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Los bajos fondos de Cajamar (I)

LOGOTIPO_400.400Las cajas rurales son las únicas entidades de crédito que, de momento, permanecen como “nuestras” y muy pegadas a gran parte del territorio andaluz. Caja Rural del Sur y Cajamar, los dos grandes grupos en Andalucía, funcionan de puertas afuera exactamente igual que antes de los movimientos telúricos producido con la desaparición de las cajas de ahorro en el sector financiero andaluz y español. Es más, incluso han pillado buenas migajas de la tarta de las cajas. Se estima que algo más de un 6%  de la cuota de mercado de las desaparecidas cajas ha sido para las rurales en España.

No obstante Cajamar es algo más que una caja rural al uso. La entidad domiciliada en Almería es el eje económico –también social y político– entorno al que gira la vida de una porción muy importante de los clientes del mercado financiero del Levante español, especialmente el andaluz.

Algunos, por lo que parece, hasta hicieron su agosto al calor de la burbuja inmobiliaria con el dinero que salía de la caja.

Sin dudarlo se puede afirmar que en Almería y comarcas de influencia limítrofes no se ha movido nada en estas décadas sin que la entidad financiera por excelencia de Almería, sus rectores, diesen su visto bueno, además de la oportuna financiación. Algunos, por lo que parece, hasta hicieron su agosto al calor de la burbuja inmobiliaria con el dinero que salía de la caja.
En la propia web de Cajamar, la entidad se presenta con unos datos y que dan idea de la relevancia de esta institución financiera en la economía andaluza , amparado su funcionamiento bajo el paraguas de la legislación cooperativa española.

Cajamar Caja Rural es la primera caja rural española y la primera cooperativa de crédito española, con más de 1,4 millones de socios y 4 millones clientes. Es la entidad resultante de la fusión de cajas rurales de Andalucía (Almería y Málaga en 2000), Murcia (Campo de Cartagena en 1989), Madrid (Grumeco en 2000), Castilla y León (Caja Rural del Duero en 2007), Baleares (Caixa Rural de Balears en 2010), Comunidad Valenciana (CajaCampo en 2011, Caja Rural Castellón y Ruralcaja en 2012, Caja Rural de Casinos y Crèdit Valencia en 2013) y Canarias (Caja Rural de Canarias en 2013).
A 30 de junio de 2016, el Grupo Cooperativo Cajamar, cuenta con activos por importe de 39.892 millones de euros, un volumen de negocio gestionado de 67.773 millones de euros, coeficiente de solvencia del 11,58 %, ratio CET1 phased in del 11,40 %, 1.223 oficinas y 6.091 empleados.
Está presente en 42 provincias de Andalucía, Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Cataluña, Comunidad Valenciana, Extremadura, Galicia, La Rioja, Madrid, Navarra y Región de Murcia, así como en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla”.

 

Desde hace un año, una publicación comarcal del Levante de Almería, Actualidad Almanzora, viene destapando una serie de informaciones muy documentadas y contrastadas sobre actividades desempeñadas por altos cargos de la entidad que irían en contra de los intereses generales de la misma. Informaciones que, a día de hoy, han sido ignoradas y despreciadas formalmente por Cajamar.

 

