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Medio siglo de la caída de 4 bombas atómicas en Almería

Una historia de contaminación, censuras, incógnitas e intereses políticos en la Andalucía franquista de los años sesenta

Gonzalo Gragera
Gonzalo Gragera

Un 17 de enero de 1966 sucedió en Andalucía unos de los hechos más insólitos en su historia reciente: el incidente de Palomares. ¿Qué fue? ¿Qué significó para la España de aquellos años? El suceso de Palomares fue un accidente nuclear acaecido en las costas de Almería; un accidente en que la Fuerza Aérea de los Estados Unidos de América perdió un avión cisterna, un bombardero estratégico y las armas nucleares transportadas en este último.

¿Cómo se desarrollaron los acontecimientos de este capítulo de nuestra historia? Contextualizamos: un bombardero estratégico estadounidense B-52 y un avión nodriza KC-135 colisionan a 10.000 metros de distancia de la costa almeriense. El primero, el bombardero de los EE UU, retornaba con total normalidad de la frontera turco-soviética hacia la Base Aérea de Seymour Johnson, en Carolina del Norte; el KC-135, por su parte, acababa de partir de la Base Aérea de Morón.

Lo que en principio resultaba una operación rutinaria dentro de las Fuerzas Aéreas desembocó en un accidente sin precedentes. El fallo se debió a un error de maniobra de acoplamiento, por el que ambas aeronaves colisionaron. Según la versión oficial de los hechos, los tripulantes lograron escapar del accidente, aunque nunca se confirmó su supervivencia. Por ello, resulta desconcertante el documento que aporta Confidencial Andaluz, que habla, sin tapujos, de fallecidos. ¿Qué sucedió realmente? ¿Quedó cerrada la investigación? ¿Qué pasó con estos tripulantes desaparecidos?

Lo único que, a priori, tenemos claro, es el material que los aviones transportaban. El B-52 llevaba cuatro bombas termonucleares Mark 28 de 1.5 megatones cada una, de 1.5 metros de largo por 0.5 metros de ancho, con un peso de 800 Kg. Como resultado de la explosión se configuró en el cielo de Almería un aerosol, es decir, una nube de finas partículas compuesta por los óxidos de elementos transuránicos que formaban parte del núcleo de las bombas, más el tritio que se vaporizó al romperse el núcleo. La contaminación resultante superó los 7400 Bq/m2, con notables diferencias según el punto considerado, habiendo zonas más contaminadas aún. En los últimos años de la década de los 80 la contaminación residual era de 2.500 a 3.000 veces superior a la de las pruebas atómicas. Como verán, un despropósito.

 

Altos mandos militares españoles y un americano se retratan para la posteridad ante lo que quedó de una de las bombas atómicas caídas en Palomares.

 

¿QUÉ PAPEL JUGARON LOS AGENTES INTERNACIONALES AFECTADOS?
Fraga y el embajador USA en Palomares
Manuel Fraga fue el director de la ‘Crisis de Palomares‘. Tras su famoso baño atiende a los periodistas desplazados al lugar del siniestro.

La dictadura del régimen franquista, presionada por el Gobierno estadounidense, censuró y silenció los informes de monitorización médica hasta que el gobierno de Felipe González los desclasificó en 1986. El régimen restó importancia al asunto y castigó a quienes pretendieron investigar y destapar los pormenores del accidente. Un dato significativo, en este sentido: el Gobierno no suministró protección de ninguna clase a los guardias civiles que estuvieron involucrados en la limpieza de la costa almeriense. Otro, que se aporta en la denuncia interpuesta por la Federación Provincial de Ecologistas en Acción-Almería y a la que ha tenido acceso este periódico, donde figuran las palabras de Manuel Fraga publicadas por el diario Arriba el 13 de febrero de 1966: “Puedo asegurar rotundamente que no hay en la tierra ni en el mar ningún tipo de contaminación”. Años más tarde, el 13 de agosto de 1968, se reconoció al Ministro de Industria, Gregorio López Bravo, en una carta redactada por el presidente de la Junta de Energía Nuclear, que “se quedaron en el terreno unos cuantos kilos de óxido de plutonio”. Exactamente, nueve.

Aproximadamente el 29% de la población de Palomares presentaba trazas de plutonio radiactivo en su organismo. Hoy día, existen urbanizaciones cercanas a la costa de Almería en que se ha prohibido la construcción de nuevos edificios por parte del Consejo de Seguridad Nuclear debido a la contaminación, aún persistente en las zonas afectadas.

A pesar de todo lo que hemos contado –detalles que denotan sin titubeos la gravedad que alcanza el hecho–, los principales agentes internacionales implicados en el caso, España y EE UU, tuvieron otros intereses sobre el tablero. La principal preocupación de los Estados Unidos se hallaba en la pérdida de una bomba nuclear en la colisión de las dos aeronaves, o mejor dicho, en la búsqueda de esa bomba perdida entre los escombros del accidente, ¿qué pensaría la comunidad internacional, en el contexto de la Guerra Fría, de que una hegemonía económica-política, como lo era la estadounidense, perdiese en un error de maniobra una bomba atómica? En cuanto al movimiento franquista, los censores del régimen maquillaron los acontecimientos del hecho con un propósito claro y conciso: no dañar la buena imagen que tenía el turismo extranjero de España en la década de los años sesenta. Pero la verdad, con el paso de los años y las investigaciones, se fue mostrando.

 

bomba caida en Palomares web
Estos artefactos atómicos dejaron impregnados en la tierra almeriense 9 kilos de óxido de plutonio.

 

LAS ÚLTIMAS NOTICIAS DEL CASO

Las últimas noticias del caso publicadas, después de cincuenta años de trámites y juicios, están relacionadas con la Fiscalía General del Estado. Esta institución ha archivado la investigación pendiente desde el pasado verano en relación con la descontaminación de las zonas costeras del incidente de Palomares. La indagación del órgano judicial, promovida gracias a la denuncia de Ecologistas en Acción, ha decidido desistir en las diligencias.

El fiscal, el pasado 8 de julio de 2015, estimó oportuno abrir las diligencias pertinentes para limitar el alcance de esta denuncia. No obstante, tras recopilar información de diferentes instituciones y organismos públicos, se estimó conveniente el carpetazo al hecho, fundamentado en que “han sido numerosas las actuaciones que desde el año 2004 se han llevado a cabo por las autoridades y funcionarios competentes para dar una solución definitiva a la retirada y traslado de las tierras contaminadas por el accidente de 1966”.

Ecologistas en Acción ha criticado en su escrito del pasado 14 de enero a los últimos Gobiernos democráticos por «no hacer la suficiente presión sobre EE UU». Sin embargo, esta organización valora el acuerdo de octubre, que, en su opinión, «abre la puerta a la solución del conflicto». Pero recuerda, aun así, que se trata de un «escueto texto de cuatro páginas». Reclama «que se hagan públicos los detalles del acuerdo y que se compense a la población local por los daños sufridos por la limitación del desarrollo de la zona y por la amenaza para la salud». En el principio de acuerdo entre España y EE UU no se fijan ni plazos ni se establecen los costes que asumirá cada país en la limpieza y traslado de los residuos.

 

Palomares estado de los aviones tras accidente en 1966 web
Un gran barco americano carga en Palomares los restos de los aviones siniestrados para llevárselos a un cementerio nuclear en EEUU. Aquí se dejaron 9 kg de Plutonio esparcido y enterrado bajo tierra almeriense.

 

 

LA DENUNCIA DE ‘ECOLOGISTAS EN ACCIÓN’ QUE LA FISCALÍA HA ARCHIVADO