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Los ejes de mi carreta

Opinión/ Ramón Ramos.- Eran los primeros tiempos de la autonomía y su desarrollo administrativo se iba haciendo a costa de los ayuntamientos, por aquellos años la ‘jota de la corona’ de la casi recién estrenada democracia.

A ello se resistían alcaldes de primera hora, aquellos que se imbuyeron de municipalismo, capaces de enfrentarse a las coordenadas y hoja de ruta de su propio partido, en ese tiempo un omnipotente PSOE. Y cabezas visibles de aquella resistencia indisimulada eran Pedro Aparicio, en Málaga, y Antonio Jara, en Granada. Juntos montaron un ‘eje’ de colaboración municipal que, como primera expresión, experimentó en la promoción conjunta del potencial turístico de la Costa del Sol, playera y bien conectada a través de su aeropuerto, y monumental e histórica más la oferta de nieve, en Granada y Sierra Nevada. Francisco Bóveda y Juan Luis Álvarez, concejales, fueron los ‘soldados’ de aquella apuesta de los ‘generales’ Aparicio y Jara que la Junta-PSOE de Rodríguez de la Borbolla miraron con desconfianza cuando las dos ciudades comenzaron a trazar estrategias conjuntas bajo la enseña de aquel cartel que expresivamente mostraba un esquiador descendiendo desde las cumbres de Sierra Nevada con parada en la Alhambra y descenso final al sol y las playas malagueñas. ¡Milagros de la autonomía! Dos alcaldes enterraban la tradicional rivalidad, expresada sobre todo en temibles duelos futbolísticos, donde una ciudad de siempre más dinámica y abierta se enfrentaba a otra rentista, conservadora… donde hasta pocos años atrás debían acudir los malagueños a estudiar una carrera, resolver un pleito judicial o ser sorteados para la ‘mlli’…     

Hasta que -milagros del municipalismo- dos alcaldes ‘han firmado la paz’. Bienvenida sea en forma de nuevo ‘eje’ que aquí en Granada, se diga lo que se diga. Viene a expresar ‘sotto voce’ la irrelevancia cada día más palpable de la que un día fue capital administrativa del oriente andaluz.

En uno de aquellos tirones, “con nocturnidad y alevosía” –recuerda todavía hoy uno de los actores de primera fila entonces- la Junta decidió la segregación de Torremolinos y, de un plumazo, dejó a Málaga desprovista de su mejor bagaje económico y de imagen. En Torremolinos se concentraba el potencial que hacía de Málaga ciudad una potencia turística y económica nacional e indiscutiblemente andaluza: camas hoteleras, Palacio de Congresos, los grandes hoteles de las grandes cadenas….

Aunque nadie podría discutir la racionalidad de la medida, en Málaga si se pregunta a los actores de entonces todavía enmarcan aquella segregación en el escenario de un cierto ‘escarmiento’ a la figura de Pedro Aparicio, que aquella noche en que la ciudad descendió numéricamente a segunda en capacidad hotelera –y lo que significaba para las arcas municipales perder Torremolinos- con una frase que intento recordar, algo así como “pero qué se han creído en Sevilla, si en Málaga tenemos una ‘Expo’ todos los días…” Había otra forma de hacer las cosas: no se había consultado, no se había debatido, no se había estudiado… una segregación que tenía como banderín de enganche a un antiguo consejero del autodenominado Movimiento que –paradójicamente- durante el largo franquismo no había abierto la boca con tal demanda. 

Mediaba la década de los 80 y a Jara y Aparicio el tiempo se los llevó. Vinieron otros alcaldes, aquel ‘eje’ se enterró, Málaga trasladó sus rivalidades hacia Sevilla (lógico, el Granada languidecía en Segunda B, ya no había que subir la Cuesta de la Reina para estudiar una carrera y hasta la ‘mili’ desapareció, mientras la Junta alargaba sus tentáculos mastodóntico-administrativos con una vocación de omnipresencia digna de mejor causa). El ‘antisevillanismo’ se instaló con tintes de irracionalidad –todo hay que decirlo- en la capital de la Costa del Sol. Hasta que -milagros del municipalismo- dos alcaldes ‘han firmado la paz’. Bienvenida sea en forma de nuevo ‘eje’ que aquí en Granada, se diga lo que se diga. Viene a expresar ‘sotto voce’ la irrelevancia cada día más palpable de la que un día fue capital  administrativa del oriente andaluz.

Se habla de que nos incorporarán junto a Córdoba y otras voces dicen que, pasito a pasito, entrarían en el ‘eje’ las ocho capitales. Y, por qué no, las ciudades intermedias: Jerez, Marbella. Algeciras, Antequera… Y así, un día venturoso, toda Andalucía será un eje…

Entretanto, en Granada, para consolarnos, nos proponen promover candidatura a la capitalidad europea ¡¡¡en 2031!!! Es que aquí rodo va despacio: a paso de carreta.