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Como «corchos» de los Alcornocales

Benito Fdez 2
Benito Fernández

Hace unas semanas les prometí escribir un artículo sobre los alcaldes que han gobernado Sevilla en los últimos años, ya saben, desde que se acabó la dictadura y se celebraron las primeras elecciones municipales democráticas en 1979. Solo siete personas han ocupado ese puesto en estos treinta y siete años, Luis Uruñuela, Manuel del Valle, Alejandro Rojas-Marcos, Soledad Becerril, Alfredo Sánchez Monteseirín, Juan Ignacio Zoido y Juan Espadas, dos andalucistas, dos populares y tres socialistas. Todos tienen sus luces y sus sombras aunque algunos de ellos han tenido escasa luces.

Creo que coincidirán conmigo en que los dos más nefastos han sido, con diferencia, Alejandro y Alfredo, cuyos mandatos han estado sembrados de corruptelas y proyectos faraónicos que han lastrado durante muchos años las arcas hispalenses. Luis Uruñuela pecó de bisoñez y mala improvisación y Manuel del Valle de estar preso de unos intereses partidistas en una guerra interna del PSOE entre guerristas y borbollistas que le impidiron llevar a cabo proyectos vitales para la ciudad. Soledad fue una buena alcaldesa que le lavó la cara a Sevilla y se negó al chantaje urbanístico que le exigía el PA. Juan Espadas sigue siendo un melón sin calar y Zoido se ha empeñado y conseguido defraudar las excelentes expectativas que su inapelable triunfo provocó.

Son los que yo llamo “herederos de los Alcornocales”, no porque les guste este bellísio espacio natural gaditano sino porque, como su principal riqueza boscosa, el corcho, suelen siempre flotar y mantenerse en la cresta de la ola

De todas formas, más que los alcaldes en sí, cuya gestión es discutible, me quería referir a una especie de individuos que suelen medrar en el entorno de los partidos y que, mande quien mande, siempre suelen salir a flote y ocupar cargos bien remunerados en las diversas adminstraciones. Imagino que ustedes, mis asiduos lectores, conocerán a alguno de estos especímenes vivan donde vivan, ya sea en Madrid, en Barcelona, en Málaga, en Jaén o en Sevilla porque se dan en todos y cada uno de los rincones de España. Son los que yo llamo “herederos de los Alcornocales”, no porque les guste este bellísio espacio natural gaditano sino porque, como su principal riqueza boscosa, el corcho, suelen siempre flotar y mantenerse en la cresta de la ola sin que se llegue a saber por qué motivo y sin que hayan demostrado jamás saberes, conocimientos, habilidades o cualidades que avalen su gestión directiva.

Si como muestra vale un botón, voy a citar a algunos que todos los que viven en la capital de Andalucía conocen de sobra. Uno es un ex consejero socialista de la época de Rodríguez de la Borbolla y del primer Ejecutivo de Manuel Chaves que ocupó diversos cargos en el Gobierno andaluz, Antonio Pascuel Acosta, ahora presidente de la Fundación Endesa. El ex consejero jiennense de la Junta, experto en encuestas, sondeos y demoscopia, no solo ha sobrevivido a las luchas internas de su partido y a las presiones partidistas sino que ha sabido jugar a las suficientes bandas y captar apoyos mediáticos como para asegurarse su futuro y ser premiado por los empresarios cercanos a la derecha. Todo un logro en esta tierra.

Manuel Marchena Gómez, todopoderoso conseguidor con el alcalde Alfredo Sánchez Monteseirín. Un geógrafo de Brenes aficionado a correr marathones por todo el mundo.

La segunda pieza de este trío de ases es Manuel Marchena Gómez, todopoderoso conseguidor con el alcalde Alfredo Sánchez Monteseirín. Un geógrafo de Brenes aficionado a correr marathones por todo el mundo que fue director de la Oficina del Plan Estratégido, gerente del Urbanismo y consejero delegado de Emasesa y que con el que todo aquel que quería conseguir algo en Sevilla tenía que hablar.

“Tú no te preocupes, háblalo con Marchena y verás como te lo resuelve”, te decían en el Ayuntamiento. Nunca he sabido si estas conversaciones con Marchena eran gratis pero era cierto que por él pasaban todas las soluciones. En cierta ocasión me lo encontré en un restaurante de Johanesburgo al que había ido invitado por Coca-Cola durante el Mundial de Fútbol del 2010, que ganó España. Cuando me vio, puso cara de sorpresa y lo primero que me dijo fue: “El viaje me lo he pagado yo. Si qieres te enseño la factura”. Y es que era una época en la que todo, viajes, comilonas, maariscadas, se cargaba al erario público y en la que Manolo Marchena era uno e los sevillanos más poderosos.

Cónsul honorario de Brasil y ahora, que estaba casi en paro porque le cesaron fulminantemente como consul en abril pasado, Rodríguez Villalobos lo recupera con un sueldo superior al de la presidenta de la Junta.

Por último el tercer as de esta baraja, el as de copas, es el inefable Blas Ballesteros, nuevo gerente del Consorcio Provincial de Aguas a cargo e la Diputación, con un sueldo de casi 70.000 euros al año. Ballesteros también aterrizó en el Gobierno de Sanchez Monteseirín proveniente del sindicato Comisiones Obreras, haciéndose cargo del Area de Movilidad y pasando posteriormente a la Fundación NO&DO y a la Fundación DeSevilla fue también varios años. Nadie sabe por qué, consul honorario de Brasil y ahora, que estaba casi en paro porque le cesaron fulminantemente como consul en abril pasado, Rodríguez Villalobos lo recupera con un sueldo superior al de la presidenta de la Junta. He de reconocer que nunca he mantenido buenas relaciones personales con Blas y que no me ha invitado a sus fiestas, pero tendría que hablar con él para que me contara cómo lo hace para colocarse en puestos tan lucrativos…¿Tendrán algo que ver los carnés que lleva en su abultada cartera?

Lo dicho, en la capital de Andalucía, en este inicio del siglo XXI, seguimos encontrando similares personajes a los que retrató Cervantes a principios del sigle XVII con la diferencia de que aquellos medraban para sobrevivir y los de ahora utilizan la política y sus influencias para engordar sus bolsillos. En ambos casos son como corchos. Aquellos de jarras de agua no potable y éstos de carísimas botellas de Vega Sicilia. Al fin y al cabo, todos ellos sacados de los árboles de los Alcornocales y todos flotando en el seno de una sociedad y una política bastante corrupta.