Son los grandes números, la imagen que intenta vender la entidad Cajamar a la opinión pública fruto de una gestión que, formalmente, ha ido dando resultados en las cuentas anuales y superando los llamados test de estrés según publicita oficialmente la entidad.
Por otra parte parece bastante lógico pensar que dentro de una macroentidad de estas características exista en mayor o menos medida corrupción y corruptos, al menos en el mismo porcentaje existente en la sociedad en general.
Desde hace un año, una publicación comarcal del Levante de Almería, Actualidad Almanzora, viene destapando una serie de informaciones muy documentadas y contrastadas sobre actividades desempeñadas por altos cargos de la entidad que irían en contra de los intereses generales de la misma. Informaciones que, a día de hoy, han sido ignoradas y despreciadas formalmente por Cajamar.
Estos señores, José Luis Heredia y  Bartolomé Viúdez, según las revelaciones periodísticas de las que CONFIDENCIAL ANDALUZ da cuenta a partir de hoy, habrían concedido, por ejemplo, créditos millonarios a personas cuestionadas fiscalmente o deudoras de la entidad, a cambio de que les comprasen privadamente a ellos bienes muy por encima de su valor de mercado. Personajes que según parece, habrían utilizado su puesto relevante en la entidad para hacer negocios particulares al margen de la misma y, posiblemente, con consecuencias económicas adversas para Cajamar y sus cooperativistas accionistas.

Un silencio que levanta sospechas

Las informaciones publicadas en estos meses en distintas oleadas no han provocado ningún tipo de reacción oficial. Ni por parte de los aludidos Heredia y Viúdez, ni de la entidad Cajamar para la que siguen trabajando desde lo más alto del Consejo Rector; ni siquiera la Fiscalía de Almería  ha movido un músculo para saber que puede haber de cierto en las cosas que, negro sobre blanco, han ido viendo la luz y han sido la comidilla de los cenáculos políticos y económicos más selectos de Almería en estos meses. Por no hablar de empresarios supuestamente damnificados por estos tejemanejes, algunos con miedo a hablar en público. Lógicamente ningún medio de comunicación en Almería se ha hecho eco de estas informaciones del poderoso cliente publicitario que es para todos ellos la entidad Cajamar.

Y por supuesto no consta que los aludidos se hayan plantado en el juzgado de guardia a denunciar lo que se ha publicado, algo que a muchos puede llevar a  creer en la veracidad de lo que se cuenta y sospechar sobre el tamaño del enorme iceberg que se ocultaría por debajo.

Las informaciones publicadas en estos meses en distintas oleadas no han provocado ningún tipo de reacción oficial. Ni por parte de los aludidos Heredia y Viúdez, ni de la entidad Cajamar para la que siguen trabajando desde lo más alto del Consejo Rector.

Dada la relevancia del asunto y tras comprobar como esta información no ha trascendido los límites de la comarca del Levante en Almería,  nos planteamos publicarla en una serie de entregas informativas que ha venido sacando a la luz en estos meses Miguel Angel Sánchez, periodista y editor de Actualidad Almanzora.
No obstante, para avanzarles de qué va la historia, este podría ser el corolario a una truculenta actuación, lo que parece un modus operandi prolongado en el tiempo, que quedará desgranado para el lector en esta y próximas entregas. Se trata precisamente de un fragmento de la ultima información publicada por Actualidad Almanzora sobre este escándalo:

El exdirector General y hoy vicepresidente segundo del Consejo Rector de Cajamar, José Luis Heredia, cobró de un cliente por el mismo procedimiento que su número dos Bartolomé Viúdez. Cada uno recibió 1.232.070 euros por la venta de 14.000 m2 de suelo yermo en Vera. Los pagó una sociedad del empresario Miguel Rifá, uno de los mayores deudores de la entidad que por aquellos tiempos, 2007, recibía abultados créditos.
La acaudalada operación, en la que cambiaron de manos 2,4 millones euros, forma parte del conjunto de actividades privadas que los de la Caja realizaron durante el boom inmobiliario, ligándose accionarialmente a empresas del sector clientes de Cajamar.

Cajamar opta por el silencio

«Desistimos hace tiempo de facilitar información sobre la posición de nuestra entidad al respecto de este asunto, para no facilitar polémicas sobre unos hechos que se remontan a hace más de diez años».

