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Luis Salvador, posible rival de Marín en Ciudadanos-Andalucía

Pepe Fdez
Pepe Fernández*

El diputado granadino de Ciudadanos, Luis Salvador, está siendo animado por cuadros y militantes de distintas provincias para que, llegado el momento, presente batalla mediante primarias a Juan Marín y sea nominado  candidato a la presidencia de la Junta por Ciudadanos. Esta operación que implicaría un posible cambio de liderazgo en la formación naranja, de la que se tienen solo breves y susurradas referencias, dicen que estaría bien vista desde las filas del PP-A, donde consideran que ellos pueden ganar las próximas autonómicas, aunque necesitarían de un C´s “menos entregado” al socialismo para que pudiese gobernar el presidente Bonilla; dicen que Luis Salvador es ideal por ser “cuña de la misma madera que Susana” y un contrastado anti Psoe. Fruto de esta movida serían los viajes que Marín está desplegando últimamente por la Andalucía del oriente, consciente como es el político sanluqueño del fracaso y la debilidad en muchos lugares de la acción de su aparato regional que controla, con escasísima o nula sensibilidad política, su cuñado Manolo Buzón.

 

El partido naranja es, por tanto, el talón de Aquiles del susanismo.

 

 

Ciudadanos es el partido que tiene la llave del futuro escenario político andaluz. El partido de Rivera en Andalucía, que obtuvo inesperadamente nueve escaños en el Parlamento autonómico, es el único que sustenta la estabilidad del gobierno de Susana Díaz; ello permite que el PSOE siga en el gobierno de la Junta que alcanzó por vez primera hace 35 años, en mayo de 1982, con Rafael Escuredo como presidente, logrando la primera de las sucesivas mayorías (absolutas) del socialismo en Andalucía en más de tres décadas.

El partido naranja es, por tanto, el talón de Aquiles en la encrucijada del susanismo que, como se está comprobando, se atrinchera, autonomiza e independiza frente a la Ejecutiva Federal de Pedro Sánchez, descartando la tan cacareada “integración” de la que tanto se habló por todos en la campaña de las primarias socialistas. Susana, como se está comprobando, no ha mandado fundir para hacer arados el acero de las espadas de su ejército que siguen en alto.

De momento el 90% de los delegados de este fin de semana al congreso regional están en la línea orgánica de la presidenta andaluza, según el resultado arrojado por los “congresillos” en las diversas provincias andaluzas este sábado y domingo pasado.

Atrás quedan heridas abiertas, algunas chorreando todavía, a causa de deslealtades y traiciones  como ha sucedido en Almería. Precisamente por este “desleal” revolcón interno de Susana Díaz al sanchismo andaluz –revancha la han llamado algunos– logrando copar con sus afines casi todas las delegaciones al congreso, es por lo que se oye en las filas del sanchismo hablar de los congresos provinciales que llegarán tras el verano. “En los congresos provinciales ya veremos qué pasa” dice un pedrista de los de primera hora, sin cargo orgánico y bastante mosqueado. Algo nada baladí si se tiene en cuenta que la red de apoyos del susanismo, su fuerza al frente del partido y de la Junta, está sustentada tradicionalmente en las redes provinciales establecidas durante las últimas tres décadas y media de gobierno socialista ininterrumpido.

 

En manos de esta formación está – guste o no– el que se cumpla el calendario electoral  a 2019, o bien que se adelanten las autonómicas andaluzas.

 

Así, la estabilidad institucional y política de Andalucía dependerá en gran medida de la que exista en el seno de los dos partidos que la mantienen, sumando ambos mayoría parlamentaria por un solo escaño tras una baja producida en C´s. De ahí que interesen especialmente los movimientos internos en el partido de Rivera y particularmente en Andalucía.

En manos de esta formación está – guste más o menos– el que se cumpla el calendario electoral a 2019 o bien que se adelanten las autonómicas andaluzas porque Díaz se vea obligada a ello ante una hipotética falta de apoyos. Algo que sucedería si C´s, por ejemplo, decidiese romper con el PSOE y no apoyar los presupuestos generales el año que viene.

