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Los retos de Interior (II)

Jose Manuel Sanchez Fornet
José Manuel Sánchez Fornet

La pasada semana dediqué el artículo a señalar algunos de los retos que, en mi opinión, tiene pendiente el Ministerio del Interior, señalando aquellos que afectan al conjunto de la ciudadanía, como son el terrorismo, el deficiente funcionamiento de los servicios de emergencia de Policía (091) y Guardia Civil (062), el adecuado despliegue de las fuerzas de seguridad del Estado, o acabar con las prácticas de “policía política” que se han venido produciendo los últimos años.

Me gustaría profundizar hoy en tres asuntos concretos que nunca ha abordado ningún Gobierno con el rigor y la seriedad que requieren, y me refiero a la violencia de género, la prostitución y la política contra las drogas.

TERRORISMO DE MACHO

Respecto a la violencia de género parece que los partidos mayoritarios, PP y PSOE, han acordado negociar un pacto de Estado contra la misma. Ya era hora. Para no repetir argumentos me remito a lo escrito aquí el 11 de marzo pasado porque todo lo dicho entonces sigue plenamente vigente (https://confidencialandaluz.com/14-mujeres-asesinadas/). Cuando se escribió aquel artículo eran 14 las mujeres víctimas del terrorismo machista en lo que iba de año, y a ese ritmo la proyección anual nos colocaba cerca de las 70 mujeres asesinadas al final del mismo. Que a fecha de hoy “solo” haya 39 víctimas de ese terrorismo no debe entenderse como una evolución positiva del fenómeno criminal, que se da en todas las sociedades -en las más avanzadas de Europa también- siendo posible combatirlo con más eficacia de lo que se hace en la actualidad.

Lo que no vale es negar las evidencias ni mantenerse en un maquillaje estadístico del fenómeno y las denuncias que se producen, no contabilizando aquellas que son archivadas en primera instancia sin investigar, debiendo cambiarse a un procedimiento donde se investiguen todas y cada una de las denuncias presentadas. Decir que solo el 0.0001% de las denuncias son falsas es mentir; supone creer que por el hecho de ser mujer se tiene mejor condición, más altura moral, rectitud y honradez que los hombres, que ser del género femenino conlleva por sí mismo ser una persona más benemérita que si eres hombre, y que aunque dispongan de una ley muy favorable para protegerlas no habrá quienes desde una condición ruin se van a aprovechar de la misma.

Esa falacia debe acabarse con la investigación de todas las denuncias que se presenten y ello por dos razones fundamentales: a) porque se trata de terrorismo machista y no vale que ningún terrorista quede impune, y b), porque una acusación tan grave contra un inocente no puede realizarse impunemente si es falsa. Se archivan siete de cada diez denuncias que se presentan sin ninguna actividad investigativa del cuerpo policial competente, lo que permite que haya terroristas machistas que quedan impunes y denuncias falsas contra inocentes, que también. Ambas cosas son muy injustas y deben impedirse.

PROSTITUCIÓN

La prostitución es otro fenómeno alegal que está siendo regulado con bandos municipales en algunas ciudades, pero que deja a decenas de miles de mujeres, muchas de ellas inmigrantes, en una completa situación de indefensión en manos de las mafias que trafican con seres humanos. Para aflorar esa delincuencia oculta tan brutal lo primero que procede es dar garantías a las mujeres que quieran ejercer esa profesión de que podrán hacerlo en la legalidad, con el mismo trato que cualquier otro trabajador/a, y atacar desde la Policía, con especialización, medios y el personal necesario, a las bandas organizadas internacionales de tráfico de mujeres y personas que son las mismas que lo hacen también con armas, drogas o cualquier otra sustancia que les produzca grandes beneficios.

Es cierto que hay muchas mujeres esclavas de estas mafias pero no es verdad que la inmensa mayoría de quienes ejercen la prostitución lo hagan forzadas por estas mafias. Se trata de atacar a esas mafias y liberar a las esclavas, permitiendo que quienes quieran vender su cuerpo, hombre o mujer, puedan hacerlo dentro de la legalidad, con garantías de control sanitario, impuestos, jubilación y todos los beneficios que conlleva ser un trabajador/a, ya sea autónomo, por cuenta propia o ajena y en el régimen laboral que se decida.

Es verdad que muchas mujeres pueden verse forzadas a ejercer la prostitución por la situación familiar o personal de falta de recursos económicos, porque no tengan trabajo en unos casos, o porque prefieran vender su cuerpo que cualquier otro trabajo que puedan conseguir porque le sea mucho más rentable económicamente.  Lo cierto es que el salario medio que obtiene una prostituta es muy superior al que puede obtener cualquier persona hoy en cualquier empleo de los que perciben el salario medio del país, así que quienes hablan de la dignidad de la mujer (se olvidan de que hay también hombres) y quieren impedir que puedan ejercer esa profesión, deberían hablar con las afectadas que les dirán que se sienten mucho más dignas y decentes ganando 2.000 o 3.000€ al mes con su cuerpo que ganando 500 por limpiar casas y mierda de otras personas, como camarera, despachando pizzas o en cualquier otra digna profesión. Fuera hipocresía social, menos teoría filosófica presuntamente solidaria y resolver el problema con las medidas que ellas y sus asociaciones demandan.