CONFIDENCIAL ANDALUZ se ha puesto en contacto oficialmente con Cajamar, a través de su Departamento de Comunicación, para preguntarle su versión o posición ante estos hechos denunciados por la publicación comarcal. Su máximo responsable, Manuel Francisco Gutiérrez Navas, ha señalado que » no vamos a entrar en polémicas puesto que todo lo publicado responde a otro transfondo, como entiendo que ya conoces…» –¿…?–
«Es por ello –añade Gutiérrez Navas– que desistimos hace tiempo de facilitar información sobre la posición de nuestra entidad al respecto de este asunto, para no facilitar polémicas sobre unos hechos que se remontan a hace más de diez años, en un entorno empresarial y social que nada tiene que ver con el actual, y que hoy son alimentadas por personas cuya actuación responde a otro tipo de intereses».

Respecto a los supuestos intereses de los que habla Cajamar y que se ocultarían tras estas denuncias periodísticas, nada han aportado. Ni un dato. Ni siquiera la evidencia de un escrito denunciándolo públicamente, exigiendo rectificación o una denuncia en el Juzgado. Una actitud que recuerda una práctica muy habitual cuando se denuncian presuntas corrupciones en el seno de respetables instituciones públicas, semi públicas o privadas: matar al mensajero, (no sin antes intentar comprarle). Pero del mensaje, del contenido de la documentación que ha visto la luz, nada de nada. Ni una explicación. No existe la transparencia de la que hablan en público sus gestores.

Como queda dicho, los dos principales protagonistas de esta historia, José Luis Heredia y  Bartolomé Viúdez, ya no ocupan los mismos puestos ejecutivos de responsabilidad que tenían en Cajamar cuando arracaron las primeras denuncias periodísticas. Los últimos cambios, no obstante, propiciaron sus relevos aunque siguen vinculados a la entidad nada más y nada menos que desde su Consejo Rector, en el que Heredia figura como vicepresidente segundo. Es por lo que consideramos de interés general las informaciones que se han venido publicando en estos meses y sobre las que se la extendido un tupido velo de silencio en el entorno.

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Los señores Heredia y Viúdez  de Cajamar. Imagen Actualidad Almanzora.

 

Primera parte

El director nacional de sucursales de Cajamar estuvo vinculado al entramado DRV

Una de las empresas de Bartolomé Viúdez participó en Huertos del Castillo SL para construir un bloque de 40 viviendas en Huércal Overa con financiación de la entidad, que por impago acabó embargando gran parte del edificio

 

A través de Dopucasa SL, Viúdez y el ‘zona’ Francisco Alonso edificaron junto a Rodríguez Valero apartamentos que finalmente se quedó ‘La Caja’

La obra levantada en Huércal Overa por Huertos del Castillo SL llegó a reflejar en sus balances 14.930.609,64 euros en 2008 

 

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Miguel Angel Sánchez*

Dos artículos publicados por Actualidad Almanzora en su sección de opinión daban las primeras pistas sobre las actividades privadas de altos cargos de Cajamar que estuvieron fuertemente ligados a la gran promotora surgida en el Levante Almeriense al abrigo de la burbuja inmobiliaria, nos referimos a la mercantil que dirigía el anteles (oriundo de Antas) Diego Rodríguez Valero, DRV Expertos Inmobiliarios de Almería SL, que acabó en la quiebra dejando tras de sí una larga mancha de impagos que afectaron notablemente a sus acreedores. En los círculos empresariales de la comarca se sabe de sobra. En los juzgados de la zona, también.

La información que hoy traemos a estas páginas es sólo una muestra de esos vínculos entre significados miembros del poder financiero y DRV.

