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Los ‘juan marín’ de España

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Pepe Torrente

Lo que le gustaría a Cristina Cifuentes intercambiarse con Susana Díaz para comprobar cómo de relajada es la persecución política de los señores y señoras de Ciudadanos en Andalucía. Sólo por compararla con la que a ella le tienen marcada, en su agenda diaria, en la Asamblea madrileña.

Esto de ser conmilitón inesperado e insospechado del PSOE andaluz, tiene un alto precio de pago a la vuelta, que en el haber del Sr. Rivera constará como deuda a cobrar en el corto plazo, tanto a Pedro Sánchez como a Susana, sin duda, pero que pasará al debe a no mucho tardar; en cuanto los andaluces seamos llamados al cobro.

Ahora que Esperanza Aguirre ha mostrado el camino, a algunos de su partido, y a algunas de otros partidos también, de la digna reacción política declarándose responsable in vigilando e in eligendo, el ciudadano y joven político catalán limpia su pecho de estorbos que enturbien el brillo, para colgarse, ostentoso, una medalla de oro por el logro de la dimisión de Esperanza Aguirre.

[blockquote style=»1″]En el expediente de la excusa de su tierno consentimiento andaluz, para suavizar el risco que trajo la no mayoría absoluta de Susana Díaz, como queriendo justificarse, Ciudadanos y Juan Marín proponen dulzura como acción de control.[/blockquote]

No se cortan, oiga. Ellos mismos se auto homenajean, tal que si un Magic Andreu fueran, ensalzando sus logros en Madrid contra el PP. Pero olvidando, así, como el que no quiere la cosa, que también sostienen con una muleta de dos piernas y brazo articulado de amplio espectro, al PSOE de los Ere y los cursos de formación fraudulentos en Andalucía; al partido de los enchufatti que es tarde; de las proclamas obreras en pancartas y con el coche oficial esperando en la esquina de la pescadería de Juanillo; al régimen que hizo de la tierra andaluza su absoluta posesión y dominio con la tela de araña que tejieron y siguen tejiendo sus leales arañas.

En el expediente de la excusa de su tierno consentimiento andaluz, para suavizar el risco que trajo la no mayoría absoluta de Susana Díaz, como queriendo justificarse, Ciudadanos y Juan Marín proponen dulzura como acción de control. Es su oposición, que más pareciera gobierno. Su mano, ellos la llaman útil, le viene bien a quienes están acostumbrados a mandar más que a gobernar en Andalucía. Les han salvado de un purgatorio personal al que no están acostumbrados, tantos años ha.

Los Juan Marín de España tienen en Sevilla un apartamento alquilado, frente a San Gil, para dar clases de cómo dejar que sigan mandando igual, en régimen constante, a quienes no tienen mayoría absoluta, ni siquiera cerca. Dan clases de cómo desperdiciar una oportunidad cierta y verdadera de regeneración y pulcra limpieza tras treinta y seis años de gobierno hegemónico. De cómo permitir con su aquiescencia indisimulada que no se liquiden los usos y costumbres de quien no se desacostumbra a usar el poder como si de mayoría absoluta lo tuviera.

Ciudadanos, con ese Juan Marín del arco iris ideológico que los guía, tendrá que ser consciente de que llegará su primavera sin flores. Y que el otoño de ríos acaudalados de agua dejará de manar por el arroyuelo aquel que tanto manaba antes. Que le pregunten al PA, o a IU. Les responderán, porque de ese paseo, de ese deambular, saben mucho. Les dirán cómo se pegaron a quien los devoró, inmisericorde. Porque la gente, los que eligen con sus votos, entre la copia y el original, a la hora de la verdad, suele quedarse siempre con lo segundo. Podrán renegar de lo que escribo, pero a ver quien lo niega.