LEGALIZAR EL CONSUMO DE CANNABIS

Son ya varios los países que, con distintas fórmulas, permiten el consumo de droga, cannabis, con fines de mero disfrute de su uso. En las elecciones del pasado 9 de noviembre en Estados Unidos, otros tres estados se han sumado a la legalización del cannabis recreativo (ya había sido legalizado en los últimos años su uso con estos fines en Alaska, Oregón, Colorado y Washington), sumándose ahora California, Nevada y Massachusetts, y para usos medicinales ha sido aprobado también en Dakota del Norte Florida y Montana.

Su legalización en California, que es el Estado más poblado de los EEUU (40 millones de habitantes) y con una potencia económica superior a muchos países (Si fuera una nación independiente sería la octava economía mundial, con un PIB en torno a los 2,3 billones de dólares –dato del año 2014-), puede suponer el paso del Rubicón en las políticas prohibicionistas, que han dado tanta riqueza a tantas mafias, y comenzar el camino de las políticas reguladoras del uso y consumo de sustancias como el cannabis, científicamente acreditado menos adictiva que el tabaco y menos dañina para el organismo y la sociedad que el alcohol. No parece que en los Países Bajos, único Estado en Europa donde está regulado su consumo, ni en otros países donde se ha legalizado, se hayan producido más que beneficios para los consumidores y la sociedad, no conociéndose ningún derrumbamiento de la estructura social ni graves alteraciones ya sea de la seguridad, ya de la salud de la comunidad.

En nuestro país está despenalizado su consumo en domicilio particular pero supone una sanción administrativa hacerlo en la calle o llevarla encima aunque sea para uso propio en cantidades pequeñas. Aquí viene el nudo gordiano del asunto: Si puedes consumirla en casa ¿por qué si la policía (nacional, autonómica o local) o la Guardia Civil,  te identifica, cachea y encuentra una mínima dosis para consumo propio, la incauta y te sanciona con 600€ de multa? Esto, en países donde se respetan los derechos civiles de la ciudadanía y deben los agentes de la Autoridad exponer por escrito las razones por las que identifican a un ciudadano en la vía pública, argumentando la sospecha que los lleva a vulnerar su derecho a la libre circulación, no supone un problema porque las identificaciones son casos extraordinarios; en España, donde hay millones de identificaciones al año (más que en todos los países de la UE juntos), sin razón alguna, identificaciones masivas e indiscriminadas solo para rellenar estadísticas, supone una aberración, una brutalidad que se lleva cometiendo muchos años contra los jóvenes de este país, que se agrava con el hecho de que somos el segundo país de la UE con mayor número de jóvenes en paro (46%, solo detrás de Grecia).

Corrupción en el medallero

Incautación de la sustancia para consumo propio cuando la llevas para consumir en tu casa, que es legal, y multa que puede ser superior a lo que cobra ese joven durante un mes de trabajo es la política de España contra las drogas. Y recibir barcos que nos envía la DEA o el servicio antidroga inglés para que no lleguen a su jurisdicción, ahorrándose así la intervención de sus policías, gastos de juicios, mantener años de cárcel de cientos de detenidos en sus prisiones, y custodia de sustancias y barcos, que a España reportan como contraprestación medallas rojas pensionadas para algunos mandos, y fotos de presunta eficacia para políticos, medallas y fotos que pagamos a muy alto precio con dinero de todos por el coste al erario público de lo antes expuesto. Esto también es corrupción.

La regulación del uso del cannabis con fines recreativos ahorraría malestar a cientos de miles de jóvenes tratados injustamente; millones de horas de trabajo y controles de todas las policías; miles de horas de burocracia sancionando con cantidades muy elevadas para los salarios de hoy (en el supuesto de que sea un joven con trabajo, que es mucho suponer), y decenas de miles de delitos que se cometen y se podrían evitar si en vez de controles sistemáticos de jóvenes para incautarles una “china” y añadir el “palote” estadístico, la policía estuviera patrullando, previniendo delitos y no persiguiendo infracciones administrativas que deberían dejar de serlo por el bien de la ciudadanía. No se pueden mantener estas medidas injustas, tan lesivas para la juventud y para la ciudadanía, por desviar la práctica policial de la prevención del delito a la persecución de jóvenes que consumen una droga menos dañina que el tabaco y el alcohol, realizando además para imponer multas por sanciones administrativas controles masivos e indiscriminados que no están permitidos por la ley.