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Las entrañables

Las cenas familiares de estas fechas pueden afectar gravemente la salud

Clara Guzman
Clara Guzmán

 Que no, Paco, que el año que viene me voy con los niños y sus primos a Madrid de voluntaria para la cena esa de la Carmena. Todo menos pisar la casa de tus padres y aguantar a tus hermanos y al listo de tu cuñado.

-Pero, Marisa, si tú no eres podemita. Y tranquilízate, a ver si vas a hiperventilar como el año pasado y nos vemos en Urgencias.

-Esta vez me tomé un ansiolítico antes de salir, y menos mal, porque tu hermana nada más trasponer la puerta ya me dijo gorda.

-¿Gorda, Marisilla? Gorda no te dijo.

– ¿Cómo que no? Y no me digas Marisilla cuando quieres que comulgue con ruedas de molino. Me dijo, así, sin anestesia: ¿qué, ya te has cansado de ir al gimnasio? Eso es llamarte gorda con nocturnidad y alevosía. Luego nos requisó los móviles porque había leído en un blog de protocolo que es muy ordinario mezclar el marisco con los mensajes del guasá. Y tú encima vas y cuentas que has votado a UPyD.

[blockquote style=»1″]Claro que lo que no soporto es que a tu hermana le haya dado por imitar a Susana Díaz desde que ha leído que es una de las mujeres más influyentes de España.[/blockquote]

-Pero si es verdad, niña.

-Pues tú, chitón, que en comunidad no hay que contar la verdad. Vamos, la que liaron tu cuñado el listo y tu hermano el normas.

-Pero si los suyos tampoco han ganado.

-Ya, pero al menos hablan de ellos en la prensa y están a ver si rapiñan algo, no lo tuyo, que ha sido muerte súbita. Claro que lo que no soporto es que a tu hermana le haya dado por imitar a Susana Díaz desde que ha leído que es una de las mujeres más influyentes de España. Estoy de los que leen hasta donde dijimos.  ¿No te fijaste que lleva las uñas como ella, con esmalte nácar, aunque diga que es tono madreperla? Nácar de toda la vida, que ya era cateto cuando se llevaba.

-Marisa, que te estás alterando y son días de paz y concordia.

-¿Pero cómo quieres que no me altere si tu cuñado me iba contando los langostinos que me comía porque había leído que más de ocho eran perni, perni. Sí, eso, perniciosos para la salud? Y cómo quieres que no me altere si otra vez no me dejaron ver ni escuchar el mensaje navideño del Rey. Que si dice lo de siempre. Pero cómo va a decir lo de siempre si el muchacho se está estrenando. Pues nada, que me quedé sin saber lo que decía. Claro, como son republicanos. ¡Ay!, si ya me lo decía mi madre: «Marisa, niña, que no son de nuestra clase». Y encima van y me sientan al lado de tu padre. Cuando tu madre me dijo que había hecho promesa de no hablar en las fiestas, porque es de la Adoración Nocturna y lo hacía por el bien de la humanidad, me pareció que los hados me eran favorables. Lo de fumarse un puro creía que era meta, sí, metafórico, no literal. Y va y se lo fuma a mi vera porque si salía a la terraza se le cogía el pechito y daba la noche. Y ahora tu hermana amenaza con colgar en falsebú el vídeo que grabó cantando con un sorbito de champán, mientras yo roncaba en el sofá, con la baba caída, bajo los efectos del ansiolítico. Como para no hiperventilar, Paco. Que el año pasado tu cuñado me rompiera en una de sus gracias la sopera de mi abuela y encima me dijera riendo que no me sofocara porque era de estilo remordimiento, va a ser pecata minuta con lo del vídeo. Le pongo una demanda por atentado al honor y  a la intimidad, hablo con el Moeckel ese si es necesario, pero la lío.

-Marisa que hiperventilas.

-Pues me llevas a Urgencias y me pones, como el año pasado, en la cola de los damnificados por las entrañables.