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¿Mareas blancas? ¿ y si expropiamos a Pascual ?

Pepe Fdez
Pepe Fernández*

La denominada por Susana Díaz como ‘la joya de la corona‘, esto es el sistema público de salud en Andalucía, parece que enfila camino del Monte de Piedad para su empeño. No funciona bien, es caótico en demasiados casos, independientemente del voluntarismo y entrega de los profesionales en general del Servicio Andaluz de Salud (SAS). El problema, por lo que se está viendo, parece que radica en la toma de decisiones (erróneas) del aparato funcionarial, técnico y político, que desde hace años maneja cortijeramente ese monstruo llamado SAS y que engulle una parte importante de los presupuestos generales de la Junta. Ya alertó la propia Susana en el Parlamento de los muchos millones que están en juego con la sanidad de todos.

El célebre médico granadino Jesús Candel (conocido como el activista Spiriman), en una de sus intervenciones videotransmitidas por las redes, llegó a apuntar en esa dirección anunciando por su parte que iba a salir mucha mierda, hablando incluso de financiaciones irregulares “para el partido”.

Y todo eso parece que podría estar sucediendo en el seno de la obra bandera del socialismo susanista, la sanidad pública. Decenas de discursos e intervenciones políticas de la presidenta andaluza pueden encontrarse en las hemerotecas donde Díaz presume de no privatizar como hacía la derecha del PP en Madrid o Castilla la Mancha, también ha alzado la voz para presumir del acceso universal a la sanidad publica andaluza y de los avances científicos logrados en la comunidad.

Que la política sanitaria andaluza no está bien gestionada lo demuestra el descontento que, empezando por Granada, ha seguido por Huelva y Málaga. La gente ha estallado y ningún partido ha podido capitalizar la protesta, pese a los infantiles esfuerzos hechos por el PP. El sondeo telefónico realizado, con unas ocho o nueve mil quejas recibidas por el PP, de entre nueve millones de usuarios, en el fondo dan un espaldarazo a la Junta si se analiza porcentualmente el resultado.

El actual consejero de Salud, Aquilino Alonso, está demostrando que hacía mejor su papel de segundo que como primero. Quienes le conocen hablan de él como de un asturiano maniobrero, pactista, discreto y correoso en el manejo de las estructuras siendo viceconsejero, pero que como responsable de la política sanitaria está evidenciando una torpeza que no solo perjudica a los usuarios de la sanidad, también a su propio partido y su presidenta, dedicada a cuestiones más importantes para ella que aguantar las andanadas de ese médico barbudo de Granada y al que no pueden tapar la boca porque habla desde Internet y no le hace falta Canal Sur TV. Entre otras cosas también está quedando al descubierto la realidad del soniquete que el PP ha venido usando para defenderse, que en Andalucía sí hay privatización y nos cuesta a los andaluces una buena millonada desde hace muchos años, décadas.

Que la sanidad andaluza no esta bien gestionada lo demuestra el descontento que, empezando por Granada, ha seguido por Huelva y Málaga. 

 

El caso Clinicas Pascual

Ahí está como ejemplo el caso de las Clínicas Pascual, sobre el que suenan tambores de guerra en estos días. Y claro que se construyen nuevos centros de salud en Andalucía que inaugura la presidenta. (Algunos como el de Loja lo llegan a inaugurar tres veces). Pero tras apagarse la publicidad de una inauguración a bombo y platillo, portando vara y medalla, nos hallamos con infinidad de centros que no pueden funcionar después por no disponer de la dotación presupuestaria correspondiente.

Pero volvamos sobre el caso de Clínicas Pascual ya que , dada la situación política generada por las mareas blancas de estos días en las calles de media Andalucía, podríamos encontrarnos ante el conejito blanco que Susana Díaz se saque de la chistera con tal de calmar los ánimos a miles de ciudadanos, cabreados por como le maltrata el sistema sanitario. Desde luego un golpe de efecto en forma de cortina de humo, para que nos entendamos.

Imaginemos un titular como este: “Susana Díaz expropia al primer empresario de la sanidad privada de Andalucia”.

¿Suena fuerte verdad? pues sí y parece que podría ser verdad ya que según diversas fuentes en ese tema estaría trabajando la administración Díaz en estos días con la intención de poner punto y final (en la calle y en los medios que no en los tribunales) a una conflictiva relación entre Pascual y la Junta sustentada durante años en cientos y cientos de millones de euros.