Ciudadanos, como ha quedado evidenciado a lo largo y ancho de la geografía española, está sufriendo las consecuencias del efecto avalancha que le permitió crear una fuerza política donde no la había en muy poco tiempo, todo para poder concurrir por vez primera a las autonómicas andaluzas y después a las generales con buenos resultados, restando votos al PP y al PSOE.  

El cuerpo social de la militancia de Ciudadanos, por lo que se ha visto, está integrado por muchas personas procedentes de la vieja política, la mayoría ex militantes de otros partidos que en demasiados casos son los que manejan los distintos aparatos provinciales, entre ellos bastantes arribistas. También por miles de hombres y mujeres convencidos de la necesidad de un cambio tranquilo y real en la forma de conducir este país y a los que el discurso de Albert Rivera ilusionó y confió. Desde luego gente inexperta a la hora de saber cómo es por dentro la política en general y la de un partido en particular; personas que ahora empiezan a sentirse decepcionadas  y engañadas conforme muchos cargos cercanos en los que confiaron van enseñando la patita. Más de lo mismo, dicen desilusionados con aquellos que prometían la regeneración política en el entorno.

 

«El Clan de la manzanilla»

 

En el caso andaluz, como quedó contado hace tiempo en este reportaje sobre el denominado Clan de la manzanilla, todo empezó en Sanlúcar de Barrameda, lugar de veraneo habitual del que era Secretario General de Ciudadanos, Matías Alonso y también de su amigo y mano derecha en el área de  Territoriales nacionales,  Vicente Castillo, parlamentario catalán por Tarragona. Ambos a su vez amigos del veraneo de Manolo Buzón y de su cuñado Juan Marín, que llevaba años en política municipal aliado con el PSOE gaditano en Sanlúcar.

Por aquel entonces, con las prisas a cuenta del calendario, Rivera y su ejecutiva tenían que decidir en un plis plas quiénes iban a liderar Ciudadanos en las distintas comunidades autónomas.

En Andalucía, hasta entonces, había despuntado como cabeza visible de la formación naranja un ex senador socialista por Granada llamado Luis Salvador. Un político que se dio a conocer a través del denominado “TDT-Party”, las habituales tertulias televisivas donde mandaban la derecha política, los obispos o la ultraderecha española. También asistían algunos ‘socialistas‘ como Joaquín Leguina, José Luis Corcuera o el alcalde granadino de Jun, hoy flamante miembro de la ejecutiva federal de Pedro Sánchez gracias a Twitter.

 

Rivera y su dirección ejecutiva de Ciudadanos tuvo que decidir y optó, con las luces largas encendidas, por una solución andaluza que permitiese entenderse con la izquierda del PSOE, no con el PP de Moreno Bonilla condenado de antemano al fracaso.

 

Pese a la composición de las mesas de debate en los platós, Luis Salvador lograba zafarse con habilidad de los mensajes que estallaban a su derecha e izquierda ideológica; sin embargo, se transformaba como un licántropo a la hora de atacar a sus antiguas siglas y compañeros del PSOE, poniéndose en esas ocasiones al mismo nivel que los representantes más extremistas de la tertulia.

Rivera y su dirección ejecutiva de Ciudadanos tuvo que decidir y optó, con las luces largas encendidas, por una solución andaluza que permitiese entenderse con la izquierda del PSOE, no con el PP de Moreno Bonilla condenado de antemano al fracaso electoral, como así sucedió. Para esta tarea Rivera y sus asesores lo tuvieron claro: Juan Marín era el perfil idóneo. Además, tampoco en C´s se esperaban un triunfo electoral de nueve escaños a costa del PP andaluz. Marín se consolidó como dirigente, no como líder que sigue siendo el peor valorado en las encuestas.

Luis Salvador, el político que en Ciudadanos Andalucía le susurra al oído a la derecha, se quedó sin liderazgo andaluz y optó por volver a un escaño en Madrid – esta vez como diputado–  y de paso a los platós que le dieron fama y proyección entre el electorado de la derecha española. Desde entonces, Salvador, es un hombre a la espera y, ahora, le animan a presentar cara al denostado Clan de la manzanilla, donde radica el núcleo duro de C´S en Andalucía. Quienes le conocen no descartan que dé finalmente el paso y plante cara a Marín.

