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Los borregos de Panurgo

Hay un episodio, el que se encuentra entre los capítulos V y VIII del Libro IV de Gargantúa y Pantagruel, parece que inspirado a su vez en uno de los libros de la obra de Teófilo Folengo, Opus maccaronicum (de ahí el origen del apelativo ‘macarrónico’), que nos viene al pelo para describir el final de este descabellado periodo político que, por supuesto, nada tiene que ver con el debate Rajoy/Sánchez y lo que desde entonces viene sucediendo.

Cuenta el narrador que, contorneando el polo norte, se encontraron con una nave en la que viajaba entre otros el comerciante Dindenault, al que le llamó la atención el desbaratado Panurgo, a quién, sin duda por animar el encuentro, comenzó por llamarle ‘cornudo’. Se inicia en ese momento un brillantísimo diálogo platónico entre el petulante mercader, tratante de ganado, y el sabio y deslenguado Panurgo, que insinúa seguidamente, sin duda por hacer la travesía más pasajera, que pudo, en su día, haberse ‘ñacañacametesacatrincado’ a su ‘tan bella, tan afable, tan honesta, tan recatada mujer’.

Panurgo, tras un tira y afloja lleno de retruécanos, juegos de palabras, segundos sentidos y terceras intenciones, idea vengarse del tratante y le ruega con insistencia que le venda uno de los borregos, tan solo uno, del rebaño que transporta en el barco. El borreguero, para encarecer su ganado, se pierde en elogios buscando símiles en la mitología clásica durante largo rato. Finalmente accede a venderle a Panurgo –muy caro– un carnero, ‘hermoso y grande’, que separa de sus compañeros.

[blockquote style=»1″]’¿Queda por aquí algún alma borreguera?’.[/blockquote]

Los balidos del carnero, que Panurgo arroja al mar casi sin que nadie se dé cuenta, hacen que el resto del ganado ovino, como es costumbre en su especie, siga al primero y se lance también al mar. Tanto los pastores como el propio mercader, al intentar impedir que los borregos mueran ahogados, son arrastrados por estos y perecen ahogados igualmente. Panurgo, hecho el silencio, pregunta finalmente al resto de los pasajeros: ’¿Queda por aquí algún alma borreguera?’. Eso mismo cabría preguntar en el PP haciendo bocina con las manos: ¿queda por ahí algún alma borreguera?

Pedro Arriola y Rajoy EFEDecíamos en el artículo anterior de Teología y Geometría que quien ha fijado la estrategia del Partido Popular –desde que Aznar fue por primera vez presidente del partido hasta nuestros días– ha sido Pedro Arriola el brujo, sobrino de don Juan Ramón Jiménez, andaluz universal (el poeta), y esposo (el brujo, no el poeta) de doña Celia Villalobos, militante comunista en los estertores del Franquismo e inicios de la Inmaculada Transición, ‘gran rebelde centrista’ en las filas populares, enemiga acérrima de las rastas si tienen piojos, terror del Candy Crash en la vicepresidencia del Congreso y malagueña salerosa de película de Marisol cuando tiene un micrófono delante.

Pues bien, parece que esta vez no va a haber dinero que remedie el error táctico del nigromante, ni elecciones anticipadas que puedan socorrer ni a Rajoy ni al PP, aunque probablemente este partido tenga mucho que decir a la hora de aprobar determinadas leyes. Eso dicen, al parecer, las entrañas de la Comarca España esta vez. La estrategia que ha seguido Rajoy a pie juntillas desde la campaña electoral solo ha cumplido, pues, con uno de los objetivos prefijados por Arriola; el de fijar a su electorado base, algo, por otra parte, que estaba chupao de cumplir; si hay algo que no se mueve ni a tiros es ese porcentaje, entre el 20 y el 25% de voto cautivo (incluido el voto de monjas y asistidos) que consolida los cimientos de la España eterna. El resto, hasta llegar al porcentaje obtenido en las urnas por el PP en diciembre, lo han aportado a partes iguales el ‘¡que viene Podemos!’ y la musiquilla cool como de El Corte Inglés que usaron en la campaña de perfil bajo de navidad.

La pasta contra Arriola

Pero a lo que íbamos: a Pedro Arriola le desbaratan sus estrategias, como a Felipe II, ‘los elementos’, y tiene que recurrir a segundas y terceras oportunidades, aunque, particularmente en Andalucía, ni eso. Ahora parece que los que de verdad mandan y tienen la pasta no están por la labor y de terceras oportunidades nanay. ¿Quién iba a intuir que, a estas alturas, ‘por su izquierda aparecería Ciudadanos y mucho más en el extremo Podemos. Error letal’, como dice Graciano Palomo, el gran estilista, en un artículo de El Mundo. Ni los más conspicuos, andorreros y enterados de los ciudadanos decentes se habrían dado cuenta jamás de que la calle empezaba a oler raro, había más perros de los habituales, y flautas, caramillos y chirimías inundaban con sus melodías los contaminados aires urbanos. Y si ningún ciudadano decente estaba al tanto, ¡mucho menos un analista político! ¿Alguien sabía algo de esa gente irresponsable que tenía y tiene que irse a vivir debajo de un puente por no poder cumplir con sus obligaciones con los bancos, sostén de las ubres que surten de leche, miel y ambrosía a la civilización occidental? Nadie. Pedro Arriola, Narciso Michavila y la mistérica e hipnotizante agencia catalana SCPF (http://www.scpf.com), que parece que se ha hecho con la cuenta del PP, tampoco.

