorios, con mecanismos de cooperación y control estatal que garanticen la solidaridad interregional, igualdad de oportunidades, servicios y derechos en todo el territorio nacional. Un ciudadano español puede morir o no según la comunidad autónoma en que resida, la sanidad y medios técnicos dependiendo de su mayor o menor riqueza, o ser trasladado mil kilómetros con un tobillo roto de una comunidad a otra.

 

El español, la lengua común, será vehicular en todo el territorio nacional en la educación, en comercios, servicios públicos y cualquier otro ámbito público o privado. Cualquier persona tiene derecho a usarla y a ser respondido en la misma. En las comunidades autónomas con lengua propia esta podrá ser vehicular al 50% en la educación pero no podrá imponerse sobre la de la nación con medidas restrictivas contra la misma. Ni en Cataluña, Baleares, Galicia, País Vasco, Navarra, Comunidad Valenciana… ni ninguna otra.

 

Políticos que hagan leyes justas y tengan la voluntad de impedir la apología del terrorismo en actos de ensalzamiento de sus asesinos. Que modifiquen leyes exigiendo número mínimo de votos, como existe ya en varios países europeos, para que los nacionalismos no puedan decidir el Gobierno de la nación. Políticas que garanticen servicios, libertades y derechos para la ciudadanía y no costosas estructuras para cargos de la Casta política y sus acólitos, que nos gobiernan en infame partidocracia desde hace 40 años.