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La “progresía” está en bancarrota

Ser un auténtico progre es cada día más complicado y mola menos.

El hundimiento de las izquierdas en el mundo y el avance de las ultraderechas, a las que llaman fascistas, trae consigo la ruina y decadencia de la ”progresia” y de su retahíla de valores, posturas y apuestas. Ser “progre” está cada día peor visto y suena a falso y decadente porque sus postulados y apuestas políticas han fracasado estrepitosamente y se han revelado hipócritas, vacías y falsas en su mayoría.

Ser un auténtico progre es cada día más complicado y mola menos. Para ser progre no es suficiente ya con declararse demócrata y militante de la libertad y la igualdad, sino que es necesario también asumir todo el paquete de lo políticamente correcto, cada día más desacreditado: ecologismo y animalismo, feminismo radical y lucha de sexos, ideología de género, inmigración sin control, multiculturalismo, memoria sectaria, cristianofobia y, además, apoyar el secesionismo y justificar las mentiras del poder, sus millones de euros acumulados, sus despilfarros, incumplimientos y hasta plagios.

 

Con esas banderas alzadas, ser progre ya no mola porque los que las portan son señalados como falsos, enemigos de la verdad y candidatos a ser auténticos esclavos obtusos de sus líderes políticos, casi siempre millonarios y falsos demócratas.

 

Hasta el Impresionante dominio mediático y cultural del progresismo se resquebraja y ya no tiene aquel efecto paralizante y vergonzante que tenia llamar “facha” a los adversarios. Para millones de ciudadanos, ser llamado “facha”, ahora, sobre todo si lo hace un “progre”, es un orgullo y un signo de democracia, libertad y decencia.

Tampoco tiene ya el efecto demoledor de antaño que los progres te llamen ultra, xenófobo, machista o antisistema. Para muchos, estar en contra del sistema hipócrita y falso que los progres han creado, ajeno a la democracia y a la voluntad popular, es un orgullo y una distinción.

 

Los ciudadanos que no están dispuestos a transitar por las sendas “progres” empiezan a ser mayoría y ganan elecciones en en el mundo. Su última victoria ha sido en Brasil, donde un antiprogre xenófobo y ultra acaba de derrotar al corrupto y políticamente correcto partido del millonario progre Lula da Silva, que está encarcelado por ladrón.

 

Por supuesto que existen los fachas malvados, pero son pocos, muchos menos de lo que los progres dicen. Los fachas que están llegando al poder no son como los progres y sus medios de comunicación dicen que son. Quizás el mundo se sorprenda cuando comprueben que son más demócratas, justos, patriotas, decentes y amigos de las leyes y constituciones y, sobre todo, menos hipócritas, menos falsos, más libres y másincapaces de soportar en el poder, por ejemplo, a un ambicioso inepto que plagia su tesis, tiene miedo a las urnas y gobierna rodeado de desleales y partidos que odian a España, a la ley y a los ciudadanos que piensan diferente.

Como siempre suele ocurrir en la Historia, los abusos y errores de unos catapultan a otros. Los fachas están llegando porque los progres, con sus hipocresías, abusos y fracasos, los han encumbrado.