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Luis Salvador, el hacedor de alcaldes

Jesús Mª Cascón / Granada.- Quién se lo iba a decir hace unos años, cuando empezó a aparecer para sorpresa de muchos en la tertulia de «El gato al agua», de la desaparecida Intereconomía, que aquel joven senador socialista que empezaba a acudir semanalmente al programa de Antonio Jiménez, se iba a convertir en la llave para designar al futuro alcalde de Granada. Su aparición semanal y su habilidad para hacer amigos pronto le granjeó las simpatías de tertulianos como Mario Conde, Vidal Quadra y, sobre todo, de Albert Rivera. Mientras en el PSOE, su anterior partido, más de uno mostraba su rechazo por las constantes apariciones de Salvador en un programa para ellos muy de derechas, el entonces senador socialista no perdía la ocasión para ir estrechando lazos con aquellos contertulios a los que en un momento determinado podría necesitar para iniciar una nueva singladura política. 
Por eso, el día en que Salvador anunciaba su baja en el partido todos en Torre de la Pólvora no dudaron en afirmar que el futuro de su ya ex compañero pronto estaría ligado a algunas de las formaciones emergentes. Muchos apostaron por verle en el movimiento encabezado por Mario Conde, a quien acompañó incluso en algunos de sus viajes a Galicia y que le recomendó fichar por Ciudadanos; o por Vidal Quadra, si bien es cierto que en ambos casos hubo contactos, lo cierto es que el granadino pronto se vio seducido por Albert Rivera y su movimiento Ciudadanos. 
Aprovechando su comparecencia en el plató, entre tertulia y tertulia, Salvador consiguió que Rivera le viera como uno de sus hombres en Andalucía, y le encargara la formación de su partido en Granada. A partir de ese momento, el único objetivo de Luis Salvador fue lograr el apoyo del partido en Granada para ser designado candidato de Ciudadanos para encabezar las listas al ayuntamiento de Granada. Aunque algunos intentaron convencerle para que encabezara las listas al parlamento andaluz, Salvador prefirió rechazar tal ofrecimiento, a la espera de que el partido se consolidara, y apostar a caballo ganador: conseguir el acta de concejal en el ayuntamiento y, por qué no, poder ser decisivo para decidir quién podría gobernar la ciudad en caso de la pérdida de la mayoría absoluta del PP.
Para lograrlo, el nuevo hombre de confianza de Rivera no dudó en echar mano de algunos de sus ex compañeros del PSOE y, sobre todo, de animar a militantes y simpatizantes del PP a sumarse al proyecto, consciente de la importancia que el electorado popular podría tener llegado el caso. No dudó en hacer guiños a todo aquel que viniera del PP, una decisión nada equivocada viendo los resultados que obtendría ciudadanos en las zonas más proclives al coto popular en Granada. 
No deja de llamar la atención que Salvador, al que se llena la boca hablando de regeneración, no se avergüence de haberse escaqueado de sus obligaciones como funcionario, cobrando un sueldo que sale de los bolsillos de todos los ciudadanos para montar un partido político.
Tras esas elecciones, tal y como había previsto desde el mismo día que se marcó como objetivo encabezar la lista al ayuntamiento, Salvador empezó a mover sus peones para desgastar al PP. Primero, mantuvo en vilo a toda la ciudad al anunciar su apoyo a Paco Cuenca, un anuncio que no llegó a su fin tras las presiones de su partido en Madrid y sobre todo a las presiones ejercidas desde la propia cadena que le vio nacer como tertuliano estrella. Aquel primer fracaso no desanimaría a Salvador para conseguir su objetivo y entregar la alcaldía a sus antiguos compañeros socialistas…
Sin embargo, hay un capítulo importante en toda esta historia que, a buen seguro, podría haber sido otro. En ese capítulo desconocido para muchos se fragua el éxito de Salvador para haber logrado la implantación de su partido en Granada. De todos es conocido que Luis Salvador es funcionario de la Diputación Provincial y que, gracias en parte al apoyo del PP en su etapa en el gobierno de la Diputación destinándole a las dependencias de la Mariana Pineda, Salvador puedo montar el partido en Granada. Durante ese tiempo, a Luis Salvador era habitual verle en una de las esquinas del café Fútbol manteniendo reuniones durante toda la mañana para ir fichando a integrantes para su partido. Dicen las malas lenguas que todo ello se consiguió gracias a la permisibilidad de la Diputación al consentir que un funcionario utilizase su horario laboral para ir captando militantes para su partido, una postura que a buen seguro, de haber sido protagonizada por alguien cercano al PP, a estas horas ya habría sido criticada por los medios de comunicación. No deja de llamar la atención que Salvador, al que se llena la boca hablando de regeneración, no se avergüence de haberse escaqueado de sus obligaciones como funcionario, cobrando un sueldo que sale de los bolsillos de todos los ciudadanos para montar un partido político. Pero no es un incidente aislado: en su antiguo partido ya saben cómo se las gasta el ex Senador cuando ocupó el puesto de asesor del delegado del Gobierno en Andalucía, con Luis Rubiales, y se escaqueaba de su trabajo para hacer carrera dentro del partido organizando reuniones con los sectores más jóvenes del PSOE para lograr ocupar un puesto. O cuando optó a la secretaria general de su partido, o en su lucha al Senado utilizando métodos que no gustaron dentro del partido y que acabaron con la carrera de Salvador dentro del PSOE. Un partido que estaba a punto de expulsarlo del partido y al que abandonó Salvador cinco minutos antes.
Ahora, con el poder que le da tener cuatro concejales, ha decidido quitar de la ecuación municipal al PP y entregar la alcaldía al PSOE, claramente favorecido por el registro y la imputación de Pepe Torres. No han faltado los golpes de efecto, como la pedida del acta de diputado de deportes de la Diputación Provincial, un guiño para la galería y con el que excusarse ante la ciudadanía de imponer las mismas medidas de regeneración para todos. En este caso, el PSOE,conocedor de la intransigencia mostrada por Salvador al PP, no dudó en presionar a su diputado para que entregara el acta; tiempo habrá de premiar la fidelidad, y con ello cumplir la principal exigencia de Ciudadanos. Todo lo contrario de lo que sucedió en el PP con el empecinamiento de José Torres Hurtado para renunciar al sillón de la alcaldía. ¿Lo van pillando?.