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Manifestación de policías y guardias civiles en Madrid

Jose Manuel Sanchez Fornet
José Manuel Sánchez Fornet*

El sábado 18  de noviembre ha pasado a ser una fecha para la historia del movimiento asociativo (que no sindical, de momento) en la Policía. Una asociación de reciente creación, JUSAPOL (Justicia  Salarial Policial) ha llevado a cabo la movilización más multitudinaria de miembros de Policía y Guardia Civil celebrada nunca en España.

Según la delegación del Gobierno de Madrid han sido entre 28.000 y 30.000 los asistentes, y según los convocantes 100.000; aplicando el principio que no suele fallar de contar más o menos el doble de los que dice la delegación y la mitad de los que dicen los convocantes, eso podría llevarnos a una cifra aproximada a los 55.000 asistentes. Con una movilización así, los dirigentes de los sindicatos policiales representativos que no la han apoyado, o al menos el mayoritario, el que siempre ha mantenido la bandera reivindicativa hasta los últimos cinco años, deberían plantearse por vergüenza la dimisión inmediata. Nunca jamás se ha producido una desautorización tan incuestionable de un colectivo sobre sus sindicatos. La manifestación anterior a la referida que más se le acerca en número de asistentes data del 17 de noviembre de 2012, convocada por el SUP de entonces (que no tiene nada que ver con el de ahora) y apoyada solo por SIPE, sindicato no representativo que, junto con ARP, que tampoco lo es, son los únicos que han apoyado a Jusapol en sus movilizaciones desde la Policía. Aquella era la más numerosa hasta el momento, convocada para policías y con todos los gastos pagados por el sindicato. Según la delegación del Gobierno hubo 8.000 policías, nosotros calculamos entre 12.000 y 15.000 y la cifra que se difundió fue de 20.000. Antes, en los años 2009 y 2010 hubo otras en las que se sumaron los demás sindicatos y alguna asociación de la Guardia Civil pero siempre estuvimos entre 8.000 – 10.000 asistentes. A esta de Jusapol los policías que pagan cuotas a los sindicatos se han pagado además el billete del autobús y todos los gastos, en las anteriores lo pagaban los sindicatos y asociaciones.

 

Un asunto que se viene demandando desde hace 30 años pero que nunca ha tenido el viento a favor como ahora, con un cúmulo de circunstancias que hace que se esté más cerca que nunca de conseguirlo.

 

El motivo de la manifestación es acabar con la diferencia salarial entre policías autonómicas y locales con las del Estado. Un asunto que se viene demandando desde hace 30 años pero que nunca ha tenido el viento a favor como ahora, con un cúmulo de circunstancias que hace que se esté más cerca que nunca de conseguirlo. Los acontecimientos de Cataluña, con la actuación de los Mossos y las condiciones de traslado de policías y guardias civiles, que el Gobierno de la nación no tenga mayoría absoluta, la existencia de nuevos partidos como Cs y Podemos (de ambos hubo representación en la cabecera de la manifestación), y algún medio de comunicación “enfadado” con el actual ministro de Interior han hecho que la demanda haya sido ampliamente difundida y bien acogida por la sociedad. Tampoco debe ser ajeno al nacimiento y la pujanza con que lo hace jusapol la ineficacia sindical. En este punto hay que mirar al SUP porque siempre ha sido quien ha mantenido la reivindicación, la mayoría de las ocasiones en solitario y contra otros sindicatos. Su giro desde 2013 retirándose de las denuncias por corrupción, apoyando la ley “Mordaza”, o a mandos policiales condenados por torturas y ascendidos transmite al exterior una imagen fiel de lo que ha pasado en su interior y ausencia de movilizaciones (ni una sola manifestación como la de JUSAPOL en los últimos cinco años), que sumado a un clima cada día más hostil hacia los sindicatos de los miembros del colectivo han creado este movimiento que amenaza con arrastrarlos a la insignificancia.

 

JUSAPOL tiene ahora decisiones difíciles que adoptar. En su actual situación jurídica puede convocar manifestaciones y mantener unidos a policías y guardias civiles (es el mismo régimen jurídico que mantenemos en el Colectivo Democrático de Policías y Guardias Civiles, creado para defender los Derechos Humanos y las Libertades Públicas) pero no está legitimado por las leyes para participar en la determinación de las condiciones de trabajo de policías y guardias civiles, o sea, en salario, jornada laboral, etc. En esta situación, parafraseando a Arzallus ellos moverán el árbol, como ya lo están haciendo, pero a recoger los frutos, a negociar se sentarán otros, en el caso de la Policía los sindicatos representativos que no han movido un dedo ni gastado un euro en las movilizaciones. Otra cosa es lo que ocurre en la Guardia Civil, cuyas asociaciones se han sumado todas a las medidas de presión. En esta situación, para poder obtener los réditos de su esfuerzo JUSAPOL puede convertirse en sindicato policial, o crear uno con otras siglas que lo represente en las negociaciones, o apoyar a alguno de los no representativos suscribiendo los acuerdos precisos para que estos reciban su apoyo en las elecciones al Consejo de Policía de junio de 2019. O cualquier otra cosa menos permanecer como están porque quedan en evidente desventaja para concluir el proceso que han iniciado. Y cualquiera de estas opciones es compatible con mantener la asociación Jusapol como coordinadora conjunta de policías y guardias civiles para movilizaciones y presionar si fuera necesario. Cosa distinta es la Guardia Civil. Puesto que todas las asociaciones han apoyado a Jusapol y existen acuerdos entre ellos, deberían ser estas los que defiendan las tesis de Jusapol en dicho Cuerpo.