Las teles se desmadran

Pero lo cierto es que al PP de Arriola, Michavila y la ‘agencia’ no es que les haya fallado la realidad; les ha complicado la vida la eventualidad de la existencia de canales de televisión como La Sexta, que están en las manos adecuadas, económicamente hablando, pero cuyos contenidos permiten todavía que los receptores reciban mensajes altamente inadecuados, incluso nocivos, y cuyos emisores a estas alturas deberían estar confinados y atrincherados en el gulag de Internet. Con una RTVE secuestrada, una Antena 3 en su línea, un Telecinco choniberlusconiano, una Sexta bien canalizada y unos canales autonómicos como Canal Sur o Telemadrid (que, por razones distintas, cumplen con su función de aborregamiento masivo a la perfección) tendríamos garantizados, al menos, otros 40 años de paz y prosperidad. ¿Cómo ha podido el poder de verdad errar de esa manera? ¿Qué moda es esa de darle a los diferentes segmentos de teleconsumidores lo que quieren y no lo que necesitan? ¿Todo por canalizar de alguna manera los malos humos callejeros de empobrecidos e indignados? ¡Que se jodan! Y que se acabe esto de una vez; ¡ya sabemos que la chusma se agarra a un canal que reafirma su opinión como si les fuera la vida!pablo iglesias en la sexta web

Y se acabará, claro que se acabará, pero a su debido tiempo. Ahora lo que importa es que a miles, a decenas de miles de cargos y carguillos del PP, a miles, decenas de miles de enchufados acá y allá, solo les quedan las mieles de la empresa privada y el emprendimiento, que en un país en plena recuperación como España solo puede dar grandes beneficios y satisfacciones a gente preparada y trabajadora como la que ha venido okupando toda clase de asesorías y menesteres en las diferentes escalas de la administración y aledaños, sin necesidad de opositar. No creo que haga falta un Panurgo con un remo en la mano para evitar que vuelvan a la vida pública y al servicio a España, al menos de inmediato, ‘demostrándoles con retóricos lugares comunes las miserias de este mundo, el bien y la dicha de otra vida’, la del emprendimiento y la empresa privada, que es el lugar natural de los talentos liberales.

Pero ¿quién manda?

Por lo demás, como bien dice Javier Aroca en su artículo de eldiario.es Pero ¿quién manda?: ‘La parte cinematográfica de mis confidencias afirma que toda esta proliferación repentina de casos de corrupción, por cierto, sabidos desde hace mucho tiempo, obedecen a una Operación Pelícano 2, que pretende acongojar tanto al indolente presidente del PP como para llevarlo a la conclusión de que una retirada a tiempo es una victoria y que a su partido no le queda más remedio que retirarse a regenerarse -con él en Santa Pola-, permitiendo que gobiernen los otros. En esta operación estaría hasta la derecha con mayúsculas; perdida ya la confianza en el líder impertérrito, qué mejor para España que un Gobierno de trazas moderadas de Sánchez con Rivera.’

Si los problemas de la izquierda, e incluso del centro, se deben mayormente a su infinita capacidad de dividirse, la unanimidad católica, polaca y ovejuna de los cientos de miles de militantes y dirigentes del PP no se debe, como cabría esperar, al culto al líder carismático (que por otra parte nunca han tenido), ni a la ancestral reverencia por la estratificación jerárquica, clave en la psicología propia de la derecha española, ni siquiera al miedo a caer en desgracia y perder la colocación al atreverse a discrepar y decidir un camino distinto del ahogamiento o triunfo colectivo, aunque también; sino a la fe ciega en el dinero y en quienes lo manejan. Los mismos, hay que recordar, que acabaron con Suárez y UCD y decidieron apostar por una Alianza Popular, después PP, que ya nació corrupta y muy dopada y ha sido el instrumento favorito de bancos y oligopolios nacionales durante varias décadas, y los mismos que, probablemente, van a poner toda la pasta a cocer para que el PP, a mi juicio irredimible, pueda ‘regenerarse’ sin que falte de na.

Lo que quizás quede por explicar es qué papel tienen los factores externos, y no me refiero a los extraterrestres, en este proceso de encauzamiento del exceso de energía política de libre escape en esta segunda transición. Al final los Rafaeles, Chirbes, Reig (al que, por cierto, han echado de eldiario.es), igual acaban teniendo razón y todo vuelve a estar bien atado. Léanlos. Pero, como diría el otro Raphael: ¿qué sabe nadieeeee?