Luis Salvador mejor que nadie en C´s conoce los efectos del  abrazo del oso del que fue su partido, el PSOE. Así quedaron de tocados  el Partido Andalucista o Izquierda Unida  tras sus alianzas con el PSOE-A, convertido en algo más que un partido, dado el tiempo transcurrido en el poder. Y en ese trance está ahora Ciudadanos Andalucía, confundiéndose con el PSOE, durmiendo en la misma cama y corresponsabilizándose de una acción de gobierno que es “más de lo mismo de siempre”. Algo que un sector importante de la militancia naranja ni entiende ni acepta, no hablemos ya de lo que piensan los votantes del PP que prestaron su voto a un centro político regeneracionista.

 

‘Gatopardismo’ a la andaluza

 

Dos años después y gracias a la acción política de Ciudadanos apoyando sumisa e incondicionalmente al PSOE-A, los andaluces en general no han percibido ningún cambio real en el estilo de la gobernanza de Andalucía. Pequeños gestos, sí, cosas de interés puntual, titulares de prensa, mucho bla bla bla y pare Ud. de contar. De las cosas mollar ni hablamos y más bien se percibe todo lo contrario, que la vida sigue igual con los de siempre en el puente de mando. La fuerte reivindicación sobre un determinado modelo de partido – el de toda la vida, con Alfonso Guerra al lado–  por parte de Susana Díaz en las primarias socialistas, ha venido a remachar la idea gatopardista de que todo ha cambiado para que todo siga igual.  Y de esta situación es responsable, políticamente hablando, la formación naranja porque ayuda a mantenerla con sus votos desde hace dos años largos.

 

En los últimos meses, Ciudadanos Andalucía, ha podido comprobar cómo las débiles costuras del partido, creado de hoy para mañana, han empezado a ceder y estallar.

 

Se echa de menos un sondeo del EGOPA, aunque solo sea para contrastar  inesperadas encuestas con la gente en la playa; en los sondeos de la Universidad de Granada, con mayor o menor prestigio y credibilidad, no se les permite demasiadas florituras culinarias.  La última encuesta que se ha conocido, encargada por La Opinión de Málaga, revela un nulo desgaste del PSOE, bajada del PP y ligeros ascensos de Podemos y Ciudadanos. Lo cierto es que, pese a no haberla encargado Juan Cornejo desde el PSOE en San Vicente, sus dirigentes y su aparato de redes la han explotado hasta el hartazgo, siempre para mayor gloria del susanismo. De esta forma el PSOE-A ha logrado emitir una sola idea fuerza en estos días precongresuales: que la ausencia durante meses de Susana Díaz de las tareas de gobierno en Andalucía, volcada en su batalla por conquistar Ferraz, no ha supuesto ningún desgaste para la lideresa socialista ni para su partido en Andalucía. Y ahí quedó.

Mientras tanto en los últimos meses, Ciudadanos Andalucía, ha podido comprobar cómo las débiles costuras del partido, creado de hoy para mañana, han empezado a ceder y estallar.

Conviene recordar en este punto que, aprovechándose del descontrol inicial reinante durante la creación de Ciudadanos, en algunas provincias, el PP o grupos con intereses en su órbita económica, colaron a personas de su confianza en los flamantes aparatos provinciales de Ciudadanos. No conviene pues olvidar ese factor desestabilizador en algunas de las crisis padecidas por C´s en Andalucía.

Casi desde el primer momento Ciudadanos ha padecido problemas y reajustes internos; también abandonos del partido con el acta bajo el brazo, actitud nada ejemplar según Juan Marín que les exige sin éxito los sillones y los sueldos municipales. Chifla, chifla, le dicen los desertores

Los concejales de Jaén fueron los primeros en abandonar el barco. Denunciaron que les habían presionado para votar al candidato del PSOE a la alcaldía frente a José Enrique Fernández de Moya del PP, actualmente Secretario de Estado de Hacienda. Ciudadanos, oficialmente, comunicó que habían expulsado a los tres ediles de Jaén por aumentarse el sueldo junto a los del PP en uno de los primeros plenos de legislatura municipal.

