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Las pesadas alfombras de San Telmo

“¡Vamos a abrir las ventanas y a levantar las alfombras para limpiar la mugre que han dejado escondida los cuarenta años de socialismo en Andalucía!” ¿Les suena la frase?

 

“¡Vamos a abrir las ventanas y a levantar las alfombras para limpiar la mugre que han dejado escondida los cuarenta años de socialismo en Andalucía!” ¿Les suena la frase?

No se trata del texto de un anuncio sobre lejías o detergentes milagrosos patrocinadores de la Copla, del Carnaval o de algún programa de Juan Imedio en Canal Sur. Es, con más o menos variantes, la consigna que más se repitió en los mítines del PP o de Ciudadanos durante la reciente campaña a las elecciones andaluzas del pasado 2 de diciembre.

 

Había que sacar a la luz todos los papeles, todos los trapos sucios

 

Todos los chanchullos que el PSOE había estado ocultando durante sus casi cuatro décadas de Gobierno ininterrumpido en nuestra comunidad autónoma.

Y el nuevo Ejecutivo formado por PP y Ciudadanos con el apoyo de VOX, y encabezado por los “juanes”, Juanma Moreno y Juan Marín, prometía airear despachos y consejerías. E insuflar un nuevo modo de hacer política que pusiera en evidencia el engaño de la “California de Europa” con el que el quinteto Escuredo-Borbolla-Chaves-Griñán-Susana, nos han vestido el muñeco de una “Andalucía imparable”. Que, tras 40 años de régimen, sigue ostentando los lamentables y vergonzosos records de desempleo, pobreza, atraso e incultura.

 

Han pasado tres meses desde las elecciones

 

Y todos aquellos que confiaron en el cambio radical de las anquilosadas estructuras de poder implatandas por el PSOE, siguen esperando ejemplos palpables de que el nuevo Gobierno de “El milagrito” va a remover la basura acumulada. Porque hasta el momento ha habido pocos signos de cambio efectivo.

Modificarle el nombre a varias Consejerías, reducir minimamente el número de altos cargos, y darle vueltas a ver si el himno oficial lo canta Rocío Jurado o el coro del Maestranza no son, desde luego, las primeras medidas que todos esperábamos ver en los cien primeros días de gobierno.

El resto (bajada de impuestos, ayudas a los autónomos, desaparición del impuesto de Sucesiones, renovación de la RTVA, reducción del entramado institucional de una Administración superinflada de enchufados con carné del PSOE, entre otras muchas medidas) siguen siendo sólo promesas que pueden saltar hechas añicos si, como es previsible, el próximo 28 de abril, el ínclito Pedro Sánchez vuelve a hacerse gracias a Podemos y a los separatistas, con el Gobierno de la nación.

 

Las alfombras del Palacio de San Telmo

 

Digo yo que, las alfombras del Palacio de San Telmo, deben de ser muy pesadas dado lo difícil que les está resultando a Juanma y compañía el levantarlas y sacudirlas.

Hay que reconocer que desenredar una tupida madeja de entresijos bordada durante cuarenta años de poder omnímodo debe de ser harto difícil. Y más aún, cuando muchos de los hilos de estas madejas siguen mayoritariamente en manos de alcaldes y diputaciones del “antiguo régimen”. Que se resisten, como gato panza arriba, a que le deshagan su mullido colchón.

Por lo tanto es comprensible que todo se haga poco a poco, paso a paso, sin prisas. Pero una cosa es la prudencia y otra muy distinta es la inoperancia.

 

El aparato mediático de Canal Sur

 

Si como muestra vale un botón, veamos lo que está ocurriendo con el aparato de propaganda del socialismo andaluz. Durante treinta años, desde el 28 de febrero de 1989, los distintos ejecutivos socialistas al frente de la Junta, han ido conformando una televisión autonómica a su imagen y semejanza.

Canal Sur ha sido todos estos años el más importante aparato mediático de propaganda del sistema. A base de millones y millones salidos de los presupuestos generales, se han primado fidelidades. Contratado productoras de amigos y compañeros. Colocado a políticos caídos en desgracia, y, lo que es peor, se ha ido deteriorando paulatinamente la imagen cultural de una tierra (una de las claves fundacionales de la radiotelevisión autonómica) cuya bandera mediática actual se ciñe a los programas de la copla y a los de Juan Imedio.

Bueno, pues ahora parece que al nuevo Gobierno andaluz le ha entrado el miedo a meter la mano en la cocina de “la nuestra”. Y, como siempre le ha ocurrido al PP en los asuntos mediáticos, ha optado por consensuar con todos los grupos (incluído el PSOE y Podemos) la renovación de Canal Sur.

Mientras en Madrid, Sánchez e Iglesias han entrado a saco en RTVE de la mano del sectarismo de Rosa María Mateo, cepillándose de un plumazo a todos aquellos profesionales y programas que no eran de la cuerda, sin temblarle el pulso con las purgas.

Aquí parece existir un miedo cerval a que los profesionales de la comunicación que se dicen independientes les acusen de partidistas y sectarios.

Es algo consubstancial con la derecha, su miedo al qué dirán sobre sus convicciones democráticas. Algo que nunca le ha ocurrido ni al PSOE ni a ningún partido de izquierdas, quienes parecen tener el monopolio de la democracia. Y así les ha ido durante toda la etapa de la transición, desde Aznar a Rajoy.

 

El asunto no es baladí.

 

En el breve plazo de tres meses escasos, toda España va a renovar sus actuales estructuras políticas. Congreso y Senado el 28 de abril; municipios, autonomías y Parlamento Europeo el 26 de mayo.

Todo va a cambiar, posiblemente como diría Lampedusa en “El gatopardo”, “para que todo siga igual”.

Y es muy posible que Andalucía se convierta en una isla dentro del panorama político español. Por eso sería necesario que el bipartito andaluz se pusiera las pilas y afrontase cuanto antes algunas de las medidas correctoras prometidas en su programa. Quizás dentro de un mes ya se les haga tarde para poder aplicarlas. Quien avisa no es traidor.