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Mar por derecho

Calderón Mar tiene tres micros universos: su familia junto a un ramillete de amigos, su despacho, y Andalucía.

Mar no sabe mentir – ni debe – y estoy segura de que no lo ha hecho jamás. Es curioso encontrar un personaje así y además, mujer, miembro de una sociedad que te obliga, para blindarte en femenino, a entreverar las verdades. Pero esa es ella, así de osada. Tanto como para jugársela siempre en público y en privado, en el cara a cara con Soledad Becerril, o con Rojas Marcos -cuando gobernaban en el ayuntamiento-, en la diputación, en un juicio con el Juez , en la Tele con Paco Robles, en la Fundación Blas Infante, en el viejo PA, o donde le ha correspondido.

Ella siempre va por derecho, con su derecho y el Derecho. Solo podía ser como es: abogada. La profesión la eligió a ella, pero me aventuro a afirmar que hubiera sido igualmente puntera entre fogones, siendo como es la mujer por excelencia en la Academia Andaluza de Gastronomía y el Vino, y doy fe por catar lo que hace, y como lo hace. Amén del tratamiento de ciencia que le da a la materia, rociado de esa rabiosa creatividad e intuición que tiene de lo culinario, podría llegar a ser una requetegrandísima máster chef, pero sin la capa rosa del neo-espectáculo.

Mar tiene tres micros universos: su familia junto a un ramillete de amigos, su despacho, y Andalucía. Otra cosa es Sevilla y Mar. Eso es un caso aparte, una atracción paronímica, como las cerezas que se enredan y tiran una de otra, como si de una lección de analogía semántica social nos quisieran dar el personaje y su ciudad.

Ambiciosa, austera, sobria, amante de las tradiciones, excesivamente generosa, solo temerosa de la noche y la soledad, dice no ser de izquierdas ni de derechas y busca, desaforadamente, el punto G de la política en un equilibrismo por el centro inexistente.

 

Mar tiene tres micros universos: su familia junto a un ramillete de amigos, su despacho, y Andalucía. Otra cosa es Sevilla y Mar. Eso es un caso aparte, una atracción patronímica.

 

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Encontramos en Mar la esencia del mejor perfume para resistir, sobrevivir, y azuzar la modernidad. Foto Diario de Sevilla.

Mar se refugia en donde, ella dice, se visten los valores, especialmente el de la justicia y la ecuanimidad. Nunca confunde el miedo con la prudencia, y es capaz de sentar en el banquillo, a diestro y siniestro, sin más lupa que la del delito. Trata al poder como si del no poder se tratara, los vapulea como iguales y nunca se doblega ni por plata, ni por prestigio, y mucho menos por el becerro de oro.

Ya en el 91, era la asesora jurídica de la Asociación Independiente de Mujeres Separadas de Andalucía. Poco después fue reclamada y aceptó – a pesar de su férrea resistencia- ser nombrada Directora del Área de Economía y Turismo, con Alejandro Rojas Marcos como Alcalde de Sevilla. Su brillante trabajo obligó a Soledad Becerril a suplicarle – como lo hace Soledad- a que fuera su concejala del tema estrella de Economía y Turismo, todo esto la llevo a la portavocía de la Diputación.

Para Sevilla, y para ambos gobiernos, era lo anterior y lo siguiente a imprescindible. Tenía un sentido tan preciso de la ciudad, una mirada equilibrada tan igualadora, tan sofocadora de los desmanes, tan inclusiva de lo diverso, como respetuosa de lo variopinto de los colores. Hubo un problema irresoluble… su sentido, a lo grande, del quehacer, de la gestión, de la mesura, y de la razón, que obligo a la unipersonal cúpula – que no la militancia- a investirla como disidente del PA, situándola en el portal de salida de la política en el 2003.

 

Su brillante trabajo obligó a Soledad Becerril a suplicarle – como lo hace Soledad- a que fuera su concejala del tema estrella de Economía y Turismo.

 

Mar es mucha Mar, y lo anecdótico pasó como una borrasca de baja intensidad. Su mundo tenía muchos epicentros y aquello solo fue un satélite de la micro política. Ella tiene, además, de forma muy marcada y desarrollada, el sentido del cuidado de los demás. Es como un instinto básico elevado a altas capacidades: allá donde hay una debilidad, aparece Mar con el botiquín de las emociones, de su tiempo, de sus mimos, de su sutil sabiduría, de su propia habitación. Es una seglar simulando a las monjitas de la caridad, en su vertiente bondadosa además de una Wikipedia encuadernada: no hay enfermedad, receta, pueblecito del más allá ó conflicto del más acá, que ella no conozca en profundidad. Es un pequeño oráculo que tenemos el privilegio de disponer quienes estamos cerca, y lejos.mar-calderron

Su despacho, escrupulosamente profesional, solo tiene dos rendijas por donde se cuelan las maltratadas y las personas víctimas de corrupción de la Banca, o de un PGOU, además. Su integridad le hace ganar pleitos por la rotundidad de su apertura en canal del asunto en cuestión, y por la inequívoca defensa, casi siempre irrefutable de sus defensas. Aunque a veces parezca que es la abogada de las causas perdidas, Mar es caballo ganador.
Mujer imprescindible e invisible en muchos casos para una generación, una ciudad, y una sociedad, la de la Sevilla que a costa de ensimismarse con su arte más comercial, posterga sus personas más ilustres sin el reconocimiento que le debe.

Es uno de los bastiones más brillantes de una época que se acaba y un referente, tan universal como sevillano, para un tiempo que no acaba de nacer y ya está agotado. Hagamos síntesis entre las clásicas y las contemporáneas, y encontraremos en Mar la esencia del mejor perfume para resistir, sobrevivir, y azuzar la modernidad.

 

*Kechu Aramburu es Profesora. Ex eurodiputada, diputada y parlamentaria andaluza con IU. Actualmente es independiente.

 

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