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Más vale prevenir que lamentar. Emergencias, asignatura pendiente

¿El accidente de Spanair en Barajas? ¿El accidente del Alvia en Santiago? ¿El 11M en Madrid; ¿El terremoto de Lorca? ¿La riada reciente en Mallorca?

 

¿Algún lector de este artículo recuerda haber leído, visto u oído, que las autoridades del PP o del PSOE hayan reconocido tras una catástrofe que las cosas se pudieron hacer mejor, antes o después de los hechos en cuestión? ¿El accidente de Spanair en Barajas? ¿El accidente del Alvia en Santiago? ¿El 11M en Madrid; ¿El terremoto de Lorca? ¿La riada reciente en Mallorca?

España tiene una asignatura pendiente en estos casos, primero para prevenir y después en la ayuda a los afectados. Quienes tuvieron ayudas por el terremoto en Lorca tienen hoy reclamación para devolver el dinero recibido con intereses. Es evidente que alguien les informó mal y que la administración ha fallado a todos los afectados. Acudieron las autoridades para hacerse la foto prometiendo ayudas porque forma parte de su papel en la obra de teatro que representan y después se olvidaron, y ahora, varios años después, les reclaman que devuelvan el dinero recibido más los intereses por el tiempo transcurrido. Los políticos responsables deberían ser señalados y expulsados de las instituciones y de sus partidos si fuésemos lo que no somos: un país con instituciones y dirigentes decentes.

 

España tiene una asignatura pendiente en estos casos, primero para prevenir y después en la ayuda a los afectados.

 

El 20 de agosto de 2011 un avión de Spanair se estrelló al despegar de Barajas provocando 154 víctimas mortales. Poco tiempo después se organizó por la comunidad autónoma madrileña  un acto de homenaje a los servicios de emergencia por su eficacia y por haber salvado muchas vidas, según los discursos de Esperanza Aguirre recogidos por los medios de comunicación que acompañan siempre a los políticos, de cualquier signo, en estos eventos para encubrir la realidad. Con el reparto de medallas y fanfarrias pretenden, y consiguen, ocultar la realidad de los hechos. Ya se supo entonces pero en círculos restringidos y además es de esas cosas políticamente incorrectas que no publica nadie, y es que si hay algo que no hubo en este accidente fue eficacia, inmediatez, organización…y ha sido ahora, años después, cuando algunas víctimas han dicho que la espera se les hizo eterna, que se auxiliaron entre ellas, que vieron a personas morir quemadas o ahogadas, algunas seguramente imposibles de salvar pero otras podrían haber sobrevivido con más eficacia en el rescate, porque los servicios de emergencia tardaron más de una hora en llegar al lugar del accidente. Una hora en esa situación se hace una eternidad.

El 24 de julio de 2013 un tren Alvia descarrila en Santiago provocando 84 muertos y 144 heridos. Aprovechando la actuación policial en el rescate alguien decidió que un comisario de confianza política merecía una medalla roja. Este mando no participó en el rescate de heridos y su actuación consistió en acudir al aeropuerto en un coche oficial a recoger a una autoridad institucional y trasladarla a Santiago. Debió de hacer virguerías y jugarse la vida en ese trayecto para que lo propusieran para una medalla roja pensionada. Como el hecho escandalizó en la Policía se decidió entregar también medallas rojas pensionadas a más de una decena de policías de los que sí participaron en el rescate pero todas ellas inmerecidas conforme a la ley. Quien decidió quien merecía medalla o no fueron los jefes y aprovecharon para premiar a los que les eran más afines.

 

Con el reparto de medallas y fanfarrias pretenden, y consiguen, ocultar la realidad de los hechos.

 

El 9 de octubre pasado en Sant Llorenç, Mallorca, una tormenta descargó con virulencia convirtiendo un arroyo seco en una torrentera brutal; acabó con la vida de 13 personas, inundó 350 viviendas y arrastró más de 500 vehículos. Murieron siete españoles, tres alemanes, dos británicos, una holandesa; ocho varones, uno de ellos menor, y cinco mujeres.

La naturaleza tiene tiempos distintos a los humanos. Una riada por la crecida de un rio o por un torrente en una zona seca puede ser habitual que se produzca cada muchos años, 100, 150, 200 o más. En ese tiempo, en la escala humana pasan varias generaciones y se olvida que por aquella riera seca pasó una vez, en tiempos de los antepasados, un potente cauce de agua y barro que destruye todo a su paso. La tecnología actual permite saber por dónde discurren esos cauces. Cuando se producen catástrofes como la de Mallorca las autoridades deberían revisar su  responsabilidad por permitir construir en zonas peligrosas como en este caso.

En el análisis posterior de funcionamiento de los servicios de emergencia parece evidenciarse que los efectivos que acudieron al lugar lo hicieron con presteza e inmediatez, y que se produjo un grave fallo por falta de personal y coordinación en el teléfono de emergencias 112. Debe reseñarse que, según los datos conocidos hoy, no hubo ninguna vida que hubiera podido salvarse por una actuación distinta y más eficaz, pero sí es necesario realizar una valoración crítica de los hechos para corregir errores y que no se vuelvan a producir, porque estos mismos errores cometidos en el futuro quizás entonces sí puedan costar vidas. Prevenir antes que lamentar. El problema del 112 fue la falta de personal, que había cinco operadores telefónicos en vez de ocho y que faltaba un jefe de sala, el responsable de tomar decisiones que no se adoptaron en el momento oportuno. Faltó gente para atender las llamadas de auxilio, no había ningún cargo que tomara decisiones y las comunicaciones con la zona cero fueron inexistentes.El turno de noche no fue reforzado y más de mil llamadas quedaron sin atender. No había comunicación entre la Sala 112 y el centro de operaciones, organizado sobre el lugar del desastre que coordinaba a los equipos que se habían desplazado a la zona afectada. Un teléfono especial de llamadas para estos supuestos nunca se activó, el 112 se bloqueó y cientos de personas realizaron llamadas sin recibir respuesta adecuada. Desde una calle de la zona afectada llamaban, el 112 recibía la llamada pero no podía pasarla a efectivos que estaban en la calle de al lado del requirente.

 

Mallorca: prevenir antes que lamentar. El problema del 112 fue la falta de personal, que había cinco operadores telefónicos en vez de ocho y que faltaba un jefe de sala, el responsable de tomar decisiones que no se adoptaron en el momento oportuno.

 

En los atentados del 11M quedó de manifiesto la rivalidad entre la Policía y la Guardia Civil, una práctica habitual que rara vez es de dominio público. Los perros detectores de drogas o explosivos tienen un tiempo limitado de uso porque pierden el olfato y la atención transcurridas unas dos horas de trabajo. Era competencia de la Policía y la Guardia Civil ofreció sus perros detectores de explosivos para colaborar. La Policía se negó y para justificar que no eran necesarios los perros de la Guardia Civil sacaron animales detectores de drogas, que no detectan explosivos que es lo que se buscaba el 11M ¿Creen que ha pasado algo por esa negligencia que pudo costar muchas vidas de haber habido vehículos con explosivos? No, algunos de quienes tomaron esas decisiones se jubilaron con varias medallas rojas. Esta es la verdad de la sociedad en la que vivimos por más que los de la Casta política corrupta y privilegiada quieren mantener la falsedad de lo políticamente correcto.