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Lo que la verdad esconde

Benito Fdez 2
Benito Fernández

Permítanme que eche mano del título de la película de Robert Zameckis para analizar lo que está ocurriendo en este país llamado España doscientos días después de las primeras elecciones generales del 20-D y un mes después de esa supuesta segunda vuelta del 26-J que ratificó el triunfo del PP y castigó duramente a todos aquellos partidos que han jugado con varias barajas esta partida de mus poniendo sus intereses particulares por encima de los que reclamaban los ciudadanos y exigía la sociedad. Todo parece indicar que, por una vez y sin que sirva de precedente, los negociadores del PP están siendo lo bastante hábiles como para dejar en evidencia a aquellos que esgrimían el mantra del inmovilismo de Rajoy.

La elección de Ana Pastor como presidenta del Congreso de los Diputados, una de las figuras políticas más preparadas y eficaces en los gobiernos de los últimos años, y la jugada maestra de esos diez votos desconocidos aunque bastante evidentes, que chafaron las propuestas del PSOE y de Unidos Podemos para copar los principales puestos de la Mesa de la Cámara, han puesto de manifiesto que, pese a los ajustados resultados del 26-J, las cosas han cambiado, y mucho, respecto a la precaria e ingobernable situación surgida tras el 20-N. Ya nada es lo que era y todos, desde el PSOE a Ciudadanos, pasando por los nacionalistas, deberían de ser conscientes de ello. Si hay algo que no le interesa a nadie es una tercera ronda electoral que obligaría al Gobierno en funciones a dirigir el país con una prórroga de los actuales presupuestos sin margen alguno para emprender de una vez por todas las medidas necesarias y urgentes para afianzar la inicial recuperación económica.

Creo que él sigue pensando que aún tiene posibilidades de ser elegido presidente del Gobierno con el apoyo de Ciudadanos, los nacionalistas de distinto cuño y Unidos Podemos, pero esta posibilidad está cada día más lejana.

Entiendo perfectamente la posición empecinada de Pedro Sánchez de votar en contra de la investidura de Rajoy. En este caso, lo que la verdad esconde no es otra cosa que el suicidio político de un advenedizo que, como su admirado compañero de partido Rodríguez Zapatero, se ha creído salvador de la patria y no es sino un mediocre político aupado a las alturas por la actual escasez de líderes del socialismo español. Sánchez sabe que se juega su futuro, que su papel como jefe de la oposición tiene los días contados y que su única salida para salvar el culo es lograr alguna rentabilidad política que lo haga imprescindible o al menos necesario y ello pasa por mantener su “no” rotundo al PP. Creo que él sigue pensando que aún tiene posibilidades de ser elegido presidente del Gobierno con el apoyo de Ciudadanos, los nacionalistas de distinto cuño y Unidos Podemos, pero esta posibilidad está cada día más lejana mientras que el próximo Congreso de su partido, donde puede producirse su defenestración definitiva y el consiguiente relevo por Susana Díaz, se celebrará nada más pasen las vacaciones de agosto y pocos dias después de que tome posesión el más que previsible nuevo Gobierno del PP. No es de extrañar que sus dos fieles escuderos, César Luena y Antonio Hernando, hagan piña en torno a su carismático lider. Saben que su futuro está estrechamente ligado al de Pedro Sánchez y eso marca una hartá.

O eso, o nos encaminamos a unas nuevas elecciones en el mes de noviembre, que no sé que es peor. Las perspectivas no son pues demasiado halagüeñas para el centenario partido de Ferraz que está comprobando como, poco a poco, Podemos le gana terreno amenazando su posición de fuerza política dominante en el panorama político español. De todas formas convendría mantener prudencia sobre lo que puede ocurrir en las próximas semanas. Pese a las buenas jugadas negociadoras de los hombres de Rajoy, aún no hay nada decidido.

Parece que finalmente Ciudadanos votará a favor en la segunda ronda, mientras Sánchez sigue recibiendo presiones no solo de algunos de los más poderosos barones y baronesas sino de señeras figuras de su partido para que los socialistas, o al menos parte de sus diputados, se abstengan. Vamos a ver si entre unos y otros son capaces de forzarle a que se baje del burro y permita que salga adelante un Gobierno aunque sea en minoría. Si Sánchez lograra aglutinar en torno suyo a toda la oposición podría marcar el rumbo político del nuevo Gobierno popular. Esa es la única posibilidad que parece quedarle para sobrevivir. Pero, claro, eso, con Pablo Iglesias continuamente pisándole los talones y zumbándole en los oídos como una mosca cojonera no es un plato agradable para nadie.

Lo dicho, las espadas siguen en alto y miles, millones de españoles están pendientes de que se aprueben unos nuevos prespuestos que permitán que se revaloricen sus cada vez más recortados sueldos y miseras pensiones. Ya veremos en qué queda todo. De momento disfruten sus vacaciones, si es que han podido cogerlas y esperemos que esta vez nuestros políticos den la talla que sus buenos sueldos le exigen.