El 13 de agosto de 2004 se constituía en una notaría de la zona, bajo el número de protocolo 3.993, la sociedad limitada Huertos del Castillo de Huércal Overa. La formaban siete personas en representación propia, de terceros o de otras mercantiles. Junto al empresario Diego Rodríguez Valero firmaban la escritura pública el por entonces jefe territorial de Almería de Cajamar, Bartolomé Viúdez Zurano, “en representación de Matías Viúdez Zurano”; Antonio García Salcedo –director de una sucursal de Cajamar en Huércal Overa-, “en representación de su esposa”; y Francisco Alonso Guerrero, destacado empleado de Cajamar en la comarca y, paralelamente, administrador de una mercantil denominada Dopucasa SL –atención a este nombre-, cuyo domicilio social se encuentra en calle Era del Lugar 5 de Antas. Entre los accionistas de Dopucasa aparece, además de el entonces jefe de zona de Cajamar, Francisco Alonso, el propio Bartolomé Viúdez Zurano.

Zurano, bien entrado en la cincuentena y natural de la barriada huercalense de Santa María de Nieva, fue director de dos sucursales bancarias radicadas en este municipio allá por los 90. Primero en el Banco de Andalucía y más tarde fichado por Cajamar –entonces Caja Rural- para dirigir la sucursal de la Plaza de la Constitución. Con el nuevo siglo, Bartolomé Viúdez pasa a ocupar responsabilidades de mayor rango en Almería siendo primero Jefe Territorial de Cajamar en la provincia, después ‘territorial’ en la región de Murcia abarcando Pulpí, Huércal Overa y Los Vélez, y más tarde ascendido a director nacional de sucursales de la entidad. Bajo su mando se encuentran las más de 1.300 oficinas que tiene Cajamar repartidas por Almería y otras 40 provincias españolas. Ahí es nada. Se encuentra por tanto en la parte alta de la jerarquía directiva de la primera entidad de crédito almeriense.

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El empresario Diego Rodriguez Valero, muy vinculado al sector financiero almeriense y en particular con los directivos de Cajamar Heredia y Viúdez.

Pero sus actividades no se limitan, al menos durante la pasada década, a ‘La Caja’. Viúdez aparece como accionista en un conjunto de sociedades, todas dedicadas al ladrillo y siempre muy cerca de Diego Rodríguez Valero y sus empresas. Huertos del Castillo de Huércal Overa SL es una de ellas. A través de Dopucasa SL tenía ciento veinte mil participaciones con un valor de 120.000 euros. Él junto a sus otros socios, también señalados nombres de Cajamar.

Huertos del Castillo tenía como objeto social la realización de “toda clase de inversiones Inmobiliarias así como la compraventa de toda clase de bienes e inmuebles, incluso en régimen de multipropiedad, administración y explotación de fincas rústicas y urbanas, su conservación y reparación, la construcción de toda clase de edificaciones y obras tanto libres como de protección oficial, incluso obras civiles”, etc, etc.

La vinculación con la sociedad DRV de Diego Rodríguez Valero llegaba a los términos de compartir el domicilio social, es decir, tanto DRV como Huertos del Castillo tenían su sede la Calle del Mar 3 de Vera.

El total de lo desembolsado por los siete accionistas de Huertos del Castillo SL fue de 800.000 euros. Dopucasa SL, cuyo administrador solidario era por entonces Bartolomé Viúdez Zurano en su calidad de persona física y nunca en representación de Cajamar, había acordado tres días antes de constituirse Huertos del Castillo SL participar en la fundación de esta nueva mercantil. Lo hizo por decisión de la Junta Universal de Dopucasa SL reunida de forma extraordinaria el 10 de agosto de 2004, dando facultades al administrador Francisco Alonso Guerrero a firmar ante notario la constitución de Huertos del Castillo SL. Alonso, conocido popularmente en el pueblo de Antas como ‘el forroga’, compatibilizaba por aquellos días –al igual que Bartolomé Viúdez- sus tareas profesionales en Cajamar como jefe de la Zona Levante, con actividades privadas ligadas al ladrillo. De hecho, la sede de Dopucasa SL coincide con la dirección donde Diego Rodríguez Valero y el propio Francisco Alonso tenían su vivienda, la calle Era del Lugar de Antas –Valero la vendió tiempo después-. El hecho de que Docupasa SL y la DRV de Rodríguez Valero formaran tándem en los negocios no era fortuito, no en vano, tanto uno como otro se conocían por ser vecinos y todo apunta que también por las relaciones de DRV con la entidad Cajamar que pasaban, evidentemente, por el visto bueno de Francisco Alonso como jefe de la Zona Levante, y muy probablemente por su superior Bartolomé Viúdez.