 

El show de Almería

 

En la formación de los ayuntamientos Ciudadanos dio un espectáculo mayúsculo en Almería, en virtud de un pacto alcanzado por el entonces su líder provincial Miguel Cazorla con el PSOE. Veinticuatro horas antes del pleno de constitución del Ayuntamiento de Almería, PSOE y Ciudadanos, anunciaron públicamente ante los medios de comunicación un pacto para desalojar al PP que había perdido la mayoría en la capital. Horas antes del pleno, con el socialista Juan Carlos Pérez Navas con su discurso de alcalde en el bolsillo, se supo «de parte de Albert Rivera» que en Almería todo fuese para el PP, tanto Almería capital como –ojo– Roquetas de Mar donde seguiría de alcalde Gabriel Amat y ahí sigue. Dijeron que hasta Mariano Rajoy se molestó en llamar a Rivera ese fin de semana para frenar lo de Almería, lo que a muchos hizo preguntar una vez más ¿qué tendrá Almería para Rajoy y los moradores de Génova 13?

 

Fue Juan Marín en persona quien tuvo que ir a apagar el incendio prometiendo no se sabe muy bien qué cambios en Almería, pero la concejala volvió al redil nuevamente.

 

Hace unos días la concejala almeriense de Ciudadanos María Isabel (Mabel) Hernández Orlandi abandonó misteriosamente el grupo enfrentada abiertamente al portavoz Miguel Cazorla. Cinco días estuvo fuera. Fue Juan Marín en persona quien tuvo que ir a apagar el incendio almeriense prometiendo no se sabe muy bien qué cambios en Almería, pero la concejala volvió al redil nuevamente. Desde entonces el veterano y polémico político almeriense, Miguel Cazorla, parece que tiene puesta fecha de caducidad en Ciudadanos mientras deambula cabizbajo estos días por Plaza Vieja.  

En Huelva también ha saltado por los aires el grupo municipal, tras haber dejado pudrir la situación durante demasiadas semanas. De tres concejales que tenían solo les queda una, a la que los anteriores pretendieron anular quitándole la portavocía en plena baja médica por embarazo de riesgo. La marcha de dos concejales, además, ha supuesto que C´s pierda un diputado y presencia en la Diputación de Huelva.

En Málaga se han registrado movimientos telúricos internos en ayuntamientos de la provincia y también desde allí procede la primera diputada no adscrita de la actual legislatura autonómica, tras abandonar el partido. La diputada Carmen Prieto ha dicho, para justificar su baja, que su antiguo partido C´s «trabaja por la supervivencia eterna del régimen socialista, tan nefasto para nuestra tierra asolada por el paro y el subdesarrollo».

 

54 escaños frente a 55: prohibido faltar

 

Ciudadanos se ha quedado pues con ocho escaños en el Parlamento, de tal forma que la diferencia entre bloques queda establecida en solo un escaño, 54 a 55, con lo que ningún parlamentario del bloque gubernamental puede fallar en asistencia a los plenos. Y Ciudadanos se ha quedado con solo 18 concejales en las capitales andaluzas. Por las provincias, en ciudades relevantes, la sangría es constante, viniendo a confirmar la tensión interna a la que está sometida la formación de Rivera en Andalucía.

Ha llamado también la atención una coincidencia en las denuncias públicas de la mayoría de quienes han ido abandonando el partido. Solo cuando han estado fuera de la disciplina de la formación han contado cómo se financia Ciudadanos, supuestamente con dinero procedente de las instituciones, con cuentas centralizadas en Madrid y, según algunas opiniones, absolutamente al margen de la legalidad vigente en materia de financiación de partidos. Al parecer les exigen el 30% de la “recaudación” que hacen legalmente los grupos municipales por todos los ayuntamientos y diputaciones de España. Todo esto estaría recogido en grabaciones hechas a Manolo Buzón, número dos de C´s en Andalucía y cuñado de Juan Marín, conversaciones que están viendo la luz últimamente con gran escandalera social, todo ello especialmente agitado por quienes han abandonado el partido o han sido expulsados de malas maneras.

A la vista del panorama reinante en el seno de las dos fuerzas políticas que gobiernan Andalucía, PSOE-A y C´s-A, es posible concluir afirmando que se avecinan turbulencias a medio plazo; algo que quizás rompa con la estabilidad paradisíaca de Andalucía que Susana Díaz y Juan Marín venden orgullosos desde hace más de dos años.

 

 

*Pepe Fernández es Periodista. Editor y Director de Confidencial Andaluz

@Pepe_Fdez