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Los chicos de la furgoneta

Javier_Menezo
Javier Menezo*

Ha pasado más de una semana de lo de Barcelona y la identificación de los verdaderos culpables da resultados. Escribo “lo de Barcelona” y no terrorista para no ser motejado de radical, aclaro. Ya, como mucho, oímos hablar de los autores materiales, que son los chicos de Ripoll. En otras versiones, los niños. Tenían 20 años y en Andalucía se diría que ya tenían los huevos gordos, pero la expresión hizo fortuna y ahí está: los niños, nos faltan los niños dice un titular.

Los autores materiales serían ellos, pero los espirituales pueden ser cualquiera. Normalmente la sociedad. Nada de que sorprendernos. El 11M también tuvo autores materiales y, durante años, medios conservadores exigieron conocer la verdad. Era una forma retórica de hablar. La verdad ya la conocían ellos de toda la vida. Fue ETA para que Zapatero ganase las elecciones.

Al principio se decía terroristas, pero muy al principio. Aún se estaba en shock y en ese momento no controla uno bien sus emociones. Al cambio ayudó la educadora social de Ripoll, que conoció a los niños y no se explica lo sucedido.

Su misiva tiene una primera parte llena de sentimiento y escrita en primera persona. Les conoció, les vio tener acné – ¿provocaría esto un trauma que a la larga les condujo al integrismo? No lo aclara, pero parece que no. El sujeto cambia a la hora de encontrar responsabilidades. Del yo pasa al nosotros. ¿Qué hemos hecho mal? Se pregunta. No ella, todos nosotros. Ella se diluye en el todo y eso que debió plantearse que hizo -ella -para que llegase un clérigo y en un par de charlas religiosas se ganara a los niños.

 

La pregunta sobre qué hicimos mal, pronto obtuvo una respuesta cargada de futuro. La culpa la tenía el Cid. Si no él exactamente, el Cantar del Mio Cid.

 

Al final, se dirige a los chicos, ajena, quizás por el trauma emocional, a que no pueden oírla. Para no causarle más dolor le informaré indirectamente,  igual que Cicerón cuando anunció la muerte de los conspiradores. Una sola palabra: vixere -han vivido-. Es decir, están muertos.  Da igual, les habla y amonesta “lo que habéis hecho no tiene explicación y es ilícito” Si, si. Les llega a sorprender fumando un porro en los servicios y la bronca es mayor. Es ilícito. No un crimen, no. Ilícito, una chiquillada que se les fue de las manos.

No crean que la reacción de la educadora es fruto de la idiosincrasia de esta tierra. Resulta muy ilustrativa la experiencia de Star Parker, una activista americana de raza negra que, en su juventud, fue detenida por robar. Su tutor escolar, un profesor de raza blanca, lejos de reprenderla, la eximió: “no debes preocuparse, tú no eres más que una víctima del racismo”.

La pregunta sobre qué hicimos mal, pronto obtuvo una respuesta cargada de futuro. La culpa la tenía el Cid. Si no él exactamente, el Cantar del Mio Cid. Otro educador escribió otra carta. Pedía a los docentes “pedagogía terapéutica”, ¿Cómo se les ocurre leer a alumnos desintegrados el fragmento del Cid invocando a Santiago Matamoros o matando musulmanes? Tiene razón, luego no queremos que pasen cosas. ¿Se leería el Poema del Cid en Ripoll y de aquellos polvos estos lodos?

El debate acaba de empezar. La cuestión puede ser similar a aquel plebiscito catalán de varias preguntas. La primera ¿debe seguir enseñándose en literatura española el Cantar del Mio Cid o poemas que hablen de la conquista de Granada? Si respondemos que sí, ¿no deberían suprimirse o reescribirse los pasajes que hoy resultan incorrectos. Sobre el asunto del cofre de los judíos, el buen profesor no ha dicho nada. Y eso que el pasaje se las trae. El Cid estafa a unos prestamistas judíos, avaros donde los haya. Si nos ponemos, nos ponemos. Mejor sería que el Cid solicite un crédito a los dos judíos, que no le ponen clausula suelo, y con ello organiza unas jornadas de concienciación en la diversidad con los musulmanes de Valencia.

No lo tomemos a risa. ¿Debería seguir leyéndose en clase La Fierecilla Domada? Pues hay maltrato animal y maltrato psicológico de la esposa. Un profesor ya cuestiona que se enseñe el Cid en Literatura, pronto le tocará al arte y esas esculturas de Santiago que adornan algunas iglesias. Alguien mata, lo hace de forma atroz, y nos preguntamos por nuestra culpa, en que les molestamos. El futuro se presenta interesante.

 

*Javier Menezo es Abogado. Letrado del SEPE (INEM). Militante de base del PSOE

@javimenezo