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Manto de silencio

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Ramón Triviño*

En el agitado escenario político que vive España llama la atención el problema que debe abordar el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) sobre su propio futuro. No hace falta recordar que en estos últimos días se ha asistido al triste espectáculo de contemplar como, una vez más, una lucha cainita y fratricida hacía desangrarse a la histórica formación que fundó Pablo Iglesias Posse.

Desde el golpe de mano, o de timón como prefieren decir otros, que derribó al secretario general, que a continuación renunció a su acta de diputado, pasando por la designación de la Comisión Gestora, hasta llegar a la lamentada decisión de revalidar las políticas austericidas de Mariano Rajoy, mediante el voto imperativo de la abstención del grupo parlamentario del PSOE en el Congreso de los Diputados, la sensación de desgarro y de ruptura ha ido en aumento, haciendo casi imposible la tarea propuesta de tratar de coser las heridas.

Resulta algo más que llamativo el manto de silencio que desde Ferraz y la mayoría de los medios de comunicación se ha extendido sobre la afirmación de Pedro Sánchez relativa al final del mandato de la Gestora Socialista.

Este proceso, previsible pero no deseado, ha puesto de relieve la opinión mayoritaria de la militancia y simpatizantes socialistas, expresada a través de numerosas asambleas de las agrupaciones locales, recogidas de firmas y en las redes sociales, que se decantan claramente por la necesidad de darle la voz a las bases mediante la celebración de un Congreso Federal Extraordinario y la previa convocatoria de primarias para cubrir la vacante secretaría general.

Ante este escenario, resulta algo más que llamativo el manto de silencio que desde Ferraz y la mayoría de los medios de comunicación se ha extendido sobre la afirmación de Pedro Sánchez relativa al final del mandato de la Gestora Socialista.

En fuentes socialistas consultadas, se ha afirmado que el Comité Federal aprobó el aplazamiento de la convocatoria del Congreso Federal Extraordinario hasta que hubiera un nuevo Gobierno. Hecho que se producirá el próximo viernes día 4 de noviembre, cuando tomen posesión de sus cargos los componentes del nuevo Gabinete que presidirá Mariano Rajoy. Además, las mismas fuentes, aseguran que los Estatutos del PSOE dicen con claridad que se convocará un congreso tras la dimisión del secretario general.

También se señala que a partir de ahora toda la decisión de la Gestora, que no esté encaminada a convocar el citado Congreso Federal sería considerada como un ejercicio ilegítimo del poder. “Una usurpación ilegal de la soberanía del PSOE que corresponde a su militancia”, según las fuentes. No hay que olvidar que la legitimidad democrática depende de su origen, pero también de su ejercicio.

 

A partir de ahora toda la decisión de la Gestora, que no esté encaminada a convocar el citado Congreso Federal sería considerada como un ejercicio ilegítimo del poder.

 

La dilación de Rajoy a la hora de consumar el anuncio del nuevo Gobierno dará un breve respiro a la Comisión Gestora que preside Javier Fernández, que podrá utilizar las jornadas del puente, que se antoja corto, para establecer su estrategia de cara al futuro más inmediato y que aparece desdibujado por las posibles sanciones a los diputados díscolos que mantuvieron el No es No a Rajoy, y por los permanentes reproches que afean a los actuales mandarines del PSOE su cuestionada posición que, por otro lado, ha alejado aún más los puentes entre las partes en litigio.

También habrá que tener en cuenta la hoja de ruta que parece tener ya escrita la baronesa Susana Díaz, así como el grado de complicidad que Javier Fernández esté dispuesto a tener, poniendo en peligro su imagen de hombre íntegro y honesto. Además, habrá que estar pendiente de la forma en que Pedro Sánchez juegue sus cartas en la nueva singladura que ha emprendido con el eslogan #cojomicoche.

 

*Ramón Triviño es Periodista.