 

Entre 2005-2008 se cumplió un acuerdo de mejora salarial con 2-3 puntos de incremento por año sobre el IPC. La crisis impidió aplicar la segunda parte del plan previsto.

 

Otra cosa es la negociación con el Gobierno. Entre 2005-2008 se cumplió un acuerdo de mejora salarial con 2-3 puntos de incremento por año sobre el IPC. La crisis impidió aplicar la segunda parte del plan previsto. David Taguas, director de la Oficina Económica de Moncloa en 2007 y 2008 no pudo llevarlo a cabo. Solo hablé una vez con él en persona, en una cafetería, tras una llamada telefónica suya y pude ver en papel, sin tener copia, su plan de mejora salarial para Policía y Guardia Civil que se aplicaría al acabar el vigente entonces y que comprendería cinco años, 2009-2013. Supongo que el presidente le dijo que me llamara para dar continuidad a la segunda fase del acuerdo 2005-2008. Me pidió total discreción de esa reunión y de posteriores que decía íbamos a mantener pero que no se produjeron, sustituidas por conversaciones telefónicas porque ya se veía venir la crisis. Las reuniones solo debíamos conocerlas él, yo y una tercera persona a la que él daría cuenta (lógicamente el presidente Zapatero) y no debía saberlo nadie de Interior. Hoy se puede contar porque David Taguas del que tengo la mejor opinión como persona y como economista, además de cesar en esa responsabilidad económica en Moncloa en 2008 murió de infarto en febrero de 2014 cuando iba a cumplir 60 años.

 

De los documentos que me mostró, en fase de elaboración, recuerdo que eran estudios ponderados por provincias con datos de PIB, IPC, salario medio en el territorio, carestía de vida, consumo, vivienda, etc., que evidenciaban que entre las zonas más ricas y con sueldos más altos y las zonas más pobres había diferencias superiores al 40%. Le comenté que fundamental para nosotros era el salario medio de policías locales de ciudades con más de 40.000 habitantes, el de las policías autonómicas (Mosos, Ertzaintza y Forales) y el de las unidades adscritas a Andalucía, C. Valenciana y Galicia, las dos primeras con unos 300€ más de salario, extremo que le sorprendió y que desconocía. Según su idea eso solo podría hacerse con una norma específica de retribuciones de fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y había voluntad política de llevarla a efecto. Este segundo acuerdo constaba de dos fases, una primera de incremento salarial lineal a todos los miembros de Policía y Guardia Civil, y una segunda de incremento por territorios, atendiendo a la evidencia de que la carestía de vida en Barcelona, Ibiza o Madrid no es la misma que en Palencia, Dos Hermanas o Morón, por citar algunas como ejemplo.

 

Luego, siendo consciente de ello el presidente, parece que la solución está cercana. Hoy se dan las condiciones para que la ansiada equiparación sea conseguida por JUSAPOL.

 

De hecho ya existen pluses de insularidad y grandes urbes pero ridículos en su cuantía, y al plantearse como un sistema de retribuciones específico, las limitaciones del actual RD subordinado al sistema general de la función pública permitirían resolver el problema también de agravio en segunda actividad y jubilación actuando sobre los complementos específicos, complemento de destino e incluso el salario base, cuyas cuantías podrían ser distintas y superiores a las fijadas para la función pública, atendiendo al riesgo, peligrosidad, responsabilidad, dedicación… etc.  .

 

Me acordé de estas conversaciones con David Taguas al oír al presidente del Gobierno entrevistado hace pocos días en una emisora de radio, que preguntado por la equiparación salarial decía que es un problema que afecta a todos los funcionarios, que los de las comunidades autónomas perciben más salario que los del Estado. Luego, siendo consciente de ello el presidente, parece que la solución está cercana. No se trata de que un médico en Ronda o Cáceres cobre como uno en Barcelona, no; se trata de que el salario del médico en cada ciudad sea decente para mantener cierta dignidad en la vida personal de un servidor público tan necesario, y vale para médico, policía, bombero, enfermero, profesor… Hoy se dan las condiciones para que la ansiada equiparación sea conseguida por JUSAPOL.

 

*José Manuel Sánchez Fornet es Policia. Ex  Secretario General del SUP.
Miembro del Observatorio Derechos Humanos y Libertades Públicas

@sanchezfornet