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Uno de los dos helicóptero de la empresa DRV

Encontramos por tanto a conocidos miembros de la entidad Cajamar en la comarca relacionados con los negocios de la construcción guiados por el antense Rodríguez Valero (DRV). A saber, Antonio García Salcedo, director de sucursal en Huércal Overa; Francisco Alonso, jefe de Zona Levante; y Bartolomé Viúdez, el superior de los dos anteriores.

Pese a la presupuesta disposición a ganar dinero, el resultado de las actividades de Huertos del Castillo SL no fue muy boyante. El ejemplo del gran bloque de viviendas levantado en la entrada de Huércal Overa con plazas de garaje y bajos comerciales no concluyó en éxito a tenor de su situación actual. Localizado frente a la antigua plaza de abastos, hoy, transcurridos aproximadamente 7 años desde su terminación, los apartamentos están en manos de Cajamar, que al menos prestó a la sociedad para la compra del solar 1,6 millones de euros. Posteriormente, Huertos del Castillo SL suscribió nuevos créditos de mayor cuantía para la construcción del edificio.

En la actualidad, la obra forma parte de los activos de ‘La Caja’ a través de su empresa Cimenta2, que se ocupa de vender todas aquellas promociones fallidas que Cajamar hubo de quedarse, por lo general, debido a la imposibilidad de los prestatarios para hacer frente al pago de los créditos.

La obra levantada en Huércal Overa por Huertos del Castillo SL, llegó a contabilizar en sus balances 14.930.609,64 euros en 2008. ¡15 millones de euros!

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El empresario Diego Rodriguez Valero, en una actividad promocional de sus empresas.

Como conclusión de lo expuesto cabe preguntarse si Cajamar, que tiene 1,3 millones de socios –cooperativistas, y en definitiva depositantes o clientes de todos los niveles económicos-, respaldó financieramente a Huertos del Castillo SL respondiendo a sus principios de “desarrollo de actividades en un entorno ético, socialmente responsable y orientado a la acción social”, o si por en contrario los fondos que prestó a esta mercantil obedecían al simple hecho de que participaban en ella nombres destacados de la dirección. En más, el interrogante se extiende a la posibilidad de si, siendo como eran algunos de sus accionistas personas influyentes de Cajamar y con capacidad de decisión sobre la otorgación de créditos, la entidad era consciente de estas operaciones que acabaron fallidas y si tomó las debidas garantías o avales para garantizarse el cobro en caso de que fracasaran.

La negativa de varios de los citados a responder a nuestras llamadas –Bartolomé Viúdez llegó a colgar el teléfono tras identificarnos- no ayuda a esclarecer las cosas.

 

Próxima entrega

 

Los lazos de DRV con la elite financiera almeriense alcanzan al director general de Cajamar

José Luis Heredia constituyó Dopucasa SL junto al director nacional de Sucursales, Bartolomé Viúdez, y el ex jefe de la Zona Levante, Francisco Alonso, para fundar sociedades ligadas al ladrillo con el propietario de DRV, Diego Rodríguez Valero

La aventura de Dopucasa se extiende por Huertos del Castillo, Vera Gestión del Patrimonio y ramifica hasta Gruinver-6 SL, Nieva Golf, Promociones Real de Nieva y Grupo Inmobiliario Aguamar

 

Miguel Angel Sánchez es periodista y editor de la publicación comarcal Actualidad Almanzora. Esta serie de reportajes de investigación que reproducimos han sido publicados entre julio de 2015 y agosto de 2016 por dicha publicación.