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La responsabilidad de Pedro Sánchez en los Eres

Tras la sentencia de los ERES será Susana Díaz la que tendrá que dar la cara en nombre del partido.

 

¿Tiene razón Albert Rivera cuando coloca a Sánchez como objetivo político de la sentencia por venir de los Eres andaluces?

La tiene en tanto dicha resolución judicial afecta, nada más y nada menos, que a dos expresidentes federales del PSOE, Manuel Chaves y Pepe Griñán. Quizás ese sea el único vínculo y argumento que se le pueda echar a la cara al hoy SG del partido. El PSOE de Andalucía tiene personalidad jurídica (que no política) propia desde que se fundó hace algo más de cuarenta años.

En la trama de los Eres, por tanto, quien está metida de hoz y coz es la agrupación socialista andaluza, la más importante de las que integran el confederal socialista. Con solo echar un vistazo al banquillo de los últimos meses en la Audiencia de Sevilla uno se da cuenta, de inmediato, que el grueso de las imputaciones recaen sobre personas que han ostentado vara de mando y mucho peso político autónomo en el socialismo sureño.

Pedro Sánchez es, por tanto, tan responsable político de los Eres como responsabilidades políticas le puedan echar encima desde la oposición de la derecha, con las heridas aún abiertas a cuenta de la moción de censura que llegó, precisamente, tras una sentencia por corrupción contra el PP.

Puestos a buscar responsabilidades políticas en el PSOE, al margen de quienes han resultado investigados en la causa, solo quedaría Susana Díaz en tanto que máxima responsable política del partido a nivel regional y la persona que, llegado el momento tras leer la sentencia, deberá responder de todo aquello que pueda afectar a la organización que dirige.

Además, en el caso de la Sra. Díaz, se le añade una agravante que no tiene Sánchez. Aunque la expresidenta no hubiese tenido responsabilidad directa en la gestión pública que se ha investigado, lo que parece cierto es que ella, por los puestos de relevancia que ha ido ocupando en el PSOE de Sevilla, ha estado al cabo de la calle del manejo de los fondos públicos, especialmente de los que su padrino político, José Antonio Viera, destinaba a sus amigos de la Sierra Norte d Sevilla, estimados en unos 35 millones de euros en subvenciones.

En materia de corrupción Sánchez sí tiene en Andalucía un marrón que no se atreve a deshacer. Se trata del caso de Ignacio Caraballo, presidente de la Diputación de Huelva y responsable del PSOE en la provincia. A este señor la Justicia le mantiene en calidad de investigado desde mediados de junio, tras ser rechazado un recurso para salirse del caso, en un sumario por el intento de soborno de dos concejales de la oposición en la localidad de Aljaraque. Caraballo está pues camino del banquillo y, llegados a este punto, los estatutos del PSOE, su denominado Código Ético, dice claramente que debe dimitir de todos sus cargos políticos.  Ese sí es un problema de la ejecutiva de Pedro Sánchez con la reina del sur, la misma que se está rompiendo las manos aplaudiendo a Sánchez en la tribuna de invitados de El Congreso.  Lo de los Eres y Sánchez es cogérsela con papel de fumar. Sinceramente.