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Llora, por favor

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Silvia de Carrión*

Siempre fui llorona, de lágrima fácil. De pequeña lloraba a todas horas, en todos sitios, eso siempre me ha contado mi madre y tampoco he cambiado mucho.

Creo que ahora sigo igual, ya ves, solo que antes paraba sola de llorar y ahora no hay quién me pare. Me da igual el sitio o el lugar, las  personas o la persona, la gente o esa gente – una vez recuerdo a un señor que me vio llorar en público, se me acercó y me dijo que era la mujer más bonita que había que había visto llorando-. Tampoco claro está le pregunté a cuántas más había visto llorando ni cuántas veces, porque entonces no hubiera parado de llorar, que me conozco; tan solo enjugué mis lágrimas y a lo Escarlata O´Hara. Le susurré un soso: Muchas gracias. Había nacido un héroe para mí. Ya nunca más me dio vergüenza que me vieran llorar.

 

Llora, llora por un final feliz, por ese principio sin fin, por el final del principio, por la verdad, por la mentira, por lo que se fue, por lo que vendrá, por el amor o por el desamor…

 

Me gusta llorar porque no me gusta ser falsa saca lo bueno y lo malo. Me relaja, me angustia, me cansa y me rio, palia mi dolor y alimenta mi espíritu. Que porque os cuento, estás pensando, porque vivimos deshumanizados convertidos en autómatas a golpe de click, donde un bloqueo o te elimino son los nuevos opiáceos y oxitocinas contra el dolor que sentimos por nuestras emociones. O eso nos creemos. Las redes sociales nos están haciendo insensibles y el daño es irreversible no somos esa red de mentiras donde ni siquiera uno no es el mismo yo, nos hemos vuelto cínicos donde el llorar apela a la conciencia aunque sea por el arte de la insinuación.

Se valiente, llora, y en contra de todo pronóstico cuando hayas llegado al final de la espiral de emociones, empieza otra vez de nuevo. Llora como si te emborracharas. Riega con el universo de tus lágrimas tu próxima cosecha.

Llora, llora por un final feliz, por ese principio sin fin, por el final del principio, por la verdad, por la mentira, por lo que se fue, por lo que vendrá, por el amor o por el desamor, por los miedos, por los sueños, por esa fiesta o por ese fin de fiesta, por ella o por él, cuando te rompen el corazón o cuando te lo recomponen, por ti o por mi.

Tan solo con una condición: que la risa que venga después ahogue tus penas.

 

*Silvia de Carrión es Procuradora de los Tribunales y Blogger.