Se trataría, simple y llanamente, de expropiar las clínicas concertadas con José Manuel Pascual con tal de garantizar un servicio público esencial. Pascual es un empresario veterano en el sector cuyo protagonismo en los medios en estos años siempre fue de la mano de conflictos y escándalos de diversa consideración y gravedad. Pascual siempre estuvo muy cercano al PSOE y, particularmente a quienes en el partido han manejado la política sanitaria en las ultimas décadas, a algunos dándoles incluso trabajo cuando dejaban el cargo. Un tipo que quienes le conocen dicen que se cree siempre el más listo, el más importante y siempre quiere ganarse el último duro. Tipo singular por muchos motivos , especialmente popularizado cuando fue denunciando porque obligó a sus trabajadoras a llevar falda, delantal y cofia para atender al publico.

 

Imaginemos un titular como este: “Susana Díaz expropia al primer empresario de la sanidad privada de Andalucia”.

 

Alonso avanzó el uso “de todos los medios”

El consejero Alonso ya apuntó hace unos días en esa dirección de dureza si hacia falta, disponer de “todos” los medios para solucionar el grave problema planteado: “Nosotros esperamos llegar a un acuerdo (con Pascual) pero de no hacerlo tenemos que garantizar la asistencia sanitaria con todos los medios de los que dispone la administración y así lo haremos”.

El último conflicto con la empresa de Clínicas Pascual tiene como fondo la renovación por vencimiento hace meses del concierto por el servicio que varias clínicas ofrecen concertadas con el SAS en Villamartín, Sanlúcar de Barrameda y el Puerto de Santa María, todas en la provincia de Cádiz. (El chiclanero consejero de Presidencia, Jiménez Barrios, ha intentado hacer una incursión para mediar en el conflicto y ha triunfado retirándose) Pascual mantiene otras tres clínicas más concertadas actualmente con la Junta, el Hospital de San Rafael, también en Cádiz, el Hospital Blanca Paloma en Huelva y el Hospital Dr. Pacual en Málaga.

Paralelamente los tribunales han empezado a ser determinantes en la larga batalla entre Junta y Pascual al emitir sentencias favorables al segundo; la última sentencia del TSJA obliga a pagar a la Junta un total de 15 millones de euros, ocho de los cuales ya fueron depositados por la administración autonómica hace unos días en cuenta judicial.

 

Pascual mantiene otras tres clínicas más concertadas con la Junta, el Hospital de San Rafael, también en Cádiz, el Hospital Blanca Paloma en Lepe (Huelva) y el Hospital Dr. Pacual en Málaga.

 

¿El precio justo?

“El caso”, indicó el consejero en el Parlamento, “es que si finalmente no es posible llegar a un acuerdo, y en ausencia de otros dispositivos, habrá que seguir contando con los servicios de estos tres hospitales pagando por ello unos precios justos hasta que podamos prestar la asistencia con medios propios”.

Lo del “precio justo” está por ver si, finalmente, se impone como parece la ruptura y el “pascualazo”  en tiempos de Navidad, como con Rumasa. Pascual , sin estar amparado por concierto alguno, podrá poner legalmente el precio de sus tarifas en sus facturas al SAS y probablemente la Justicia le volverá a dar la razón.

De por medio los trabajadores, víctimas de la situación y a los que Pascual ha empujado a protestar ante la Junta. Más de dos mil que ven como a diario se prescinde de compañeros, despedidos, al disminuir el envío de pacientes por parte del SAS como método de presión y de ahorro.

Así pues, según todos los indicios, el siguiente capítulo de esta bronca puede alcanzar palabras mayores en el Boja ante el rumoreado golpe de timón, expropiándole el uso de tres clínicas a Pascual.

Independientemente de la legalidad o no de la medida – los tribunales dirán si llega el caso- lo cierto es que el primer titular resultante de una decisión política de estas características, supondría una proyección muy positiva de la imagen de Susana Díaz especialmente deteriorada a nivel estatal. Por aquí, las mareas seguirán mareando y los problemas seguirán en manos de burócratas del partido, pero la presidenta de Andalucía habrá demostrado, BOJA en mano, que ella no privatiza la sanidad; ella va más allá y expropia a empresarios ricos gracias a al negocio sanitario  como Jose Manuel Pascual. Atentos pues a los dos Consejos de Gobierno que le restan al año 16, en uno de ellos puede que se tome una decisión sobre el problema sanitario en estas tres localidades gaditanas. Lo que quizás nunca sabremos es quienes son los responsables primeros de la conflictiva relación con Pascual que tantos millones le han costado ( y le costará) a los andaluces. Eso sí que merecería una comisión de investigación parlamentaria.

 

*Pepe Fernández es Periodista. Editor y Director de confidencialandaluz.com